EXPANSIóN DEL POLO MANUFACTURERO DE EZEIZA
Con una inversión de 400 millones de pesos se está desarrollando el polo industrial de Ezeiza. Ya hay 150 compradores de lotes con el objetivo de cubrir la capacidad instalada de 500 empresas grandes y medianas.
› Por Federico Kucher
“Este parque industrial es una apuesta al crecimiento y a la industrialización de estos últimos años, con la idea de que se profundice”, dijo Martín Rappallini, presidente del polo manufacturero de Ezeiza. El proyecto se inauguró a fines de febrero, con la presencia de Cristina Fernández de Kirchner. Se trata de un predio de 300 hectáreas planificado para uso industrial, con el objetivo de relocalizar fábricas de la ciudad en una zona ubicada de forma estratégica para la producción. En diálogo con Cash, Rappallini subrayó el impacto de esta iniciativa en materia de competitividad de las empresas, destacó el rol del Estado para hacer posible la obra y precisó los desafíos de este emprendimiento industrial. A su vez, se mostró optimista en relación con la marcha de la economía. “La segunda mitad del año nos puede dar sorpresas, con aceleración del consumo, la inversión y la producción.”
¿Cómo surgió la idea del parque industrial?
–En 2007 se compró una fracción de terreno en Ezeiza, con el objetivo de mudar nuestra empresa. Luego nos dimos cuenta, a través de un estudio de mercado, de que 3000 mil empresas de la Capital Federal también tenían necesidad de relocalizarse, al tiempo que 15.000 compañías del primer cordón del conurbano bonaerense estaban en la misma condición. Este fue el puntapié inicial para poner en marcha el polo industrial. La inversión ascendió a 400 millones de pesos. A su vez, la Nación hizo un gran esfuerzo para que esta iniciativa prosperara. Por caso, instaló una traza de media tensión desde la subestación de Spegazzini hasta el parque, para abastecer con energía eléctrica a los establecimientos productivos. Esa obra requirió 24 millones de pesos del Estado.
¿Qué tipo de empresas se localizaron en este predio?
–La gama de actividades que se interesaron en este predio es muy grande, lo que se debe al desarrollo industrial de los últimos años. Entraron empresas de alimentación, laboratorios, químicas, productores de calzado, proveedores de aires acondicionados, metalúrgicas, empresas de plástico (poliuretano, lona, sillas), imprentas, proveedores para la construcción, fábricas de durmientes para trenes, proveedores de la industria del petróleo y fabricantes de cables. Hasta el momento, se registraron cerca de 150 compradores de lotes dentro del parque industrial, al tiempo que la idea es aumentar la cifra hasta 250 lotes, para alcanzar una capacidad instalada de 500 empresas grandes y medianas. A su vez, una decena de compañías ya terminó de construir sus establecimientos y se encuentran en funcionamiento.
¿Cómo impacta este polo en materia de competitividad?
–El parque industrial tiene un impacto enorme. Existirá un área de capacitación para jóvenes. Esto no será sólo para trabajadores de las empresas, sino para los jóvenes de la localidad de Ezeiza. Esto es central porque cuando uno recibe un oficio está incrementando el valor de su trabajo. Es una forma de salvarle la vida a la gente y darle un ingreso para siempre, porque el día que no trabaje en una empresa va a poder hacerlo en otra. El punto es que el que aprende, por ejemplo, a manejar algo electrónico adquiere la capacidad para operar máquinas de cualquier industria, puesto que las automatizaciones son parecidas en los distintos sectores.
Además de la capacitación, ¿cómo influye el parque en la estructura de costo de las empresas y en sus necesidades de insumo?
–Un punto relevante es que la infraestructura de servicios (luz, agua, electricidad, entre otros) está diseñada para uso manufacturero. Por caso, las cloacas del parque tienen capacidad para volcar efluentes equivalentes a los de cien manzanas de una zona residencial. Otra característica relevante es que el área está preparada para el tránsito de camiones de carga, permitiendo buena circulación del transporte. Esto no es menor si se tiene en cuenta que en los alrededores de muchas fábricas que quedaron dentro de la ciudad las calles se encuentren destruidas por el paso de los camiones. O, cuando consumen gas, se queda todo el barrio sin servicio, con importantes quejas vecinales. A su vez, existe una importante reducción de costos a nivel de energía. También la seguridad de los establecimientos, repartida entre todos, resulta mucho más económica. El beneficio del polo es que se trata de un área planificada para la industria.
¿Cuáles son los desafíos de este emprendimiento?
–La apuesta que estamos haciendo es al crecimiento y al modelo de industrialización de estos años, con la idea de que se profundice. En el parque hay muchas empresas pequeñas y medianas de origen nacional con planes para potenciar su expansión. El modelo industrial tiene un impacto positivo para la sociedad porque genera empleo y, por tanto, consumidores para los productos que se elaboran. El único mensaje que tiene que quedar instalado es la idea de defender el trabajo argentino. Sin trabajo local no hay consumo argentino.
¿La corrida cambiaria de enero generó problemas para la industria?
–El 2014 es un año que todo el mundo está mirando con cierta precaución. En enero y febrero hubo cierta inquietud con el tema dólar, lo cual provocó además tensiones de precios. Sin embargo, en marzo el clima fue de estabilidad, por lo que creo que la inflación va a ir bajando. Con las variables controladas todo se modera y tendremos un año tranquilo. Tal vez no va a ser de gran expansión como 2013, pero lo importante es que no vemos desbordes. La economía tiene ciclos. A veces existen momentos de fuerte expansión, mientras que otras veces tocan etapas algo más amesetadas. Lo central es que no haya sobresaltos. Hoy el nerviosismo por el tipo de cambio pasó, por lo que ahora ya se empezó a comprar y operar de nuevo, hay precios para los productos y se puede comercializar sin problemas. Si en lo que queda del semestre continúa esta calma, la segunda parte del año puede dar una sorpresa con mayores tasas de crecimiento. La gente en momentos de tensión se retrae, se queda con los dólares, pero cuando la cosa se tranquiliza vuelve a tomar decisiones de inversión y consumo.
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