DESARROLLO, CRECIMIENTO Y DESAFíOS CIENTíFICOS
El ministro Lino Barañao advierte que el futuro de la humanidad dependerá de nuestra habilidad para desarrollar una economía que no sólo debe ser eficiente en el uso de recursos, sino también socialmente inclusiva.
› Por Lino Barañao *
Este siglo será crítico para el futuro de la humanidad. Tendremos que encarar los desafíos que surgen de nuestro propio éxito como especie. Es de esperar que las mismas capacidades del cerebro humano para entender y controlar el ambiente que nos han hecho proliferar nos permitan superar esta crisis. En el año 2050 habrá 9 mil millones de personas en este planeta y esto implicará tremendas demandas de alimentos, energía, salud y estabilidad política. La primera pregunta es: ¿puede la ciencia alimentar al mundo? Como ya se planteó en este mismo foro años atrás, desde el presente hasta el año 2050 tendremos que producir tanto alimento como el consumido en toda nuestra historia. Con la eficiencia presente, esto requeriría incorporar a la agricultura una superficie equivalente a la de Brasil, que claramente no está disponible.
Se han hecho mejoras significativas en las prácticas agrícolas y la modificación genética ofrece hoy la posibilidad de obtener variedades resistentes a sequía que serán requeridas para disminuir las pérdidas presumiblemente asociadas al cambio climático. Sin embargo, estas mejoras incrementales son todavía incapaces de motorizar la nueva “revolución verde” que podrá satisfacer nuestras necesidades. Los desarrollos transformadores que mejoren la eficiencia en el uso de la energía solar por las plantas pueden incluso requerir el rediseño de los procesos de fijación de nitrógeno y de la fotosíntesis. Estos avances, impensables hace tan sólo unos años, están ya considerados como posibles en el largo plazo. Se están desarrollando alternativas al uso del petróleo, carbón y gas que van desde las granjas de energía solar a la producción de biocombustibles a partir de distintos cultivos. Sin embargo, el escalado de estas fuentes alternativas ha probado ser un desafío complejo.
Nuevamente, el avance en nuestra comprensión de procesos básicos, físicos y biológicos es un requisito para lograr satisfacer nuestras necesidades energéticas futuras. Hasta que se cumpla la promesa de la fusión nuclear como fuente virtualmente inagotable de energía, ninguna de las fuentes alternativas será suficiente por sí misma para reemplazar los combustibles fósiles. Por lo tanto, una aproximación ecléctica, que involucre el uso de mezclas de fuentes de energías y tecnologías así como una mejora en la eficiencia energética de los procesos industriales parece ser la solución factible en el mediano plazo.
Un planeta más poblado va a presentar también más problemas en la salud global. Patógenos mortales confinados a pequeñas poblaciones pueden diseminarse por todo el planeta en unos pocos días gracias al transporte aéreo. Nuevos virus serán una amenaza más frecuente. Resultará imperioso desarrollar nuevas tecnologías para la producción y distribución de vacunas así como nuevos tipos de antibióticos.
Finalmente, para asegurar la cohabitación pacífica necesitaremos el aporte de las ciencias sociales. Sabemos ahora que nuestro cerebro no es una “tabula rasa”, sino que viene con “software embebido”. El problema es que nuestro cerebro no cambió significativamente en los últimos 150 mil años y por lo tanto está más preparado para la convivencia en pequeños grupos que en las “supertribus” típicas de nuestra civilización actual.
De hecho, el científico escocés Rubin Dunbar ha mostrado que hay un límite en el número de amigos que podemos tener y ese número es 150 (el llamado Número de Dunbar). Este es el tamaño de una tribu típica en Liberia y el promedio de amigos en Facebook. Nuestro comportamiento instintivo determina una propensión a diferenciarnos de nuestros vecinos y agruparnos en pequeñas comunidades. Cualquier característica puede ser usada para ese propósito: color de piel, dialecto, religión o preferencia por un equipo de fútbol.
Por lo tanto, aun cuando todos los problemas mencionados sean solucionados, todavía tendremos que afrontar la carga de una naturaleza humana que fue moldeada durante milenios en un contexto muy diferente. La única manera de encarar exitosamente este de-safío es a través de una mejor comprensión de las bases biológicas de nuestro comportamiento. El futuro de la humanidad dependerá de nuestra habilidad para desarrollar una economía que no sólo debe ser eficiente en el uso de recursos, sino también socialmente inclusiva. Esta es la meta de la propuesta de Crecimiento Verde de las Naciones Unidas. Pero el crecimiento verde requiere materia gris. Esto implica que nuestra tarea es ahora entrenar a los científicos y tecnólogos que tendrán que encarar los formidables desafíos que prevemos. La ciencia y la tecnología proveen herramientas poderosas. Pero las herramientas deben ser usadas en un marco de profundo respeto por el ambiente y por los demás, sin distinciones y con sabiduría
* Ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva de la Nación. Presentación efectuada en la Sesión Plenaria del Foro de Ciencia, Tecnología y Sociedad realizado en Kyoto en octubre de 2012.
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