Dom 12.01.2003
cash

DESNUTRICION INFANTIL HOY Y DAñOS A MEDIANO PLAZO

El riesgo país que no miramos

El especialista Eduardo Bustelo propone crear el Indicador de Riesgo Infantil (IRI) para medir la viabilidad de la economía en el mediano plazo.

Por Eduardo Bustelo *

La idea de anticipar riesgos antes de realizar inversiones, particularmente en economías “emergentes”, es crucial. Asimismo, es importante destacar que se ha reducido el umbral temporal a partir del cual los agentes económicos esperan extraer un rendimiento. Se busca una realización casi instantánea de los beneficios por lo que se ha desatado una verdadera “impaciencia del capital”. Para reducir esa ansiedad se han desarrollado una multiplicidad de indicadores y ha surgido una serie de empresas calificadoras de riesgo. El más conocido indicador es el “riesgo país” cuyo objetivo es asesorar a los inversores de portafolio acerca de la solidez de los títulos emitidos por un país particular. Dicha “solidez” refleja cotidianamente, por una parte, la situación económica de un país en términos de su capacidad de cumplir con los compromisos financieros que emanan de los títulos que componen su endeudamiento externo, y por otra, el entorno político, jurídico y social que también inciden sobre esa capacidad. Por lo tanto, más que riesgo país es un indicador que “mide” riesgo para los inversores externos.
Las variaciones del “riesgo país” tienen poco que ver con un “cálculo científico” sino que reflejan en gran parte, una evaluación cotidiana realizada por determinados “operadores” económicos. Es decir, el peso de los componentes exógenos o “subjetivos” del indicador superan ampliamente a los componentes cuantitativos endógenos del mismo y que están asociados a la evolución de la economía real.
De otro lado, estamos en una instancia en donde el capitalismo trata de “despersonalizar” las relaciones económicas particularmente las relaciones de dominación. Así lo que sucede se atribuye al “estado de ánimo” de los mercados o como resultado del funcionamiento “espontáneo” del sistema. El “riesgo país” sería así como un indicador “inocente” de toda operación para su “significación” social y política. Esta aclaración no es una cuestión menor ya que, el “riesgo país” se ha convertido a través de masivas operaciones mediáticas en un indicador de aprobación social y política de lo que acontece y aún más, de verdadera “sanción” de lo que políticamente y socialmente es “bueno” o “incorrecto”.
Se hace por lo tanto evidente la necesidad de desarrollar otro indicador que traduzca los “verdaderos” riesgos de un país. Y la mejor manera de “medir” esos riesgos sería el Indicador de Riesgo Infantil (IRI) ya que, los niños/as componen el sector social más vulnerable y un “daño” a los mismos haría a mediano plazo inviable una economía y una sociedad. Igualmente, los indicadores de bienestar infantil están estrechamente correlacionados a la situación socioeconómica del hogar, a la evolución del empleo y los salarios y a la provisión de servicios sociales públicos universales.
Metodológicamente, el IRI requiere un desarrollo significativo de informaciones estadísticas, de cuantificación y estandarización de variables y de evaluación de los pesos relativos que deben atribuirse a las distintas dimensiones cuantitativas. Entre los componentes del IRI deben construirse agrupamientos de variables relacionadas a la situación económica (financiamiento de programas sociales, evolución de los salarios y su distribución, indicadores relacionados al empleo), la situación política (sensibilidad de los candidatos, de las autoridades, de los legisladores y de los agentes económicos hacia las necesidades e intereses de los niños/as), la situación social (indicadores de morbilidad y mortalidad infantil, de nutrición, indicadores sobre salud materno infantil, informaciones relacionadas al sector educativo) y por último, a la situación jurídica (el estado de situación de los derechos de los niños, la “seguridad” de la infancia). Las universidades nacionales u otras instituciones públicas en estrecha colaboración con el INdEC, podrían concretar el desarrollo metodológico de este crucial indicador y encargarse de su operatividad a nivel de los medios de comunicación.
Con el IRI la sociedad en su conjunto podría tener una idea de la situación social y de su evolución por lo menos mensual. Sería también de gran ayuda a los agentes económicos particularmente también para los inversores externos así toman en cuenta “otros” riesgos que tal vez, les importen de igual manera que los riesgos asociados a sus ganancias personales. El IRI tiene la ventaja de ser un indicador de anticipación de los hechos lo que en el caso de la infancia es fundamental ya que, se pueden prevenir fatalidades que luego se hacen irreversibles. La mayoría de los indicadores sociales se conocen después que los hechos suceden. Así por ejemplo, una vez estimada la mortalidad infantil, los niños/as ya murieron y nada se puede cambiar respecto a esa situación.
Finalmente, el IRI es un indicador que compite con el “riesgo inversor” ya que, puede “significar” en la arena política, económica y social que los riesgos de la infancia constituyen los peligros reales y más sustantivos que son en definitiva, “el verdadero” riesgo de un país.

* Director Maestría en Política Social. Facultad de Ciencias Sociales - UBA

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