Domingo, 12 de agosto de 2012 | Hoy
GANANCIAS Y SALARIOS
Por Diego Rubinzal
Uno de los principales reclamos sindicales es el pedido de actualización del mínimo no imponible del Impuesto a las Ganancias. Los potenciales beneficiarios de esa medida serían los trabajadores situados en la escala superior de la pirámide salarial. El apoyo sindical a los asalariados que perciben elevadas remuneraciones alcanza niveles insólitos en algunos casos. El líder de una de las fracciones de la CTA Pablo Micheli presentó un recurso ante la Justicia para declarar inconstitucional el impuesto a los “salarios” y la Coordinadora Sindical Clasista –corriente hegemonizada por el Partido Obrero– se movilizó a la AFIP reclamando “la eliminación de la cuarta categoría del Impuesto a las Ganancias”. El argumento es que las remuneraciones no pueden equipararse a “ganancias”. Esa objeción, aunque legítima desde un punto de vista terminológico, no invalida la necesidad y razonabilidad de aplicar un gravamen sobre los ingresos.
La experiencia internacional muestra que la amplísima mayoría de países gravan los ingresos derivados del trabajo personal. El documento de trabajo Nº 12 del Centro de Investigación y Formación de la República Argentina (Cifra) explica que “el cobro de impuestos provenientes del trabajo no es una originalidad argentina. Al contrario, se puede afirmar que la contribución impositiva en Argentina por parte de las personas físicas es inferior a la que se realiza en otros países de América latina, y la diferencia es aún mayor si la situación se compara con países con mayor grado de desarrollo”.
El impuesto a los ingresos no tiene nada de novedoso, ya que integra desde 1933 la estructura tributaria argentina. El renovado debate se explica por la coexistencia de dos factores concurrentes:
1. Un proceso de recomposición de los haberes en términos reales.
2. La actualización del mínimo no imponible a un ritmo inferior al aumento salarial y, en algunos casos, a algunos índices de precios.
Entre 2001 y 2011, de acuerdo con los datos de Cifra, el aumento del mínimo no imponible fue del 329 por ciento para los solteros sin hijos y del 381 por ciento para los casados con descendencia. En el mismo período, Cifra estimó un aumento de precios y salarios nominales del 375,1 y del 489,6 por ciento, respectivamente.
La intensificación de los reclamos, en los últimos años, se debió a que el incremento del mínimo no imponible tuvo dos períodos bien diferenciados. “Entre 2001 y 2008, el mínimo no imponible para los asalariados registrados (ya sean solteros o casados con hijos), tuvo un crecimiento mayor que el costo de vida y muy similar al incremento promedio de las remuneraciones de los asalariados registrados. Luego de que el mínimo no imponible quedara desactualizado entre 2003 y 2005.., tuvo aumentos nominales considerables hasta 2008..., por encima del costo de vida y salario nominal. Sin embargo, luego de esa fecha y hasta 2011 se visualiza un importante retraso en su actualización. De esta manera, mientras que el salario nominal se incrementó un 96,6 por ciento y el índice de precios al consumidor creció un 75,9 por ciento, el mínimo no imponible tuvo un aumento de sólo 44 por ciento”, sostienen los investigadores de Cifra.
Eso produjo un aumento de la proporción de asalariados que pasaron a ser sujetos del Impuesto a las Ganancias. Ese porcentaje creció, entre 2007 y 2011, del 8,6 al 17,0 por ciento. Consultado por Cash, el economista Hernán Soltz pregunta “¿por qué el Impuesto a las Ganancias a las personas físicas tiene que ser pagado únicamente por quienes tienen las remuneraciones más altas? ¿Por qué deberíamos dejar fuera a quienes cobran remuneraciones medias altas o incluso medias? ¿Cómo debería evaluarse la progresividad?”. Soltz agrega: “Si miramos las estadísticas de la OCDE, la relación mínimo no imponible/salario medio de estos países es aproximadamente 0,30, con una gran dispersión, porque en el tope tenemos a Chile con 1,4 y a México con 0,7 (igual que Grecia) y en la cola a los nórdicos con 0,12 aproximadamente y Francia con 0,01. Brasil no está en las estadísticas de la OCDE, pero si hacemos la cuenta da 0,85 aproximadamente. ¿Cómo está Argentina hoy comparado con esos países? La cuenta da 1,05”
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