Por RaUl Dellatorre

Crisis en Estados Unidos, con pronóstico de muy lenta recuperación. Estallido en Argentina, con riesgo de contagio a otros países de la región o, por lo menos, perspectiva de cierre de fronteras comerciales del país de más amplia apertura en la última década. Muy próximas las elecciones en Brasil, con buena posibilidad de éxito para un frente de partidos de izquierda y centroizquierda. Hugo Chávez en Venezuela, condenando las políticas neoliberales. Alejandro Toledo en Perú, tratando de remontar la herencia neoliberal del fujimorismo. El panorama no debe ser el que imaginaron los estrategas estadounidenses que pensaban concretar, en estos días, un cambio de cronograma para el Area de Libre Comercio de las Américas que permitiera ponerlo en marcha desde el primer día de 2003.
“Un país con la capacidad industrial de Brasil debería concentrarse en tomar iniciativas de unión a los países de América latina y no esperar por el Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA)”, afirmó el dirigente socialista Luiz Inácio Lula da Silva, en un artículo publicado este viernes. Líder en todos los sondeos de intención de voto para las elecciones presidenciales de octubre de este año, Lula, del Partido de los Trabajadores, escribió en el diario O Dia que el ALCA es apenas un proceso para “anexar” países poco desarrollados a la economía de Estados Unidos.
“El ALCA, como lo quiere Estados Unidos, es menos una política de integración y más una política para anexar de países con economías frágiles, poca competitividad tecnológica y sin condiciones de competir en forma equilibrada”, opinó.
El dirigente opositor brasileño mantuvo reuniones con varios mandatarios latinoamericanos. “Lo que escuché de Fidel Castro (Cuba), Alejando Toledo (Perú) y Hugo Chávez (Venezuela) fue la voluntad de participar de toda y cualquier política de integración sin renunciar a la soberanía de sus países, de su industria, de su agricultura y de sus servicios. Quieren participar de una integración en que el respeto y la igualdad de oportunidades sean la marca”, señaló Lula.
El candidato presidencial brasileño refirió la necesidad de fortalecer el Mercosur y ampliarlo a la participación de otros países de América latina. “No puede significar una integración eminentemente comercial. Tiene que ser política, económica, social y cultural”, reclamó.
Ciertas perspectivas político-económicas en Latinoamérica están cambiando rápidamente, cuando varios países van cayendo en la cuenta de las consecuencias de las recetas de apertura indiscriminada impulsada por los organismos internacionales. Aunque no contagie, Argentina es un espejo donde muchos se miran, y ven reflejada una perspectiva que los aterroriza. No será fácil para Estados Unidos remontar la cuesta del desprestigio de estas políticas, cuando su principal socio en materia de apoyo al modelo neoliberal se ve encarando, más por necesidad que por convicción, un fuerte cambio de rumbo. El ALCA aparece, en ese contexto, una alternativa nada atrayente y, por el contrario, amenazante para el equilibrio social de las pueblos de la región.