ENTREVISTA A DELGADO RAMOS, ESPECIALISTA EN CAMBIO CLIMáTICO
El investigador mexicano hace un repaso inquietante de las razones y consecuencias del aumento de gases de efecto invernadero. También advierte sobre las deficiencias de América latina y el problema de la actitud de China y Estados Unidos.
› Por Natalia Aruguete
Uno de los principales impactos del cambio climático en las grandes ciudades se relaciona con la alteración en los patrones de lluvia, el aumento constante de la temperatura y el cambio en los ciclos de agua. El mexicano Gian Carlo Delgado Ramos, doctor en Ciencias Ambientales por la UAB de Barcelona, visitó Buenos Aires invitado por el IADE y conversó con Cash sobre los principales impactos del cambio climático. El investigador de la UNAM analizó los altos costos económicos que se desprenden de estos efectos y las dificultades que enfrentan las urbes de los países en vías de desarrollo por la falta de un presupuesto suficiente y una planificación de largo plazo que permita hacer estimaciones fiables e impulsar acciones de adaptación y mitigación.
¿Cuáles son los principales efectos del cambio climático a nivel mundial?
–En términos generales, el aumento de la concentración de gas de efecto invernadero puede generar un aumento de la temperatura. Esto lleva a cambios en el clima y en los ciclos del agua. Por ejemplo, en las zonas donde suele haber precipitaciones dejará de haber disponibilidad de agua. Por otro lado, el derretimiento de los casquetes polares por las mayores temperaturas llevará a un aumento en el nivel del mar. A esto se agrega que con la política neoliberal desapareció una cantidad enorme de datos y hay un hueco en la información con la que se conciben los modelos para hacer estimaciones.
¿Cómo calcula el impacto económico del calentamiento en las grandes ciudades de los países en vías de desarrollo?
–La mayor preocupación se relaciona con el cambio en los patrones de lluvia; esto supone una agudización de las inundaciones en las ciudades. Buenos Aires es una zona que suele tener desbordamientos de las aguas y zonas inundables. En términos económicos, eso tiene un impacto enorme porque los sistemas de drenaje y los alcantarillados no dan abasto para desahogar las grandes cantidades de agua. Por ejemplo, producto del cambio climático, en la ciudad de México –ubicada a 2100 metros de altura– empezamos a ver un mosco que genera la malaria. Es muy raro que un bicho que suele estar al nivel del mar aparezca a 2 mil metros de altura. Eso tiene un costo tremendo para el aparato de seguridad social, especialmente de salud.
¿Qué factores están provocando este cambio climático?
–La alta temperatura en los espacios urbanos no tiene que ver solamente con que esté asfaltado el suelo sino con el tipo de construcción de las ciudades. Normalmente eso sube entre dos hasta seis grados la temperatura, lo cual genera además un uso intensivo de la energía para poder contrarrestar ese efecto.
¿Qué medidas se deberían tomar para detener este ascenso de las temperaturas?
–Lo ideal sería un acuerdo climático internacional. Pero el 51 por ciento de las emisiones de gases de efecto invernadero las generan China y Estados Unidos. Mientras ellos no hagan algo para reducirlas, lo que ensayen otros países no alcanzará.
¿Por qué Estados Unidos y China?
–Porque son los que más energía consumen y generan una mayor quema de sus combustibles fósiles. Los gases de efecto invernadero se generan por combustión de combustibles fósiles, como el metano, relacionado con la producción de carne y la generación de residuos sólidos. En el caso de los alimentos, el IPCC (Panel Intergubernamental del Cambio Climático) y las Naciones Unidas están sugiriendo la necesidad de reconfigurar las dietas, sobre todo las basadas en un consumo creciente de carne. Institucional y económicamente estamos menos preparados que los países ricos. La cantidad de recursos que tiene Estados Unidos para hacer frente a los impactos del cambio climático mediante acciones de adaptación y mitigación equivale al 3, al 5 y hasta al 10 por ciento de su PIB.
¿En qué consisten las acciones de mitigación?
–La reducción de emisiones tiene que ver con investigación en nuevas tecnologías o con cambios en los sistemas de transporte. Por ejemplo, pasar del transporte privado a transportes masivos, públicos, eficientes. Ese es otro problema para América latina: tenemos transportes públicos ineficientes, totalmente desarticulados y desintegrados. En las ciudades latinoamericanas, alrededor del 30 por ciento de la población usa transporte privado, pero el grueso del suelo urbano está funcionalizado para el automóvil.
¿Qué relación encuentra entre el avance del cambio climático y la producción de alimentos en las grandes ciudades?
–La concentración de la población en las zonas metropolitanas –en eso la Argentina es un caso paradigmático– obliga a que ese espacio urbano ponga en funcionamiento otros espacios para producir los alimentos que esa ciudad necesita. Argentina, siendo un país que ha impulsado el modelo agroindustrial sobre todo de ciertos cultivos, no tiene la capacidad de producir la diversidad de alimentos que necesita, pese a que es un gran productor agrícola y debe importar una cierta cantidad de alimentos, no sólo desde el extranjero sino desde las afueras de la ciudad. Eso tiene un costo creciente en dos sentidos: uno es el costo de traslado, refrigeración y logística. El otro tiene que ver con que los espacios dependientes de los alimentos van a enfrentar precios crecientes de esos productos, porque tienen problemas para producirlos, pero no sólo ante las consecuencias el cambio climático. Los problemas en la producción de alimentos están vinculados con el aumento de temperatura, pero también con el cambio en las precipitaciones o la calidad del agua. Además, la eficiencia en la producción, distribución y consumo de los alimentos es muy baja.
¿En qué sentido?
–A nivel mundial, en promedio se desperdicia la mitad de los alimentos que se producen hasta que llegan al plato. Y una vez que llega al plato no todo se consume, o sea que hay un desperdicio adicional cercano al 20 por ciento. Luego, lo que sobra lo tiramos en un basurero que produce gas metano. Todo esto genera conflictos de distinta índole: ¿a quién le quito el agua para traerla a la ciudad? ¿A quién le echo el agua sucia y la basura? En este terreno estamos tendiendo cada vez más a hacer planeamientos de muy corto plazo sin mirar las consecuencias a largo alcance
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