› Por Claudio Zlotnik
La formación de la nueva Adeba (Asociación de Bancos Argentinos) es una señal clara de los movimientos que se están dando en el sistema financiero y en el mundo de los negocios (ver nota aparte). Jorge Brito (Macro-Bansud), Guillermo Cerviño (Comafi) y Alejandro Estrada (Privado de Inversiones) forman parte de la cúpula de la flamante asociación. Esos banqueros siempre prefirieron el perfil bajo, evitando a la prensa. Brito, el presidente de Adeba, aceptó ser retratado por el fotógrafo; los otros dos lo esquivaron. En este reportaje conjunto, exclusivo con Cash, los banqueros criticaron a las entidades extranjeras y prometieron dar crédito. Con Lula como modelo político que debería imitar el próximo presidente, aseguraron que ningún candidato les prometió nada. Aquí están y así piensan los nuevos banqueros privados nacionales de la Argentina, surgidos de la peor crisis financiera de la historia del país.
Elecciones
¿Les da lo mismo quién sea el próximo presidente?
Brito: –A nuestro sector nadie le garantizó nada. Lo único
que puedo decir es que la banca nacional no fue beneficiada durante los '90.
Más bien, todo lo contrario. Las normas prudenciales del Banco Central,
las reglas conocidas como "Basilea Plus" que regían al sistema
financiero, atentaron contra el sector. Ahora reclamamos la misma igualdad de
trato y condiciones que los extranjeros. El próximo presidente contará
con 90 días para armar su plan económico, para mostrar el camino
para sacar a la Argentina de esta crisis.
¿Qué quieren decir cuando hablan de burguesía nacional?
Brito: –Tenemos que debatir los problemas que existen como país
y ver cómo solucionarlos. Eso lo vamos a hacer con otras cámaras
y sectores que quieran participar en la reconstrucción del país,
como la Unión Industrial y la Sociedad Rural. Los bancos extranjeros
no están preocupados por los problemas sociales que existen en Argentina
porque sus accionistas están muy lejos del país.
Estrada: –El objetivo que nos planteamos, y que debería ser compartido
por la mayoría de los dirigentes políticos y empresarios, es recuperar
el capitalismo nacional para volver a crecer.
Aparece un poco oportunista la crítica que hacen a la banca extranjera,
cuando en los '90 convivieron e hicieron negocios con ella.
Brito: –La crisis cambió el escenario. A ellos no les interesa
dar créditos. Más bien, quieren disminuir su presencia en Argentina.
Corralito
¿Cuáles fueron los errores que los bancos cometieron en la crisis?
Brito: –No negarnos a financiar al Estado cuando el gobierno de De la
Rúa nos obligó, a finales de 2001. Ese fue un acto compulsivo
que debimos rechazar.
¿Fue lo único en que se equivocaron?
Brito: –Otro fue creer que la extranjerización del sistema financiero
solucionaba los problemas. Quedó a la vista que no fue así. La
concentración y extranjerización bancaria perjudicó a la
economía.
¿Y el trato con los ahorristas? Ustedes no salieron a romper el corralito,
por el contrario, lo avalaron con el silencio.
Brito: –¿Cómo hacíamos para devolver los dólares?
Me arrepiento de no haber rechazado públicamente la pesificación.
¿Por qué los bancos nacionales no se diferenciaron devolviendo
los ahorros atrapados?
Brito: –Imposible. La pesificación fue una medida que rompió
todos los contratos, incluidos los del sector financiero. Si restituíamos
los dólares, los bancos quebrábamos porque nuestro pasivo fue
pesificado.
¿Hubiesen devuelto los depósitos si no se llevaba a cabo la pesificación?
Brito: –A esta altura es imposible saberlo.
¿Cómo será el mapa del nuevo sistema financiero?
Estrada: –Los bancos privados nacionales tendremos una actitud muy activa,
siempre y cuando lo permitan el marco regulatorio y el marco general de la economía.
