PULSEADA ENTRE LAS NUEVAS Y LAS VIEJAS POTENCIAS
En la última conferencia de las Naciones Unidas sobre crecimiento y desarrollo, los Brics les ganaron un round a las potencias tradicionales. En esta entrevista, el portavoz de la Unctad analiza los cambios en el escenario global.
› Por Marcelo Justo
Negar que el mundo financiero está en el centro de los problemas económicos mundiales puede parecer un desatino, pero fue el eje de una sorda pelea entre países en desarrollo y desarrollados que amenazó con descarrilar la XIII Conferencia de la Unctad en Doha este mes. La Unctad es la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo. El nuevo orden mundial que viene perfilando este siglo XXI tuvo una clara expresión cuando en el comunicado final predominó la posición de los Brics (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) y el G-77, que nuclea hoy a más de 100 naciones, sobre la que enarbolaban las potencias del mundo desarrollado. El etíope Taffere Tesfachew, portavoz de la Unctad para la conferencia, explica en esta entrevista el nuevo panorama económico y diplomático mundial.
–¿A qué se debió que la conferencia estuviera a un tris de terminar sin comunicado final?
–Los países desarrollados querían que Unctad se confinara en su análisis al comercio como vía de desarrollo, y que el tema financiero y de la deuda siguiera en manos de otras instituciones de Naciones Unidas como el FMI. Los países en desarrollo decían que Unctad ha trabajado mucho el tema de las finanzas y el impacto que tiene hoy en la globalización, y que no se puede deslindar de la marcha de la economía mundial. Esta posición terminó ganando el debate.
–¿Esta victoria refleja una nueva relación de poder a nivel mundial?
–El papel que cumplieron los ministros de Brics fue clave para que el mandato aprobado para Unctad abarcara finanzas, tecnología, inversión. El G-77, que fue creado en los ’60 al mismo tiempo que Unctad, fue también muy importante. El hecho de que finalmente se adoptara el punto de vista de estos países marca un nuevo balance de poder que ya es evidente por todos lados y que tiene que trasladarse a los términos mismos del debate. En medio de esta crisis mundial, ¿a quién le están pidiendo ayuda los países desarrollados? A China. Este es un nuevo mundo. Hay un superávit en las cuentas de los países en desarrollo que no se ve en los países desarrollados. ¿Cuándo pasó algo similar?
–¿Cuál es el análisis de Unctad con respecto a la situación económica global?
–Nosotros pensamos que los mercados desregulados financieros han liderado la globalización en los últimos 15 años. Esto ha provocado fuertes desequilibrios mundiales, como el sistema bancario paralelo, que ha creado instrumentos financieros que nadie entiende ni controla. De manera que hoy en la economía mundial conviven este sistema financiero con un sistema de comercio global que tiene reglas y mecanismos de arbitraje claros. Pensamos que hay que solucionar la crisis de la deuda soberana, derivada de la crisis financiera de 2008, con otros remedios. Los países endeudados tienen que lidiar con su deuda, pero el camino no es la actual ruta de austeridad que sólo empeorará las cosas: se necesita crecimiento. Y no olvidemos que a la deuda estatal se añade la deuda individual, que en algunos países, como Estados Unidos, es astronómica. Hoy leemos la realidad a partir de las señales del mundo financiero. Interpretamos que la economía anda bien o mal porque los mercados suben o bajan. Esto tiene que cambiar. Tenemos que empezar a interpretar la marcha de la economía a partir de lo que nos dicen las tasas de empleo y desempleo, y de crecimiento.
–¿Creen que Grecia va a salir del euro? ¿Es éste el comienzo del fin del euro?
–Creo que hay un fuerte compromiso con el euro. Es obvio que la gente está harta en Grecia por el impacto que todo tiene en la vida cotidiana. Pero hay también conciencia de que una salida del euro en este momento sería un golpe muy duro. Si Grecia sale del euro, la economía se contraerá y habrá una devaluación muy pronunciada. Esto debería ayudar al sector exportador, pero en el caso de Grecia no está tan claro qué va a exportar. En la crisis en Asia, en los ’90, salieron por la vía exportadora en un mundo que estaba creciendo: Asia tenía cosas para vender y el mundo quería comprar. No es lo que pasa con Grecia. Es obvio que una salida de Grecia tendrá un fuerte impacto sobre España, Portugal y otros países, pero creo que el corazón de la Eurozona sobrevivirá.
–¿Cómo van a afectar todos estos problemas del mundo desarrollado en el mundo en desarrollo?
–En los años previos a la crisis de 2008 vimos un crecimiento continuo en América latina y Africa debido a Asia, en particular China, y su creciente demanda de materias primas. Ahora hay menos importación no sólo de China, que está exportando y creciendo menos, sino de Estados Unidos y Europa. Esta situación ya está empezando a impactar el precio de las materias primas. Tenemos que ser conscientes de que estamos ante una crisis que va a durar bastante tiempo porque hay muchos problemas acumulados en la economía global que no se van a solucionar de la noche a la mañana.
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