EL CRéDITO AL SECTOR PRODUCTIVO FUE INDUCIDO POR EL BANCO CENTRAL
Más de la mitad del crecimiento de los créditos a la producción se explica por la medida de la autoridad monetaria que obligó a los bancos a prestar el 5 por ciento de su cartera de depósitos para ese fin.
Durante los primeros cinco meses del año, el 58 por ciento del crecimiento en los créditos a empresas fue inducido por el Banco Central. El creciente protagonismo de las líneas impulsadas por la autoridad monetaria para financiar inversiones se conjugó además con el establecimiento de tasas fijas que se encuentran por abajo de las que pretende cobrar el mercado. Las medidas permiten disciplinar al sector, orientar el crédito y actúan como un techo para los aumentos en las tasas de interés que profundizarían la desaceleración como sucedió en la crisis de 2009. Desde el equipo económico enfatizan que la decisión de obligar a los bancos a prestar una parte de sus depósitos a proyectos productivos va más allá, ya que garantiza un sostén para los alicaídos niveles de inversión.
Sin embargo, el éxito de las iniciativas ha sido dispar. Mientras que la línea de crédito para la inversión productiva (LCIP) equivale al 40 por ciento del crecimiento interanual de la inversión bruta interna fija, el Programa de Financiamiento Productivo del Bicentenario no superó los 5 mil millones de pesos cuando el objetivo del Gobierno era colocar en una primera etapa 10 mil millones. Adicionalmente, los programas todavía encuentran dificultades para penetrar en regiones donde existen bajos niveles de bancarización, limitando el impulso a las mejoras de competitividad en esos lugares.
La Línea de Crédito para la Inversión Productiva (LCIP) obliga a los bancos públicos y privados a prestar el equivalente al 5 por ciento de sus depósitos. Desde mediados de mayo, el financiamiento a tasa fija y mediano plazo permitió colocar alrededor de 35 mil millones de pesos al sector privado. La efectividad de la medida durante el primer año de vigencia llevó al BCRA a lanzar un tercer tramo de la iniciativa para el segundo semestre de 2013. Entre julio y diciembre, los bancos deberán fondear a una tasa fija máxima de 15,25 por ciento alrededor de 20 mil millones de pesos adicionales.
En un escenario macroeconómico donde los niveles de inversión se encuentran deprimidos y los bancos pujan por subir sus tasas de interés para abultar sus colchones de rentabilidad, la LCIP ofreció una herramienta activa para expandir el financiamiento a proyectos productivos. En 12 meses de existencia, el aporte de la medida equivale al 40 por ciento del crecimiento interanual de la Inversión Bruta Interna Fija. Aunque no pueda considerarse como la única causa, la línea del BCRA incidió en la ampliación de la participación del crédito al sector privado en el PBI que ascendió hasta el 15,7 por ciento, un aumento de 1,1 punto porcentual con respecto a junio de 2012 y de más de 5 puntos desde la recuperación de los niveles de préstamos iniciada a principio de 2010.
Los datos se vuelven más relevantes cuando se evalúa el efecto de la LCIP sobre la expansión de los préstamos a las empresas. En ese caso, la línea representó el 52 por ciento del crecimiento total. Si se suman los préstamos del Bicentenario, cuyo desempeño todavía está por debajo del esperado, el aporte del denominado “crédito inducido” asciende al 58 por ciento de total de los préstamos a las empresas.
La reforma de la Carta Orgánica permitió obligar al sistema bancario a prestar a una tasa baja que les exige resignar rentabilidad sin perder dinero. Pero además establece un límite a las subas de tasas al fijar una importante referencia para el financiamiento de las empresas. En ese sentido, el último Informe Macroeconómico y de Política Monetaria del BCRA afirma que “la definición de una tasa nominal anual máxima para los créditos tuvo incidencia directa en el costo del financiamiento”, y destaca que la reducción en las tasas fue todavía más relevante para las pymes. “Durante 2013, la LCIP permitió el ofrecimiento de préstamos a esas empresas con tasas de interés que se encontraban casi 2 puntos porcentuales por debajo de las del promedio del sistema financiero”, explica el documento de la autoridad monetaria. Precisamente allí reside el punto más resistido por los bancos, que de todas formas subieron los costos de financiamiento. Las tasas promedio para descuento de documentos, un difundido instrumento de corto plazo, registraron subas de 3,8 por ciento en términos interanuales al llegar hasta 19,9 por ciento. Desde el sector privado reconocieron que, en las últimas semanas, algunas llamadas informales para reducir esos costos
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