Dom 31.08.2003
cash

LA INTERNA DE LA UIA, POLITICA DE CRECIMIENTO Y MODELO PRODUCTIVO

“No quiero salarios de cartoneros”

Ya no maneja Alpargatas, endeudada y eterna anotada a salvatajes financieros bajo el paraguas del Estado. Ahora se dedica a exportar e importar zapatillas. Guillermo Gotelli lidera la oposición en la UIA.

Por Cledis Candelaresi

Después que dejó su alto cargo ejecutivo en Alpargatas, Guillermo Gotelli tomó varias iniciativas. Una fue fundar Tradic, trading de importación y exportación de indumentaria deportiva. Otra, armar y liderar la lista “Industriales”, que en abril disputó con el respaldo de Techint, aunque sin éxito la conducción de la UIA ahora encabezada por Alberto Alvarez Gaiani. La puja sigue y con una ventaja para él: tiene afinidad con el Gobierno.
¿Le molesta que se lo sindique como al hombre de Techint en la UIA?
–(sonrisas) Yo vengo de una industria pobre, como la textil (Alpargatas) y sigo siendo un zapatero que vende zapatillas. Es muy bueno tener en “Industriales” una empresa exitosa como Techint. Pero también tenemos a la Unión Industrial de la provincia de Buenos Aires, del Chaco, de Formosa, Misiones, Entre Ríos, la Cámara de Calzado, indumentarios, automotrices, autopartistas. Yo soy sólo la cara visible de ese grupo.
¿La reunión de Corrientes –organizada por “Industriales”– no puede interpretarse como el primer paso para romper con la conducción formal de la UIA y generar una entidad gremial independiente, allegada al Gobierno?
–No tenemos vocación de separarnos sino una forma de trabajar totalmente distinta a la tradicional, porque creemos que la actividad gremial empresaria debe surgir desde las regiones y las pymes. Quizás, la UIA la adopte, y por eso organizó las reuniones de Puerto Madryn y ahora prepara la de Jujuy.
¿”Industriales” no está políticamente más próxima al Gobierno que la actual conducción de la UIA?
–Yo no los puedo juzgar a ellos. Sólo puedo decir que funcionó perfectamente bien nuestra propuesta de armar grupos de trabajo con Planificación, Economía, el Banco Nación y el BICE. Hubo una perfecta simbiosis, gracias a que el Gobierno adoptó dos definiciones concretas: que es necesario priorizar el valor agregado y que la Argentina tiene que integrarse al mundo a partir de una negociación sustentable.
¿Qué es una “negociación sustentable”?
–Superar el default a partir de mayor producción. Los propios acreedores quieren esto. No tiene sentido pagar uno o dos años el servicio de la deuda, si al año siguiente cae la producción y eso interrumpe los pagos.
¿Esa propuesta entraña un tipo de cambio alto como el actual o más elevado?
–Un tipo de cambio como el actual, por lo menos, porque permitirá ahorrar. Tener más exportaciones y sustituir importaciones.
¿Pero qué pasa con el mercado interno y los salarios muy bajos en dólares?
–El salario va aumentar con el crecimiento de la economía, que permite incorporar más gente al mercado de trabajo. Además, hay políticas de ingresos que toma el Gobierno. Y nosotros también tenemos propuestas. Si se pusieran talleres de confección en el nordeste argentino, por ejemplo, se generaría empleo con salarios altos por exportar las prendas con marca argentina. En lugar de vender el algodón, se vendería jean con marca. Y por cada dólar de algodón, se podría exportar por 12 dólares de jean. Italia paga salarios de 1000 dólares por mes en la industria del calzado y es competitiva. El tipo de cambio exportador no va en contra del salario.
Pensando en una economía diseñada exclusivamente para exportar.
–No es esa nuestra propuesta ni creo que sea la del Gobierno. El país necesita un mercado interno dinámico. Pero en la medida que seamos más eficientes, cuanto más pague el mundo lo nuestro, el tipo de cambio irá bajando. El dólar es un factor para aumentar la competitividad, pero no el único. El tipo de cambio actual refleja problemas irresueltos, como el default o los déficit de infraestructura.
¿Usted resultó un beneficiado por el proceso de sustitución de importaciones que promovió la suba del dólar?
–Hoy no hay nadie que quiera financiar el consumo de zapatillas en la Argentina y por eso la producción textil y de calzado llegó a un nivel record. Pero no creo en una industria cerrada. Más bien, debe ser integrada. Nosotros desde Tradic, exportamos, pero también importamos.
¿Los nuevos productos tienen calidad equivalente a los importados?
–Tienen calidad y precio accesible a la Argentina. Ahora hay calzados de 100 pesos para abajo. El mercado de 300 o 400 pesos para las zapatillas aún existe, pero es muy limitado.
¿Es una buena medida aplicar salvaguardas intraMercosur para protegerlos?
–Me parece muy bien que el Gobierno esté pensando en evitar daños a la industria local por cuestiones temporales, como un ciclo recesivo en Brasil. Lo veo sensible y con buen coraje de negociación. Hay una coincidencia conceptual con el Gobierno de priorizar el valor agregado y apostar a salarios altos. Nosotros queremos salarios altos.
¿Quieren salarios altos?
–Naturalmente. No queremos una Argentina factoría.
¿En qué condiciones estarían dispuestos a pagarlos?
–Con una producción de alto valor y calidad, que atienda el mercado interno y exporte. No existe un modelo industrial a costa de los salarios. Ni a costa de los servicios o del sector primario. Eso termina fracasando. Nuestro modelo no incluye salarios de cartoneros.

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