INGRESOS Y EGRESOS DE DóLARES. LA PROPUESTA MACRISTA DE LIBERAR EL MERCADO DE DIVISAS
El anuncio de campaña del candidato Mauricio Macri de eliminar las restricciones a la compra de dólares implica una muy fuerte devaluación del peso. La demanda potencial alcanzaría los 20 mil millones de dólares.
› Por Cristian Carrillo
El levantamiento de las restricciones a la compra de dólares es la principal propuesta económica de la oposición rumbo al ballottage. La promesa de eliminar esa limitación en un día más que una irresponsabilidad es casi imposible si se tiene en cuenta la demanda efectiva de divisas y la potencial tras tomar esa medida frente al actual nivel de reservas. Incluso si se realiza esa liberación de manera progresiva –bajo las condiciones actuales– sólo podría llevarse a cabo bajo un abultado endeudamiento externo con destino exclusivo a abastecer la demanda de dólares. Ni siquiera las promesas de un ingreso de 10.000 millones de dólares en el primer año alcanzarán. Liberar el acceso minorista y la remisión de utilidades para empresas implicaría un piso de demanda de 20.000 millones de dólares.
El anuncio electoralista de eliminar cualquier restricción a la compra de moneda extranjera, tanto para particulares como para empresas, ya sea para pagar importaciones como para remitir utilidades es impracticable en los plazos que plantean los economistas de Macri. La demanda actual y potencial supera ampliamente el actual stock de reservas, incluso tomando en cuenta el remanente de liquidación divisas acopiado por los exportadores. Según un trabajo de los investigadores del Centro de Estudios Económicos y Sociales Scalabrini Ortiz (CESO), Andrés Asiain, Nicolás Hernán Zeolla y Diego Urman, que se publicó en este suplemento, la demanda potencial de dólares para remitir ganancias acumuladas de las empresas extranjeras y nacionales suma de 7253 a 8768 millones de dólares. Esta suma no toma en cuenta cerca de 8000 millones de dólares que reclaman las importadoras. Por su parte, las automotrices demandan más de 3000 millones de dólares al año para sostener la actual producción.
El monto de casi 20.000 millones de dólares corresponde a la demanda de empresas a la que se sumará la de particulares. En octubre pasado, cuando la AFIP abrió un poco más el grifo para la compra de dólares para atesoramiento, se superó la barrera de los 700 millones de dólares. Haciendo el ejercicio de que esa sea la mayor demanda de ahorristas, implicaría unos 8400 millones de dólares en el año. Sin embargo, el efecto estampida, en caso de que se elimine toda restricción hace pensar que esa cantidad sería mucho mayor. Hace cuatro meses, el ex director del BCRA, Carlos Pérez, uno de los últimos directivos de la administración de Martín Redrado en dejar su cargo, estimó en un medio especializado en “casi 800.000 millones de pesos, que pueden ir en búsqueda de los dólares una vez liberado el cepo”.
Por el lado de la oferta, las reservas del Banco Central se ubican actualmente en los 26.795 millones de dólares. Ese monto está integrado por el equivalente a 11.000 millones de dólares correspondientes al swap (intercambio) de monedas con el Banco Popular de China y por el encaje de los bancos sobre 8999 millones de dólares (último dato al 23 de octubre pasado) de depósitos en divisas. También habrá que tener en cuenta un estimado de desembolsos para el año próximo –bajo condiciones similares a las actuales– de unos 6000 millones de dólares por importación de energía (si se mantienen los precios actuales del crudo) y cerca de 1500 millones anuales a organismos multilaterales de crédito y más de 1900 millones pagado a bonistas que se encuentran trabados por Griesa y que, asegura el macrismo, se destrabarían por un acuerdo con los buitres.
A las reservas en divisas, podrían sumarse el ingreso del stock de 12.995 millones de dólares sin liquidar de la última campaña de soja, trigo y maíz, en caso de que una devaluación abrupta los incentive hacerlo. La generación genuina de divisas, a través del superávit comercial, es uno de los principales problemas que enfrenta la región, debido a la caída en los precios de los principales commodities de exportación. Tampoco se prevé un flujo de dólares financieros mientras que los financistas aguarda una suba de la tasa de interés por parte de la Reserva Federal, lo que encarecerá el crédito internacional. En caso de liberar todo acceso al dólar, la brecha entre la demanda actual y potencial y el nivel de reservas deberá ser cubierta por deuda externa y a tasas de interés elevadas
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