Dom 07.04.2013
cash

LA PRIMERA EMPRESA RECUPERADA EN ESTADOS UNIDOS

Puertas y ventanas

› Por Esteban Magnani

Quienes hayan visto el documental Capitalismo: Una historia de amor, tal vez recuerden las protestas de los cerca de doscientos trabajadores de una fábrica de puertas y ventanas llamada Republic Windows and Doors en Chicago, quienes amenazaban con ponerla a funcionar. Ese tramo de la película funcionaba como muestra de lo que podían los trabajadores unidos para resistir el avance de un capitalismo exclusivamente financiero. Su director, Michael Moore, realzaba la innovadora alternativa elegida por los trabajadores como una forma de superar la avaricia empresaria (aunque, hay que aclararlo, la película ignoraba los cientos de casos que funcionan en América latina).

Luego poco más se supo de la empresa porque fue finalmente comprada y puesta nuevamente en funcionamiento por Serious Materials, que buscaba darle una impronta ecológica. Es que la compañía buscaba subirse a la promesa de Obama de un New Deal Verde capaz de reactivar la economía estadounidense, pero ésta nunca se concretó. En febrero de 2012 los nuevos dueños también decidieron cerrar e informaron a los 38 trabajadores que se les pagarían los dos meses de salario que indica la ley, pero que luego la empresa sería canibalizada por varias firmas. Los trabajadores rechazaron el plan y se quedaron en la planta hasta conseguir un compromiso de mantenerla funcionando por 90 días más mientras se buscaba un comprador que no detuviera la producción. En el fondo eran conscientes de que ningún empresario estadounidense se acercaría a una empresa con dos conflictos gremiales en su haber. Así fue que decidieron pelear por mantener la empresa en funcionamiento organizada como cooperativa. Esta vez contaban con asesoramiento del equipo de The Working World/La Base, ONG que trabaja en Argentina con empresas recuperadas. Su fundador y presidente, Brendan Martin, explicó a Cash que “se inspiraron directamente de la experiencia argentina para poder creer que lo que estaban haciendo era posible”.

Finalmente en 2013 los trabajadores, tras formar la cooperativa New Era Windows, lograron que la empresa les vendiese parte de los equipos. De esa manera se quedaron con cerca de una cuarta parte de las máquinas por un precio cercano a los 450.000 dólares que recaudaron gracias a una campaña internacional organizada por la misma The Working World y que contó con apoyos de varios activistas famosos, como Naomi Klein. En este momento los trabajadores se encuentran en plena mudanza y reconexión para poder operar nuevamente.

La modalidad de recuperación también se ha dado en numerosas cooperativas argentinas, aunque en general esto ha ocurrido luego de un tiempo y como parte de una negociación para resolver la precariedad de las expropiaciones. Martin explica que “en Argentina los trabajadores en general tuvieron tiempo, tal vez años, antes de tener que lidiar con costos tan altos. New Era ya tiene que enfrentar el alquiler, pago de servicios y seguros. Por un lado esto dio a las recuperadas más tiempo para cometer errores y aprender, pero no es el caso de New Era, que tendrá que ser estricta con su uso del dinero desde muy temprano”.

La empresa piensa comenzar a producir en un par de meses y el interés de la prensa ha llamado la atención de clientes que ya están enviando pedidos. El mercado de las puertas y ventanas, explica Martin, “está bastante a salvo de las importaciones chinas, porque el peso de los productos hace muy caro el flete. Las perspectivas de negocios son buenas, aunque ya no resultan viables a los volúmenes de hace unos años, antes de la crisis de las sub-prime y de la construcción”.

Por su parte, Steve Wong, otro miembro de la Base que hizo una pasantía en el 2009 en el Hotel Bauen –uno de los símbolos de las recuperadas argentinas– señaló que “la diferencia más grande es la línea de pensamiento cooperativista y de horizontalidad que ya tenían muchos de los cooperativistas argentinos”. En New Era ocurrirá algo insusual para la competitiva sociedad estadounidense: todos cobrarán lo mismo al menos hasta que la producción tome fuerza. Tanto Wong como Martin coinciden en que el hecho de que los trabajadores sean en su mayoría inmigrantes mexicanos les da una cohesión que otras fábricas no podrían tener. La experiencia argentina de las recuperadas está ayudando a pensar las cosas más allá de la escasa oferta de alternativas al desempleo que ofrece el capitalismo en tiempos de crisis.

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