Con Thatcher como con Cavallo
› Por Julio Nudler
Sólo uno de cada cuatro pueden esperar una jubilación que llegue a la mitad del que será su salario al momento del retiro. ¿Argentinos afiliados a las AFJP después de la quita? No. La situación descripta corresponde a Gran Bretaña, veinte años después de las reformas thatchereanas. Sin embargo, las promesas de prosperidad calaron hondo y, a pesar de los datos de la realidad, un 59 por ciento de los trabajadores siguen aguardando que, después de jubilarse, mantendrán el mismo ingreso que en el final de su vida activa. En promedio, la gente cree que cobrará un 77 por ciento del salario medio. Pero esta expectativa no guarda relación con lo que les espera.
Según un estudio que acaba de presentar JP Morgan Fleming, apenas un 26,5 por ciento de los trabajadores conseguirán una jubilación relativamente decorosa, mientras que una investigación similar realizada en 1996 arrojaba un número también dramático pero muy superior: 43,2 por ciento. Lo concreto es que más de la mitad de los activos perderán el 60 por ciento o más de su nivel de ingresos al jubilarse. Este veloz deterioro es atribuido a la caída en la Bolsa, a la eliminación por las empresas de esquemas de refuerzo para el retiro de sus empleados y a otros factores.
La única solución, según Simon Crinage, vocero de JP Morgan Fleming, consiste en que los trabajadores ahorren más para su vejez. Es decir, que vivan algo peor ahora para vivir menos pobremente después. Pero esto es sólo posible cuando hay capacidad de ahorro porque se gana un buen salario y éste no está embargado por deudas anteriores, como hipotecas y créditos de consumo. Aun así, ahorrar más tampoco garantiza una buena renta futura en mercados de capitales sometidos a los accidentes especulativos. El sistema previsional se vuelve así poco previsible e induce actitudes menos previsoras por parte de los activos. Para éstos, lo más seguro es apropiarse de bienes y quedarse con las deudas, en lugar de adquirir acreencias sobre prestaciones futuras.