PERSPECTIVAS DE LAS MATERIAS PRIMAS Y LA ECONOMíA ARGENTINA
Una eventual caída de los precios internacionales de las materias primas encontraría a la Argentina en una situación de vulnerabilidad. Para evitarla recomiendan fomentar el crecimiento de la producción de manufacturas.
Por Anahi Rampinini* y Lisandro Mondino**
¿Argentina está preparada para una baja de los precios internacionales?
Durante la última década se ha registrado una suba sostenida de los precios nominales de los
commodities a nivel internacional. Entonces es válido preguntar qué tan altos son estos precios en perspectiva histórica y cómo han variado a lo largo del tiempo, a modo de analizar si existe la posibilidad de que este “boom” se termine, y cuán preparada está la Argentina para afrontar ese eventual escenario.
Según un estudio realizado por la Universidad de Harvard y el MIT, la evolución de los precios de los commodities ha sido, desde el año 1700 a la actualidad, más volátil que la de los precios de las manufacturas. Particularmente, en el período que va desde 1700 a 1950 la volatilidad de los primeros fue entre 40 y 59 por ciento mayor que la de los segundos.
En términos reales, los altos valores registrados en los últimos años no superan los máximos detectados durante el último siglo. Asimismo, la serie muestra una clara tendencia decreciente, aunque ésta se ve revertida al comienzo del siglo XXI, generando una mejora en los términos de intercambio de la Argentina.
Por otro lado, según el informe de la FAO Medio siglo de agricultura y alimentación (2012), existe una fuerte caída de la participación de los productos agrícolas en el comercio mundial a lo largo del tiempo, lo que significa que a medida que el PBI mundial se incrementa, el alza de la demanda de bienes agrícolas es menos que proporcional al crecimiento del ingreso mundial.
El aumento de la volatilidad observado durante el último quinquenio, expresado actualmente con un alza de los precios, se puede explicar por factores que denotan una posibilidad de que la situación actual de los precios se prolongue en el mediano plazo:
- La disminución de los stocks internacionales.
- La creciente frecuencia de sequías e inundaciones durante los últimos 100 años.
- El incremento de la población mundial a un ritmo mayor que la oferta de alimentos.
- El aumento del precio del petróleo que eleva los costos de combustibles y fertilizantes.
- La creciente utilización de alimentos como insumo de biocombustibles.
- La especulación financiera en los mercados de commodities.
No obstante, el escenario de volatilidad abre también las puertas a la posibilidad de que los precios reviertan la actual tendencia alcista. Por ejemplo, por una desaceleración del consumo de China e India como consecuencia de la crisis mundial, o por causa del aumento de sus superficies cultivadas y producción propia. También por la salida del mercado de commodities de capitales especulativos.
Frente a ese escenario de incertidumbre cobra relevancia el análisis de la situación de la estructura económica argentina y de cómo el país podría afrontar una plausible baja de los precios internacionales.
El gran crecimiento de las importaciones observado en la última década obedece, en primer lugar, a la evolución del rubro combustibles, en segundo a bienes intermedios y finalmente a bienes de capital. Lo que se observa aquí es un crecimiento de la economía que no puede ser absorbido por la producción local, que ha alcanzado un máximo de capacidad instalada, y que no es acompañado por un aumento de la inversión bruta fija, impulsando así un alza de las importaciones.
En cuanto a las exportaciones, según un informe de Flacso, el 65 por ciento de las exportaciones en 2010 correspondía a bienes primarios y/o manufacturas basadas en el aprovechamiento de los recursos naturales, mientras que el 35 por ciento restante correspondía a bienes de origen industrial de bajo contenido tecnológico, mayormente commodities industriales (acero, aluminio, sustancias químicas) con su producción concentrada en un número reducido de grandes empresas, entre las cuales predomina el capital extranjero. Asimismo, este rubro es el más deficitario del balance comercial.
Por otro lado, según el informe Nº 12 del Cespa, desde 1980 a 1995 la producción nacional de maíz y trigo se mantuvo constante, mientras que la producción de soja creció hasta convertirse en el primer cultivo en importancia. Desde 1996/1997, con la revolución de los transgénicos, la soja multiplicó por tres su producción en una década, mientras que el trigo y el maíz lo hicieron en un 50 por ciento y luego se estancaron.
La economía argentina actualmente manifiesta una sustitución de importaciones que al momento se muestra débil, una ausencia de cambio estructural significativo en la composición de las exportaciones y una tendencia hacia el monocultivo en la agricultura.
En conclusión, una posible caída de los precios internacionales encontraría a la Argentina en una situación de vulnerabilidad. Frente a ese eventual escenario, y siguiendo las actuales recomendaciones de la FAO, la Argentina debería tomar provecho de la actual situación de bonanza de los precios de sus principales exportaciones para fomentar el crecimiento de su producción de manufacturas, tanto de origen agropecuario como industrial, con crecientes niveles de contenido tecnológico, valor agregado y productividad, colocándose así en una posición de mayor fortaleza para hacer frente a la volatilidad internacional
* Licenciada en Comercio Internacional (UNLU), maestrando en Relaciones Económicas Internacionales (UBA) y directora de AR Internacional.
** Licenciado en Comercio Internacional (UNQui), maestrando en Relaciones Económicas Internacionales (UBA) y director de AR Internacional.
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