Dom 21.04.2013
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MODERNIZACIóN HACIA EL MONOCULTIVO

Paradoja de la soja

› Por Germán Dabat y Sergio Paz *

Desde 2008 la producción y comercialización de soja en Argentina estuvo en el centro del debate político, a pesar de que el complejo sojero empezó a crecer rápidamente desde 1996 y fue convirtiéndose en un factor clave en la economía nacional desde entonces. Recientemente se ha asociado el resultado esperado para la actual cosecha con el potencial crecimiento económico y la distribución del ingreso para los próximos meses, el resultado de finanzas públicas y balanza de pagos, así como del valor del dólar blue. Sin duda una buena cosecha y precios internacionales favorables incidirían en todos estos terrenos pero, desde una perspectiva de largo plazo y centrada en los rasgos estructurales de la economía nacional, hay otros temas tanto o más cruciales que éstos para el país. En el libro Paradoja de la soja argentina: modernización hacia el monocultivo esbozamos algunas ideas relacionadas con las potencialidades y obstáculos que genera la sojización del agro argentino.

Este libro trata de una modernización ocurrida en torno de la producción de soja, en la que el Estado, capitalistas privados y empresas transnacionales aportaron inversión para modernizarla, llevando a ese cultivo desde un lugar marginal a ser el principal de la economía y a movilizar una parte sustancial de las exportaciones y del financiamiento del Estado. Si bien la idea de modernización económica generalmente fue asociada a un tránsito de economías preeminentemente rurales hacia economías urbanas, o de la producción de bienes básicos a la de bienes diferenciados con mayor valor agregado, o de bienes tradicionales hacia bienes nuevos, esta modernización se centra en un commodity agrícola que tiene larga historia en otros lugares.

Tiene profundas consecuencias en lo social, en lo ambiental, en la destrucción y creación de habilidades productivas, habiendo ganadores y perdedores, así como señales de modernización y de atraso. Se trata de una “modernización hacia el monocultivo”. Reúne en él los dolores sociales que suele acarrear el tránsito hacia el desarrollo y las miserias de los procesos de concentración de la tierra y el capital. Abre la puerta a trabajadores calificados, y puede dar lugar a futuros avances tendenciales hacia mejoras en las propiedades de los bienes, generalmente a partir del enriquecimiento biotecnológico.

También muestra perdedores en gran escala. Los peones rurales que perdieron su trabajo a manos de la modernización agraria, los campesinos desplazados y empobrecidos, los pobladores que vieron contaminado su medio ambiente por fumigaciones aéreas carentes de regulaciones y controles, los tambos cerrados, los ganaderos, aquellos pequeños propietarios y pequeños productores que no pudieron adaptarse a las nuevas condiciones o que no encontraron rentable este tipo de explotación por no alcanzar la escala mínima de producción. A eso se suman los bolsillos de la mayoría de las familias argentinas, que gastan una proporción importante de su ingreso en alimentos cada vez más caros como consecuencia del avance del monocultivo de exportación.

El libro analiza las fortalezas y debilidades generadas en torno de la problemática de la tecnología y las habilidades productivas implicadas en la producción de soja transgénica. Su intención es mostrar este proceso tan contradictorio como es. Ni totalmente bueno ni totalmente malo. Contradictorio y arrasador; creador de riqueza y socialmente salvaje; dinámico e innovador. Contradictorio, como fueron muchos procesos de desarrollo económico capitalistas en el mundo, pero concentrador hacia el monocultivo como pocos. Paradójico, como la Argentina

* Docentes de la Universidad Nacional de Quilmes.

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