CRECIMIENTO DE LA INDUSTRIA PESQUERA
› Por Federico Kucher
La industria pesquera ganó apertura comercial. En los últimos años aumentó mucho sus exportaciones. También revirtió la sobreexplotación de los recursos que se había originado por la desregulación del sector en los ‘90. Las pequeñas y medianas empresas alcanzaron una importante participación en las exportaciones, lo que no es común entre productos primarios-alimentos. El desafío es expandirse en mercados no tradicionales. Eso es una respuesta para la desaceleración en el consumo de los principales destinos de exportación: España, Brasil, Italia, Estados Unidos.
La pesca se caracteriza por tener un histórico perfil exportador. Los principales puertos pesque-ros se ubican en las ciudades de Mar del Plata, Puerto Madryn y Ushuaia. En esos puntos se concentran los desembarques con las capturas de las especies nacionales más importantes: langostino, merluza, calamar. Las flotas de pesca industrial suman unos 600 barcos, mientras que existen otras 400 embarcaciones que son artesanales. Las empresas modernizan constantemente esas flotas, lo que les permite mantener los buques en funcionamiento durante años sin necesidad de reemplazarlos. Esas firmas pesqueras ocupan alrededor de 16.000 empleos formales.
Las capturas de especies de mar como la merluza aumentaron mucho en los ’90. Eso fue en un marco de desregulación de las empresas pesqueras, lo que ocasionó una crisis (1999) de sobreexplotación de los recursos. El sector no resistió esos niveles de extracción porque le impedía la reproducción de las materias primas: peces, moluscos, crustáceos. Ingresó en un período de estancamiento. Múltiples compañías cerraron o recortaron personal. La principal medida que le permitió salir de esa crisis fue la implementación de un régimen de cuotas para la captura de merluza. Otra estrategia fue romper con el sistema de charteo (barcos no matriculados) en la pesca del calamar. Esa era una modalidad que les permitía a los buques factoría de Japón y Taiwan llevarse el calamar sin pasar por puertos y plantas procesadoras locales. “En 2003 se terminó con el charteo, reemplazándolo por una flota nacional que colocaba la prioridad en la creación de puestos de trabajo en tierra”, explicó a Cash el subsecretario de Pesca de la Nación, Néstor Miguel Bustamante. Los empleos formales en la pesca se incrementaron un 50 por ciento en los últimos nueve años.
La industria pesquera aumentó sus exportaciones hasta los 1500 millones de dólares, un 70 por ciento más que en 2003. Eso explicó el incremento de la apertura comercial, alcanzando a comercializarse en el mercado mundial un 95 por ciento de la producción. La salida del plan de convertibilidad les permitió a las pequeñas y medianas empresas ganar participación en esas exportaciones. Muchas pymes se ubicaron en Mar del Plata y Madryn. Explicaron el 40 por ciento de las ventas argentinas al mercado mundial. Eso no es común en los rubros dedicados a productos primarios y alimentos procesados: las grandes compañías concentran la actividad. Pequeños empresarios de la pesca le explicaron a Cash que consiguieron elaborar “productos muy exclusivos con poco capital y hacer buenos negocios”. Esa incorporación de valor se extendió en el sector.
En términos relativos las exportaciones manufacturadas de pescado crecieron por encima de las primarias. Las empresas invirtieron para incorporar equipos de capital (empanadoras, cortadoras, empacadoras) en sus plantas procesadoras. Modernizaron e incorporaron tecnología en las flotas. Además realizaron importantes inversiones para la instalación de un sistema satelital para controlar la ubicación de los buques. Elisa Calvo, directora de Economía Pesquera del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca, explicó que “el sistema de derechos y reintegros fue una de las estrategias para promover la participación de manufacturas en relación con productos primarios en las exportaciones del complejo pesquero”.
En el mercado interno el consumo de pescados se duplicó en los últimos nueve años, pero medido en cantidad de habitantes continúa en niveles bajos. Eso muestra que existe margen para ampliar la demanda doméstica. No es sencillo. Falta costumbre. Las instituciones del sector se encuentran terminando propuestas para fomentar el consumo de las especies de mar. Esas medidas serían anunciadas en un plan nacional en los próximos meses.
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