Dom 02.06.2002
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¿Caídos del mundo o del catre?

La Argentina se cayó del mundo, como está de moda decir? La verdad no es que se cayó, sino que éste es el mundo. No hay otro. Es éste. Ocurre que la Argentina creía que le había tocado en suerte estar en una parte del mundo, el llamado primero, y ahora se percata de que está en otra, mezcla de tercer y cuarto mundo, y se debate furiosa. ¿Por qué creyó una cosa y resultó otra? Porque le vendieron un billete falso. El que compró no servía para viajar de la parte mala a la parte buena del mundo. Como a todo inmigrante clandestino que pretende ingresar con documentos falsos al mundo rico, la pescaron y devolvieron despiadadamente al lugar que le está reservado. Esto le sucede en el preciso momento, posterior al maldito 11 de septiembre, en el que los países rectores del capitalismo han decidido construir un enorme muro de Berlín que los proteja de la invasión de los pobres, además de desentenderse de lo que suceda con esas economías condenadas, salvo alguna excepción estratégica. La Unión Europea está poniendo manos a la obra con la formación de una gendarmería compartida, entrenada para repeler contingentes humanos. La teoría del derrame no funciona. El capitalismo no es muy diferente de un barrio privado rodeado de asentamientos miserables, que necesita militarizar su perímetro. El ascenso de las derechas en Estados Unidos y Europa demuestra que sus ciudadanos comprenden que ha llegado la hora de defender por medios violentos su nivel de vida. Como la globalización no remedia los males de la periferia, las presiones migratorias no van a cesar. Sólo cabe reprimirlas. Mientras once senegaleses vencieron al fútbol a otros tantos franceses, sembrando la fantasía de un mundo donde todos pueden por igual, otros 135 senegaleses –posiblemente entre miles en igual situación– fueron apresados en diversos aeropuertos europeos durante el último mes, cuando intentaban filtrarse en esas islas de bienestar. Millones de argentinos también quieren irse, pensando que si el capitalismo no viene hacia uno, uno debe ir hacia donde él atiende, que es en el norte. Pero la muralla también existe para ellos.

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