LA INDUSTRIALIZACIóN DE LA PERIFERIA ARGENTINA
Un limitante de relevancia al proceso de desarrollo actual es la escasa capacidad de industrializar las regiones tradicionalmente periféricas, conformadas por las provincias que están fuera de la región pampeana.
› Por Víctor Ramiro Fernández * y Carolina T. Lauxmann **
Argentina inició, con posterioridad a la crisis de 2001, un proceso de reindustrialización que procuraba viabilizar el desarrollo, revirtiendo el camino de regresión productiva, desempleo y profunda desigualdad social que dejaba, como efecto visible, el predominio de las ideas –y políticas– del Consenso de Washington.
El proceso desplegado desde entonces presenta resultados auspiciosos. Un crecimiento industrial del 7,51 por ciento interanual –por encima de la media latinoamericana 2,75 por ciento– vino acompañado de descenso sensible en la tasa de desempleo, reducción de los niveles de pobreza y desigualdad pasando el coeficiente de Gini de 0,578 en 2002, a 0,475 en 2012. Los datos de crecimiento del sector manufacturero, así como los referidos al coeficiente de Gini, han sido obtenidos de la información estadística de la Cepal.
A la reindustrialización reciente se le han señalado limitaciones de orden estructural para impulsar el desarrollo. Diversos estudios han reparado en la escasa diversificación y en la perviviente primarización del tejido industrial, así como en la profundización del proceso de concentración y transnacionalización del sector, como características distintivas del actual desenvolvimiento industrial, que obstaculizan el tránsito hacia un proceso de desarrollo sustentando en un mayor dinamismo manufacturero.
Existe otra limitante de no menor relevancia a la hora de impulsar el desarrollo, que no aparece con tanta frecuencia en la crítica al proceso de industrialización actual. Se trata de una cuenta pendiente histórica de la Argentina: la escasa capacidad de industrializar las regiones tradicionalmente periféricas. Consideramos región periférica a aquella conformada por las provincias que están fuera de la región pampeana –que involucra a Buenos Aires, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe–.
La penetrabilidad de la industria manufacturera en las periferias resulta un aspecto fundamental para lograr que el desarrollo adquiera carácter más integral y menos ine-quitativo. Permitiría operar reversivamente, desde la densificación de las estructuras productivas de las regiones periféricas, sobre los desbalances económicos, sociales, institucionales y demográficos que, como bien señalaba el Nobel Gurdan Myrdal, operan acumulativamente para bloquear un proceso de desarrollo más descentralizado, capaz de evitar, entre otras cuestiones, la segregación socio-económica institucional de las regiones periféricas, así como aquellos problemas de marginación y exclusión que emergen en las zonas centrales, producto de la hacinante hiperconcentración urbana en torno de los centros de la pampa húmeda, alentados por la imposibilidad regional extra pampeana de retener sus recursos humanos –fundamentalmente los más jóvenes–. Las provincias de la región pampeana aglutinan el 66 por ciento de la población del país, según datos del Censo Nacional de Población 2010.
La industrialización de las regiones periféricas para operar esa reversión, más allá de las intenciones más o menos explícitas del Gobierno, no ganó realidad, al menos en la primera etapa de posconvertibilidad. Los datos de PBG de la primera mitad de la década actual evidencian que el diferente crecimiento industrial de las zonas centrales y periféricas se ha acrecentado, involucionando la participación manufacturera de las periferias extra pampeana dentro del Producto Industrial Nacional.
La advertencia de este estado de situación marca un triple de-safío para el Estado a la hora de concebir e implementar una política industrial que atienda “la cuenta pendiente de la industrialización de la periferia argentina”. En primer lugar, debe proveerse de información pormenorizada y actualizada sobre el desempeño del sector industrial, en las diferentes instancias subnacionales, de modo tal de dilucidar si, luego de ese “arranque sin reversiones y con agravamientos” de las tendencias concentradoras de la industrialización en los centros, se han producido cambios tendientes a avanzar hacia su federalización.
Si esa información confirma la no reversión de las tendencias centrípetas, se presenta la necesidad de (re)evaluar y (re)formular la política de desarrollo industrial, a fin de que la misma se convierta en una auténtica herramienta de impulso a un proceso de industrialización verdaderamente nacional. En este sentido, el Estado se encuentra compelido a revertir una tendencia de desenvolvimiento espacial de la actividad manufacturera que, según lo indicado, estaría evidenciado una selectividad territorial que mantiene, si no agudiza, los centenarios desequilibrios territoriales. Para ello debe prestar particular atención –además de a las cuestiones de diversificación sectorial y actoral que limitan estructuralmente el desenvolvimiento del sector– a la formación de una lógica de desarrollo industrial espacialmente más descentrada, que gane cuerpo en las regiones periféricas e involucre activamente a éstas en dicho proceso.
Finalmente, para que este patrón de industrialización gane viabilidad, se presenta el desafío de emprender la construcción de un Estado fuerte, funcional, institucional y espacialmente articulado, capaz de promover una federalización genuina de la actividad manufacturera. La posibilidad de concretar una política industrial regionalmente coordinada y descentralizadora, sustentada en esa construcción estatal calificada, resulta central para avanzar sobre las históricas desigualdades que existen en el territorio argentino, y procurar revertir las causaciones acumulativas que impiden generar nuevas y mejores condiciones de vida tanto para los más vulnerables de las regiones periféricas como para los más periféricos y marginados de la región central
* Doctor en Ciencias Políticas (Universidad Autónoma de Madrid). Magíster en Ciencias Sociales (Sociología), Flacso, Programa Argentina.
** Doctoranda en Ciencias Sociales (Universidad de Buenos Aires) con beca del Conicet.
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