DUISENBERG ANUNCIA SU RETIRO ANTICIPADO DEL BCE
La lucha por la sucesión
El economista holandés informó que en julio de 2003 deja la presidencia del Banco Central Europeo. Francia reclama el cargo.
Wim Duisenberg anunció anticipadamente que en el mes de julio de 2003 dejará la presidencia del Banco Central Europeo, cargo que asumió en 1998 con mandato por ocho años. El economista holandés fue elegido como primer jefe del banco continental tras una dura puja entre Alemania y Francia, la cual habría cerrado con el compromiso de que su sucesor fuera de origen francés. Si se cumplen esas previsiones, el actual presidente del Banco Central de Francia, Jean-Claude Trichet, será en julio del año próximo el nuevo titular del BCE.
Hay versiones contradictorias sobre lo que negociaron a mediados de mayo de 1998 el presidente francés Jacques Chirac y el canciller federal alemán Helmut Kohl, y si ya entonces se preveía que Duisenberg no agotara por completo su mandato de ocho años, para ceder el puesto anticipadamente a Trichet. Lo que Duisenberg dijo entonces en público fue, tal como recordó esta semana en rueda de prensa en Maastricht, que podría abandonar el cargo antes de 2006 por razones de su edad.
Más que los 68 años que el titular del BCE cumplirá el 9 de julio de 2003, parecieron pesar en la decisión y en su anuncio las especulaciones que se habían echado a rodar sobre su permanencia en el cargo. Duisenberg nunca ha admitido en público haber acordado con Chirac que entregaría el sillón a Trichet, un banquero central muy respetado, que tiene aún una cuenta pendiente con la Justicia gala por su responsabilidad en el control de las cuentas del banco Credit Lyonnais.
La primera definición del sucesor de Duisenberg les corresponde, formalmente, a los ministros de Finanzas de la Unión Europea. Posteriormente, la cuestión pasará a consideración del Parlamento Europeo. Finalmente, serán los jefes de Estado de la UE los que aprueben al candidato, una vez que el máximo órgano rector del BCE, el comité ejecutivo, haya analizado formalmente al presidente electo. Estos procedimientos pueden durar varios meses, lo que supondría una paralización en la cúpula del BCE, aunque resulta más preocupante la pérdida de credibilidad y prestigio que puedan generar los debates más o menos virulentos sobre un candidato idóneo.
Los expertos han coincidido en que Francia tiene ganado el “derecho de sucesión” tras haber declinado a Trichet en 1998. Por otra parte, el vicepresidente del comité ejecutivo del BCE, Christian Noyer, concluirá su mandato de cuatro años el 31 de mayo próximo. El gobierno galo habría renunciado a imponer un sucesor de Noyer y en cambio habría apostado todas sus fichas a la presidencia del banco. Pero la opción encierra el riesgo de que Francia se quede sin representación en la cumbre del BCE, si Trichet resultara impugnado por las cuestiones judiciales que lo involucran.
El euro se ha depreciado en más de un 25 por ciento con respecto al dólar desde su creación como moneda de cálculo, en enero de 1999. Duisenberg sostuvo el jueves que su dimisión anticipada también buscaba beneficiar a la moneda continental. No ha sido usualmente ese el efecto de sus comentarios, cada vez que intentó influir a favor de la cotización de la divisa única europea.