CAMBIOS ESTRUCTURALES DE LA ECONOMíA PARA SUPERAR LA RESTRICCIóN EXTERNA
Desarrollar una industria nacional menos demandante de divisas, diversificada, que permita exportaciones con mayor contenido tecnológico, crear empleo de calidad y evitar la salida de divisas en concepto de utilidades.
› Por María del Carmen Vila *
Es clara la importancia estratégica de quien crea conocimiento, importancia destacada en sus discursos por la presidenta de la Nación, quien ha creado el Ministerio de Ciencia y Tecnología y puesto a su cargo a un reconocido investigador, el doctor Lino Barañao. Se han hecho cambios positivos, pero aún estamos lejos de la meta. Según un informe de 2005 de la Secretaría de Ciencia y Tecnología, la meta era alcanzar una inversión del 1 por ciento del PBI en 2010, pero este porcentaje se ha mantenido alrededor del 0,7 por ciento.
Para un análisis comparativo, según datos del Banco Mundial de 2011, la inversión en investigación y desarrollo (I+D), como porcentaje del PBI fue en Argentina 0,65 por ciento; en Brasil 1,21; en Canadá 1,79; China 1,84; Francia 2,25; Alemania 2,89; Suecia 3,39; Israel 3,97; Estados Unidos 2,76; Japón 3,39. Uno de los objetivos de la Unión Europea es aumentar la inversión en I+D como porcentaje del PBI, hasta alcanzar un 3 por ciento en 2020 para dar un estímulo a la competitividad.
Esto muestra la importancia creciente de la inversión en I+D en los países más desarrollados. Si además se tiene en cuenta el valor del PBI en millones de dólares, las sumas invertidas en muchos de ellos son muy importantes. En 2011, según Eurostat, el gasto en I+D de UE-28 fue 87,0 por ciento del de Estados Unidos, 1,8 vez el de Japón de 2010 y 2,7 veces el de China de 2011. Pese a esto, China ha aumentado ininterrumpidamente la inversión en I+D, pasando de 1,07 por ciento del PBI en 2002 a 1,84 por ciento en 2011. China es un gran productor de manufacturas, pero el conocimiento y la innovación se generan principalmente fuera de ese país, restricción que parece estar tratando de superar, según estos datos.
Si se analiza la cantidad de investigadores por millón de habitantes según el Banco Mundial, alcanzó en 2011 en Argentina 1236, en Brasil 710, en Canadá 4563, en China 963, en Francia 3918, en Alemania 4085, en Suecia 5142, en Israel 6602, en Estados Unidos 3979 y en Japón 5158. Teniendo en cuenta la población, la cantidad total de investigadores es similar en China y Estados Unidos (alrededor de 1.250.000), lo cual confirma la importancia que China le está dando a la formación propia de conocimiento para superar la dependencia que genera copiar de otros.
Del análisis comparativo surge que nos resta camino por recorrer. Al presente, Argentina es el único país de América latina que ha formado tres científicos galardonados con el Premio Nobel en el área biomédica. Tiene posibilidades de generar un desarrollo más autónomo sin ser apéndice de corporaciones extranjeras. Se necesita planificación, políticas públicas sostenidas y financiamiento garantizado que, dada nuestra estructura industrial, recae principalmente en el Estado.
Sería importante convocar a las universidades y garantizar financiamiento que permita diseñar y desarrollar desde ferrocarriles, aviones, barcos, generadores de energía, medicamentos, vacunas, equipamiento hospitalario, electrodomésticos y todo aquello, que en muchos casos ya hemos producido antes exitosamente en el país, y cuya necesidad no pueda quedar condicionada a la existencia de divisas o a la voluntad externa para su provisión. Este sistema productivo debiera estar integrado dentro del Mercosur, acordando complementariedades productivas en la región de modo de ampliar mercados y garantizar una diversificación de la producción aunando esfuerzos en I+D.
Se debería tomar como modelo al Invap, que es propiedad de la provincia de Río Negro y produce reactores nucleares, radares, satélites, generadores eólicos. Esta empresa pública ha tenido un desenvolvimiento rentable sostenido, con una continua superación tecnológica en su área de competencia, que además es un área de gran innovación tecnológica, y reúne a destacados profesionales con reconocimiento internacional.
Algunos consideran que en una economía mundial donde la industria funciona con cadenas de valor globales que están concentradas en grandes empresas internacionales, un desarrollo local autónomo es imposible. Con ese criterio, empresas como la brasileña Embraer o la coreana Hyundai nunca hubieran sido concebidas, pues fueron creadas en la década de 1960 para producir en mercados que ya entonces eran muy competitivos, de alto contenido tecnológico y muy concentrados. Sin embargo, lograron perfeccionarse y posicionarse exitosamente en esos mercados. En el caso de Embraer, así como el de Petrobras, hubo un fuerte compromiso de los sucesivos gobiernos de Brasil para garantizar el desarrollo de estas empresas.
Es imprescindible empezar a generar una industria nacional menos demandante de divisas, diversificada, que permita exportaciones con mayor contenido tecnológico, crear empleo de calidad y evitar la salida de divisas en concepto de utilidades y dividendos que hoy tenemos por el alto grado de extranjerización. Así se actuaría sobre las causas de la restricción externa y no sobre sus efectos, tratando de equilibrar la balanza comercial.
* Doctora en Química. Investigadora del Conicet.
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