› Por Mario Rapoport *
No sorprende que Alfredo Zaiat haya publicado un nuevo libro sobre un tema clave: Amenazados. El miedo a la economía, después de su exitoso Economía a contramano. En los últimos años ha surgido una nueva generación de periodistas económicos, diría más bien de economistas, que emprendieron el camino de llegar a un público más amplio sobre la base de investigaciones sólidas y un lenguaje claro y sencillo, como lo hace el autor casi diariamente en distintas columnas económicas tanto en medios gráficos como a través de la radio y la televisión. Sin dejar de reconocer que existieron en una época periodistas económicos como Enrique Silberstein, que el autor cita, que enaltecieron esta profesión.
Otra cuestión a valorar es que esos economistas al igual que el autor, formados, por lo general, en la ortodoxia y las teorías neoliberales en el ámbito universitario, se han desprendido de ellas, realizando un periodismo de investigación basado en enfoques heterodoxos, donde lo que importa es aquello que preocupa al hombre común no a los dueños del poder económico. Un enfoque antes muy minoritario en el país.
En este libro, cada palabra, cada argumento, esta sólidamente apoyado por una amplia documentación entre las que se incluyen análisis coyunturales; escritos u opiniones de autores académicos, en especial de los que tienen posiciones contrarias a las dominantes; además de los ya habituales de la información periodística, como la visión de funcionarios de turno o de periódicos o revistas especializadas argentinas y extranjeras.
Amenazados tiene una contextura y un contenido que trascienden el de los habituales y abundantes textos de divulgación económica. Hace recordar los Ensayos de Persuasión de John Maynard Keynes, un libro que constituye la otra cara de su Teoría General y nos permite entenderla mejor.
En esos ensayos escritos a lo largo de los años veinte e inicios de los los treinta Keynes se enfrenta a los problemas de la coyuntura de entonces, desde el Tratado de Versalles de 1919, donde se aprueba el pago de exorbitantes reparaciones de guerra a la Alemania vencida que llevaron al nazismo (como hoy Alemania causante de dos guerras mundiales empuja a Grecia a la ruina), hasta la primeras manifestaciones de la crisis de la década del 1930. Allí el economista inglés no vacila en “hundirse” en el “barro” de la coyuntura: analizando hechos, polemizando con políticas públicas, y criticando diversos desatinos económicos que contribuyeron a derribar finalmente la bolsa de Wall Street en 1929.
Muchos de los problemas de esa época se parecen a los actuales, de modo que su lectura perdura casi tanto como la de la Teoría General. De Marx a Krugman grandes economistas teóricos utilizan como base de sus ideas o teorías el seguimiento de la coyuntura. Zaiat advierte humildemente en la introducción de su libro que su trabajo se dirige a la gente común más que a los economistas. En este punto disiento, son también economistas los que deben leer estas páginas.
Aquí tenemos una obra cuyo título ya impacta, sobre todo para la mayoría de los argentinos, de los que alguna vez se dijo que por vivir frecuentemente situaciones económicas traumáticas eran economistas de hecho. Sin embargo, más que una comprensión de los problemas económicos existe en nuestros compatriotas un temor al curso del devenir económico local que no se corresponde a esa presunta sabiduría basada en experiencias de vida. Esto sucede porque más allá de las mismas, la gente trata de informarse cotidianamente a través de medios dominantes que constituyen un verdadero laboratorio de desinformación, confusión y mentira generalizada. Por ejemplo (y se debería recordar un poco más nuestra propia historia) por más que vivamos en un país con un importante fenómeno inflacionario, esa inflación no tiene las mismas causas ni consecuencias según los distintos gobiernos y políticas económicas.
Así, durante la dictadura militar el proceso inflacionario osciló entre un altísimo 100 y un 400 por ciento anual, con una fuerte distribución regresiva de los ingresos, desocupación y desindustrialización lo que se combinó con políticas de ajuste y teorías neoliberales que endeudaron el país (sin olvidar al accionar del terrorismo de Estado). A su vez, la desinflación con convertibilidad y tipo de cambio fijo de Menem De la Rúa condujo a la formidable crisis del 2001
Actualmente hay un fenómeno inflacionario mucho más moderado que con la dictadura o Alfonsín y, además, no existen políticas de ajuste. Por el contrario, los niveles de vida y la distribución de los ingresos han mejorado notablemente mientras la crisis que predijeron muchos economistas del establishment no se ha producido. Son situación distintas. No obstante, en una parte de la población se ha creado el miedo al desbarranque económico, generado por esos “dráculas” de nuestros medios. Como Zaiat señala bien, la economía es un espacio de disputa de intereses contrapuestos y los escribas del poder económico se dedican a expandir ese temor para favorecer sus intereses y hacer retomar el poder político, que ha perdido en la última década, a la elite que lo conforma
Amenazados dice mucho más que lo que anuncia el título. Lleva a cabo la ardua tarea de desnudar meticulosamente los mecanismos del sistema económico que predomina en el mundo y los desastres que ha causado. Empieza analizando a los gúrues locales y sus vinculaciones con la política de las grandes potencias, sigue paso a paso el calendario de sus visitas y de su asesoramiento a la embajada de Estados Unidos en el país y continúa luego esa saga aclarando su vinculación con los fondos buitres y la sucia tarea de ser sus portavoces locales.
