Dom 11.05.2003
cash

Una historia de amor y convivencia

Por Cledis Candelaresi

En vísperas del decisivo ballottage que podría consagrar como presidente a Néstor Kirchner, la Unión Industrial Argentina hizo varios intentos para tender lazos con el gobernador santacruceño, bastante esquivo a mostrarse con los hombres de empresa. Esos dirigentes se entrevistaron con el postulante a vice, Daniel Scioli, y luego con el propio Eduardo Duhalde, reclamando a ambos un puente con quien las encuestas identifican como el triunfador de los próximos comicios. Para la recién asumida conducción de la entidad fabril, la relación con Carlos Menem sería más fácil, más llana, aunque el riojano no es bien visto por todos los hombres de la Unión, cuyos negocios corrieron distinta suerte en los diez años de menemismo. Alberto Alvarez Gaiani, flamante titular de la UIA, encabeza una nueva conducción, sospechada de empatizar más con Menem que con Duhalde. En diálogo con Cash, el hombre de Copal (alimenticias) trató de aventar esas sospechas.
¿Usted es menemista o lopezmurphista?
–Repetí veinte veces que soy apolítico. En un capítulo sucio de la campaña por la interna de la Unión Industrial Argentina, mis ocasionales rivales jugaron con mi supuesto menemismo. Yo tuve una excelente relación con Menem en sus diez años de presidencia. Tan buena como la que tuve con Fernando de la Rúa, quien me ofreció varias veces cargos públicos para integrarme a su gobierno. También tuve un buen contacto con Duhalde. Y con López Murphy tengo un vínculo fantástico y consolidado porque fui director de FIEL, a través de Copal, durante mucho tiempo. Lo que no me corresponde decir es a quién voté y a quién voy a votar.
¿Kirchner elude los contactos con el sector empresario?
–De los políticos más relevantes del momento es el que menos contacto tiene con las empresas. Quizás sea sólo una cuestión de estilo, de manejo político del momento.
Frente a un eventual presidente de estas características, ¿UIA se está planteando alguna estrategia particular?
–Nosotros tendremos que manejarnos con las nuevas reglas de juego que establezca el futuro gobierno. Pero creo que si Kirchner es el próximo presidente tendrá que habilitar algún canal directo, aunque sea para tratar temas especiales. Si no es el Presidente, debe haber algún interlocutor oficial, como el jefe de Gabinete. No puede gobernarse eludiendo a las organizaciones de poder, ni empresarias ni sindicales.
¿Cómo es la relación de UIA con Roberto Lavagna?
–La relación de UIA con Lavagna, desde que es ministro, ha sido excelente. Yo tengo una relación con él desde hace muchísimos años. Cuando era secretario de Industria y Comercio Exterior de Raúl Alfonsín coordiné desde el sector privado el trabajo para los primeros protocolos del Mercosur. Desde entonces, en 1986, tuve una estrecha relación que reavivé cuando fue embajador en la Unión Europea.
¿Y ésta no es para UIA una puerta de llegada a Kirchner?
–Podemos tener buena relación con un ministro de Economía. Pero siempre hay cosas que deben tratarse directamente con el titular del Poder Ejecutivo. Eso es irremplazable.
¿Existen diferencias sustanciales en las propuestas económicas de Menem y Kirchner o cree que se distancian sólo por matices?
–A Menem lo conocemos: gobernó el país durante diez años. Aunque es cierto que podría volver aggiornado, con intención real de corregir los errores que cometió durante su gobierno. Y Kirchner representa en parte la continuidad de la política económica de Eduardo Duhalde, que intentó estimular la producción a partir de un diálogo fluido con las empresas y los gremios. La gran duda es si Kirchner continuaría ese contacto fluido... eso, por ahora, lo desconocemos.
Los opositores identifican a Menem como enemigo de la industria nacional, por ser un aperturista a ultranza. Pero las encuestas prueban que fue, junto a Ricardo López Murphy, el destinatario privilegiado de los votos del sector empresario.
–Vivimos en un mundo globalizado donde la apertura debe existir. Lo que no puede admitirse es la apertura estúpida que en algún momento existió en la Argentina. En particular cuando no fuimos correspondidos de la misma manera. Desde el sector agroindustrial esto se ve claro. Nuestros productos compiten con otros de la Unión Europea, donde hay subsidios millonarios para los productores. Debe haber apertura pero con reglas claras.
La apertura “estúpida” se concretó durante el gobierno de Menem.
–Creo que, en algunos casos, se dio una apertura desmedida perjudicándose a algunos sectores industriales. Más que el gobierno de Menem, fueron malas políticas aplicadas en algún momento por el ministro (Domingo) Cavallo.
¿Por ejemplo?
–Recuerdo cuando el ex ministro nos dijo que, si no estábamos en condiciones de tener una industria del juguete, que los locales comerciales se dedicaran a importar.
¿Con la creación de Adeba y las últimas reuniones de entidades patronales al estilo del Grupo de los Ocho, se puede hablar del resurgimiento de un empresariado nacional?
–De ningún modo creo que pueda hablarse del resurgimiento del Grupo de los Ocho ni mucho menos. Lo que debe haber es buen diálogo entre las entidades empresarias. Frente a temas puntuales, UIA coordina con el campo o el sector financiero. Pero es absurdo hablar del Grupo de los Ocho.
Hace poco usted declaró que “los empresarios no están en condiciones” de ocupar cargos públicos. ¿El mejor modo de arrancarle al Gobierno las decisiones anheladas es el lobby?
–Yo no digo que los empresarios no puedan ocupar cargos públicos. De hecho, varios de ellos están en funciones legislativas o en el Poder Ejecutivo. Lo que siempre ha dado malos resultados es que un presidente o vicepresidente de una entidad ocupe un cargo público.
Hasta ahora los bancos fueron para los industriales los malos de la película: los que escatimaban el crédito o prestaban a tasas exorbitantes. ¿Cómo está esa relación después de la crisis?
–No hay dudas de que en su momento el sector financiero tuvo elevados beneficios. Pero no se puede pensar en un país sin un sector bancario sólido, que trabaje correctamente. Trataremos de tener una relación armónica, sobre todo con Adeba, con quien ya tuvimos varias reuniones.
¿Es correcto que se compense a los bancos por la pesificación asimétrica?
–No quiero entrar en ese tema. Pero creo que lo que debe terminar inmediatamente es el enfrentamiento entre el Poder Ejecutivo y el Judicial. Los bancos tienen más liquidez, pero están sentados sobre el dinero, preocupados por la resolución de los amparos.

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