Las nuevas normas del Central deben ajustarse a la experiencia internacional:
los encajes deben ser muy bajos, casi inexistentes. Hay modelos que posibilitan
multiplicar el crédito. El otorgamiento de crédito debería
al menos duplicar al nivel de la década pasada. En ese contexto, y con
una economía en crecimiento, la banca pública mantendrá
los niveles de participación históricos, mientras que los nacionales
aspiramos a un porcentaje muy alto, pero no quiero arriesgar un número.
Vamos a ser agresivos para ganar clientes.
Interna
¿Por qué decidieron crear una nueva asociación, separándose
de los bancos públicos y de los extranjeros?
Cerviño: –Si bien tenemos puntos en común con los demás
bancos, existen claras diferencias en los intereses de cada sector. No sólo
en cuestiones de fondo sino también en las prioridades de cada grupo.
A todos los bancos nos interesa que crezca la economía y la resolución
de los temas pendientes, como el de las compensaciones. Pero la prioridad de
las entidades públicas pasa por la clarificación de su rol en
el nuevo diseño del sistema financiero. Y entre los extranjeros existen
aquellos que se quedarán en la Argentina, los que se achicarán
y los que se irán. Esta suerte de indefinición achica la posibilidad
de que esos bancos den crédito. No forma parte de sus prioridades. Pasa
lo contrario con nosotros: el objetivo número uno es que crezca el mercado
crediticio.
Los años '90 se caracterizaron por la extranjerización y concentración
de la banca y también por la escasez de crédito. ¿Por qué
con los bancos de capital local debería cambiar aquel escenario?
Cerviño: –El crédito al sector privado creció durante
la década pasada pero de manera concentrada. Los bancos nacionales estamos
en mejores condiciones de prestarles a las pymes porque tenemos un mejor conocimiento
de las empresas. Mucho más que la casa matriz extranjera, que no las
conocen.
Brito: –El sector público no tiene ninguna posibilidad de tomar
más crédito. Para ganar dinero, los bancos tendrán que
captar depósitos y prestar esos fondos. Esa es la única alternativa.
¿Cuándo volverá el crédito?
Cerviño: –Los condicionamientos son de índole general, como
que se resuelvan las cuestiones pendientes, se regenere la confianza en el sistema
y crezcan los depósitos. Y también particulares, como las normas
del Banco Central.
Brito: –En los últimos seis meses reaparecieron los créditos
personales, prendarios y los descuentos de facturas y de cheques. Pero para
que continúe la tendencia hace falta que bajen las tasas de interés.
Nadie puede pensar en montar una línea de producción con estos
costos altísimos.
Cerviño: –Tenemos dos problemas. No sólo recuperar la confianza
de los depositantes sino también de los propios tomadores de crédito.
Los bancos les cortamos y les reclamamos la devolución anticipada de
los préstamos a la mayoría del sistema productivo. Si los empresarios
no creen que las entidades financieras les vamos a sostener el crédito
en el largo plazo, no van a demandar préstamos por el alto riesgo que
corren. Vivimos una situación paradójica: no existe demanda de
crédito porque no hay confianza a que pueda mantenerse la oferta.
FMI-Lula
Si el FMI impone una fórmula ortodoxa, contractiva como en el último
acuerdo, y es aceptada por el Gobierno, ¿cómo podrán bajar
las tasas de interés?
Brito: –La clave para que bajen las tasas radica en la regeneración
de la confianza. El análisis debe hacerse desde otro punto: Lula, en
Brasil, se comprometió a un superávit fiscal superior al pactado
con el Fondo. El próximo presidente debe demostrarle al mundo que tiene
convicción en lo que está haciendo. No hay ninguna posibilidad
de que nos tengan confianza si las cosas se hacen porque lo pide el FMI. Hay
que hacerlas por convencimiento propio. Un claro ejemplo de este virtuosismo
es lo que está sucediendo con Lula. En Brasil, el riesgo país
se está desplomando.
¿El próximo presidente debe tomar como modelo a Lula?
Brito: –Lula aparece como un modelo exitoso. Una vez que la economía
vuelva a crecer, el nuevo jefe de Estado debe pensar en la manera de distribuir
la riqueza. Esa es la discusión no bien la Argentina vuelva a generar
riqueza.
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