Pero Zaiat no se detiene en las personas, sino que estudia todo el conjunto de instituciones creadas por el neoliberalismo, especialmente a nivel financiero, que han facilitado la succión de nuestras riquezas por grupos locales y extranjeros. Hay que señalar que su análisis de los “Banksters” en el capítulo 3 no tiene desperdicio, como el de haber capturado esa frase de Bertold Brecht: “¿Qué es el robo de un banco en comparación con fundar uno?”. Especialmente interesantes son las páginas acerca de los manejos financieros que causaron la crisis del 20072008, en donde la corrupción y el fraude fueron determinantes, como en el caso de las calificadoras de riesgo que ponían la codiciada triple A a títulos basura, tales los activos hipotecarios de las subprime o la deuda de Grecia.
Allí se muestra que no son únicamente las instituciones conocidas por todos (aunque ellas comandan la operatoria) como el FMI y otros organismos financieros locales e internacionales que actúan en la superficie, los que sostienen el sistema. Los paraísos fiscales, los bancos pantalla, los bancos en la sombra y toda una obscura gama de intermediarios invisibles a los ojos de la gente, son los que, desde el lavado de dinero y la evasión fiscal hasta la criminalidad financiera de todo tipo, manejan ese juego. Y hacia ellos vuela, como en el caso del HSBC, la fortuna enorme de unos pocos argentinos, como lo denuncia el autor con nombre y apellido.
Con un toque de humor, señala que la Argentina tiene un papel destacado a nivel mundial en varios escenarios, en personajes o acontecimientos “que la ubican en puestos privilegiados en la consideración internacional. El papa Francisco, la reina de Holanda y el mejor jugador de fútbol del mundo” pero, además, “compite en los primeros lugares en el campeonato mundial de fuga de capitales”. Por eso, “si se considera la relación riqueza offshore/PIB, un indicador más preciso para evaluar la dimensión relativa del fenómeno entre diversos países, la Argentina ocuparía con comodidad –junto con Venezuela– el primer puesto en la fuga de capitales en ese lote”.
Son esos mecanismos, que vienen de lejos, y con la desregulación financiera se han acrecentado desde fines del siglo pasado, los que permitieron acumular en otros lugares fortunas extraídas localmente un PBI paralelo y casi igual al de nuestra economía actual. Es decir, existe en el exterior una segunda Argentina, similar en el monto de sus riquezas al país en el que estamos viviendo. De modo que si esas fortunas volvieran, el nivel de vida de los argentinos se duplicaría y seríamos en verdad una potencia económica.
Un capítulo interesante es el dedicado a los buitres, donde se revelan los mecanismos de la American Task Force Argentina liderada por Elliot Associates de Paul Singer, señalando su influencia en políticos y funcionarios norteamericanos que obviamente culminaron con el fallo del juez Griesa, y las campañas de desinformación en la prensa estadounidense y en la Argentina, a fin de justificar sus maniobras especulativas.
La amenaza de los fondos buitres contra la Argentina tenía como puntos principales provocar una devaluación brusca, tratar de desestabilizar la situación política interna, propiciar candidatos presidenciales con una actitud amigable hacia ellos y hacer caer el país nuevamente en default, generando miedo en la sociedad. Pero nada de eso ocurrió, el gobierno argentino resistió esta presión con éxito, aún en contra de la opinión de los economistas del establishment, de los medios dominantes y de políticos opositores.
Otro ejemplo de temores que Zaiat recoge en el libro, se inicia con una cita de David Ricardo refiriéndose a las corridas bancarias, donde el gran economista británico afirma que la corrida que estuvo en el origen de la crisis de 1797 que le tocó vivir, fue resultado del contagio “de miedos infundados de una parte de la comunidad”. Lo mismo ocurre en la Argentina, donde según el autor, “es una de las amenazas más perturbadoras para la sociedad, con el dólar ejerciendo el papel protagónico estelar en la construcción del miedo en la economía”. Zaiat describe así las peripecias de este tipo de situaciones, en especial la corrida cambiaria de enero de 2014, como si fuera el libreto de un thriller apasionante.
Un miedo que caracteriza a nuestros ciudadanos es, sin duda, todo lo que tiene que ver con el desamparo. Sobre esta cuestión Zaiat analiza los temas del empleo, de la pobreza, de la inflación, de la protección social y de la distribución de los ingresos, destacando las ventajas obtenidas en esta última década frente a las anteriores políticas neoliberales, que produjeron una sociedad profundamente fragmentada y con una extrema desigualdad de los ingresos.
La última amenaza a la que se refiere es la del ajuste. En un capítulo sin desperdicio demuestra que ese ajuste, que siempre recae en los sectores débiles de la sociedad, es el objetivo de los poderes concentrados que proponen el sacrificio presente para la buenaventura futura a fin de solucionar la crisis que ellos mismos producen o intentan producir. Expone como se busca primero difundir pronósticos negativos sobre las perspectivas económicas de la sociedad y así construir una profecía autocumplida. Es decir, pronosticar la catástrofe de modo de lograr que la gente lo crea y esperar que la crisis estalle para luego aplicar el ajuste; siempre basado en la devaluación y un nuevo endeudamiento externo. El falso propósito de esos agentes del caos es el de reparar el presunto desequilibrio provocado por el aumento del gasto público y la emisión monetaria no por sus propias maniobras.
Amenazados, como el mismo autor lo señala, trata de develar los mecanismos de esos engaños y los intereses del poder económico que están detrás de ellos, de modo de tranquilizar a la población y lograr que pueda vencer al miedo en la economía. Entonces será el momento en que se asusten los mercados. Bienvenido sea este libro para lograrlo.
* Profesor emérito de la Universidad de Buenos Aires.
(Versión para móviles / versión de escritorio)
© 2000-2022 www.pagina12.com.ar | República Argentina
Versión para móviles / versión de escritorio | RSS
Política de privacidad | Todos los Derechos Reservados
Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux