CRISIS DEL MODELO NEOLIBERAL
“El sistema está agotado”
El economista cubano evalúa el colapsode la economía argentina como una expresión de la irracionalidad del modelo.
› Por Raúl Dellatorre
Es el más estrecho colaborador de Fidel Castro en temas económicos. Osvaldo Martínez, ex ministro de Economía y Planificación de Cuba, actualmente diputado y presidente de la Comisión de Economía de la Asamblea Nacional, publicó recientemente el libro Neoliberalismo en crisis, en el que estudia el fin del modelo de exclusión impuesto en América latina a lo largo de las últimas décadas. Cash dialogó con Martínez sobre el bloqueo a Cuba, el neoliberalismo, el fenómeno de Lula en Brasil y la crisis argentina.
Después de más de cuatro décadas de bloqueo a Cuba, usted sostiene que no es su propio régimen sino el capitalismo, o su versión en el modelo actual, el neoliberalismo, el que está en crisis. ¿Cree que puede estar cerca de caerse?
–Pienso que sí. No se trata de ponerle fecha fija o mucho menos, pero me parece que el fin está más cerca de lo que muchos piensan, sobre todo de quienes piensan en términos de milenios. Creo que el sistema está llegando a un punto límite en lo económico y la muestra la tenemos en esta economía mundial cada vez más desequilibrada y más profundamente insostenible. Lo está demostrando en lo social, en un Estado que es cada vez más convulso, y creo que el apostamiento ideológico que ha sufrido el mundo a través de los últimos veinte años se ha empezado claramente a resquebrajar. Y lo vemos aquí en Latinoamérica, en este movimiento antiglobalización, antiALCA, en todas las manifestaciones, en el Foro Social Mundial, en lo que podríamos llamar el resurgimiento de una izquierda en América latina que también es una expresión de eso. Yo creo que económica, social, ambientalmente, el sistema está demostrando cada vez más su insostenibilidad.
¿Es optimista?
–Sí, aunque creo que el sistema nunca se derrumbará solo, siempre habrá que derrumbarlo. Pero estoy convencido de que esta especie humana, que tiene un instinto de supervivencia fantástico, que está reaccionando cada vez más y lo hará mucho más en la medida que adquiera cada vez más conciencia de la irracionalidad y la amenaza que representa el sistema, estoy seguro que lo derrotará. Algunos dirán que es nada más que optimismo infantil, pero repito esa frase de Martí que me parece que expresa una gran realidad, cuando dice que “los sueños de hoy serán la realidad de mañana”.
La Argentina se ha convertido en un emblema de las consecuencias de este modelo. ¿Cómo interpreta la actitud del FMI, que al endurecer su posición parecería estar alimentando que surja una reacción?
–A mí me parece que puede ser una expresión de la política profundamente irracional del propio sistema, actuando en contra de sí mismo. Yo creo que el sistema puede estar siendo víctima de una embriaguez en su prepotencia, en su arrogancia, en su autoconfianza –sobre todo como expresión de la ideología de sectores muy pero muy reaccionarios de derecha como los que hoy están en el gobierno de Estados Unidos–, que sencillamente creen que se puede llegar a aniquilar, a desmembrar a un país como la Argentina y que no pase nada. Estoy convencido de que cometen un profundísimo error.
¿Qué evaluación hace de la crisis argentina?
–Tengo un tremendo interés en el pueblo argentino, en la suerte del pueblo argentino y en la superación de esta crisis. Pero no quiero una superación de la crisis que sea simplemente administrarla, emparchar un poco para seguir adelante, sino que lo que quiero es una superación de la crisis para la gran mayoría del pueblo argentino, incluyendo en esa superación a los que hicieron los cacerolazos, a los piqueteros y a toda esa fuerza social de combate en la Argentina.
¿Hoy se puede apostar a los movimientos sociales, sin estructuras organizativas como las de los partidos políticos, como respuesta o salida a la crisis?
–Cometeríamos un gran error si tratáramos de establecer juicios de valor acerca de si esto es mejor o aquello es peor. Creo que están surgiendo fenómenos nuevos: este mismo movimiento antiglobalización, el Foro Social, son fenómenos que no formaban parte de la política clásica 10 o 15 años atrás. Yo creo que el arte y lo inteligente consiste en la capacidad de no convertir en antagónicos los partidos políticos que podemos llamar tradicionales y estos nuevos movimientos, sino en encontrar los puntos de articulación y coincidencia que creo que son muy grandes y en la capacidad de marchar unidos. Creo que los partidos no deben menospreciar esos movimientos, ni los movimientos considerar antagónicos a esos partidos. Hay un reto grande en ello, para unos y para otros.
¿Qué expectativas le produce la coincidencia de gobiernos como el de Hugo Chávez, Lula en Brasil y Lucio Gutiérrez en Ecuador?
–Creo que el triunfo de Lula, de Lucio Gutiérrez, la favorable posición que se ve para el Frente Amplio en Uruguay, la existencia del gobierno de Chávez en Venezuela, van conformando un panorama distinto. No estamos en el momento en que el pensamiento único arrasó, ni en el que parecía que estábamos ante el Fin de la Historia, o al menos así le pareció a Fukuyama. Hoy ni el movimiento popular está derrotado, ni el sistema encontró un cheque en blanco para garantizar su vida, sino que lo que está empezando es un nuevo capítulo del desarrollo de las luchas y del movimiento popular en América latina.