Dom 29.12.2002
cash

AJUSTE DEL TIPO DE CAMBIO, EL MIEDO DE LOS EXTRANJEROS Y TARIFAS

“La devaluación nos benefició”

El presidente de la Asociación de Hoteles de Turismo y accionista del Regente Palace está entusiasmado con el crecimiento de la afluencia de turistas extranjeros, que vienen al país de precios baratos.

Por Cledis Candelaresi

Según los datos difundidos el viernes por la Secretaría de Turismo, esta temporada promete movilizar 6500 millones de pesos, casi el doble que el año anterior. Para los hoteleros, sin embargo, es apenas un bálsamo para la crisis que los sacudió y de la cual la devaluación no habría conseguido sacarlos. El presidente de la Asociación de Hoteles de Turismo de la República Argentina (representa a los hoteles de cuatro y cinco estrellas y apart hotel) y accionista del Regente Palace, Luis María Ferrucci, explicó a Cash cuál es el perfil del turista extranjero que llegó superando el temor a la inseguridad y cómo a los locales hubo que conservarlos a fuerza de pesificar las tarifas.
¿Están gozando del boom del turismo receptivo posdevaluación?
–Nunca se previó un boom, porque en la última época de la convertibilidad la hotelería estaba en una crisis terminal. De todos modos, sí es cierto que hubo una mayor afluencia de turistas extranjeros, en forma incipiente en enero y febrero, y con más intensidad a partir de marzo, que benefició especialmente a los hoteles cuatro estrellas, que, por razones obvias, tienen una tarifa menor. La devaluación nos benefició. Pero las ventajas recién comienzan a sentirse ahora.
¿Qué significa que los hoteles cuatro estrellas sean los más beneficiados?
–Que están alcanzando la mayor ocupación, en el orden del 70 al 80 por ciento, cuando en muchos casos apenas llegaban al 20 por ciento. Le aclaro que el nivel de ocupación razonable es del 60.
¿Cuál es el perfil del turista extranjero que viene a la Argentina?
–A partir de marzo comenzó una gran avalancha desde otros países de Latinoamérica, de México hacia el sur y, en particular, de naciones limítrofes. Muchos de Uruguay, aunque luego éstos disminuyeron cuando se desató la crisis de su país. Los turistas que vienen pertenecen a la clase media y media baja, quienes ahora aprovechan la posibilidad de disfrutar Argentina, algo que en los últimos años les resultó prohibitivo.
¿Por qué no hay afluencia de turistas europeos?
–Obviamente no es por el precio, que está muy bajo en dólares. De todos modos, yo tengo la percepción de que en poco tiempo comenzará el turismo desde los Estados Unidos y Europa. Al margen de la promoción, es muy eficaz el boca a boca. Esto fue determinante en los tres primeros meses del año, cuando la televisión mostraba manifestaciones y muertos. Los pocos turistas que venían constataron que sólo se trataba de la pintoresca imagen de una señora golpeando las cacerolas frente a los bancos.
¿Las noticias de Argentina desalentaron a muchos viajeros?
–Sin duda que fue así. Yo recibí gran cantidad de mails de operadores del exterior que querían chequear cuál era la situación en materia de seguridad, porque muchos potenciales clientes se desanimaban frente a las noticias que le llegaban desde aquí.
¿Tienen de este gobierno el mismo apoyo que, presuntamente, les brindaba el de la Alianza, para el que el turismo iba a ser motor de la economía?
–La verdad es que faltan planes de mediano y corto plazo. Por la crisis económica no se puede hacer una promoción adecuada. El Estado hoy no tiene los recursos de que disponía en otra época y pide que la promoción la haga la actividad privada. Nosotros más no podemos hacer. Las cadenas tienen cerca de seiscientas bocas de expendio en todo el mundo, desde las cuales promocionan a la Argentina. Pero no podemos llegar al gran público: para eso hace falta contratar segundos de TV y eso es muy caro. Existe un impuesto del 5 por ciento sobre los pasajes aéreos internacionales que permite recaudar, estimo, más de 60 millones de dólares anuales.
¿A qué se destinan esos fondos?
–Desgraciadamente, no pueden tener asignación específica. Así que van al Tesoro. Es el Congreso el que tiene la última palabra sobre este tema.
¿Los hoteles aplican tarifas diferenciales para nacionales y extranjeros?
–Los hoteles deben ofrecer tarifas en pesos para los argentinos y en dólares para los extranjeros. Con la devaluación, bajaron nuestras tarifas en 50 por ciento. Aún así, el argentino no la puede pagar.
La crisis dio también lugar a una guerra en la cual muchos hoteles comenzaron a ofrecer servicios por debajo del costo.
–Correcto. Pero esa es una decisión comercial de cada hotel. No es correcto imponer precios máximos pero tampoco mínimos. No es fácil acomodarnos. Hasta hace poco había competencia de proveedores para abastecernos. Ahora hay escasez de insumos y precios en alza de nuestros proveedores, porque aumentamos la demanda de productos. Conseguir toallas puede demorar unos tres meses. Lo que tenemos que destacar es el acompañamiento del personal, que hasta soportó reducción de salarios.
La Asociación se negó a pagar los 100 pesos que ordenó el Gobierno.
–Porque lo dispuso cuando estábamos en el comienzo de la crisis. Ahora planteamos por escrito a la ministra de Trabajo que queremos discutir salarios pero en el ámbito de la paritaria y no aceptar la imposición de un decreto. No es sólo un problema económico sino también filosófico.
¿El sector no tiene ahora el aliento de una buena temporada?
–Los hoteleros de la costa están muy entusiasmados: esperan ocupación plena. Y en algunos otros lugares, como en la Patagonia, será muy alta.

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