Aunque para muchos puede parecer obvio, no viene mal recordar un ABC esquemático sobre el FMI. Este es un organismo que actúa como auditor de países endeudados con el objetivo de cuidar los intereses de la banca acreedora y de las multinacionales con inversiones en esas naciones. Su receta, entonces, está estructurada en función de esa exclusiva misión, lo que permite entender el reclamo obsesivo por la derogación de la Ley de Subversión Económica y posteriormente el veto a varios artículos de la norma que la eliminó. También, aunque varios se resistan a creerlo, el pedido informal de un cronograma electoral. Esas dos iniciativas que no tienen nada que ver con un plan económico son impulsadas por banqueros y hombres de negocios, que trasladan esas inquietudes a sus casas matrices, con eco inmediato en el directorio del FMI. Este está manejado por representantes de cada uno de los países del Grupo de los Siete países más poderosos del mundo. Y esa dinámica de presión no es secreta: una de las primeras decisiones de Horst Koehler al asumir el mando del Fondo fue crear un foro permanente con los bancos privados. Estos trasmiten directamente sus deseos al teutón como también a Anne Krueger, quienes prestos informan a la autoridades argentinas lo que tienen que hacer. Emilio Cárdenas, del HSBC, y Manuel Sacerdote, del BankBoston, son los dos banqueros que con más frecuencia se comunican con el FMI.
Como ese comportamiento no es exclusivo para Argentina, y ante la llegada de Mister Thornton, el negociador que envió el Fondo para trasmitir los deberes a cumplir, vale rescatar de Internet los principales fragmentos de una carta que le enviaron a este economista inglés en una reciente misión que estuvo a cargo en el Ecuador dolarizado.
Señor John Thornton, misión del Fondo Monetario Internacional:
... Ustedes, y la institución que representan, son los mayores responsables de la agitación social del Ecuador actual, los agentes que están destruyendo un país hermoso y diverso, los extremistas que han polarizado el país hasta dividirlo en dos: los muy ricos y los muy pobres. Sus eficaces recetas, aplicadas por los diferentes gobiernos de turno, lograron que en el Ecuador se estén destruyendo las riquezas naturales; que se destine más del 50 por ciento de su presupuesto al pago de una deuda ilegítima; que el país ocupe el primer lugar con la mayor tasa de inflación en el continente, el primer puesto en los índices de corrupción, el primer lugar en tasas de deforestación y contaminación, la primera mención en la injusta distribución de la riqueza... y este fracaso de sus recetas se repite en todos los países del Tercer Mundo en donde ustedes intervienen para “ayudarnos a superar la pobreza”. ¿Seguirán ustedes insistiendo en darnos consejo y proponer recetas? El Gobierno Nacional deseoso de cumplir con las medidas impuestas para lograr el anunciado préstamo está cometiendo violencia y atentados a los derechos humanos y de los pueblos.... Su presencia en nuestro país es un RIESGO, con mayúscula, que justifica plenamente las órdenes de detención contra ustedes. Ahora somos mujeres de sectores ambientalistas, de derechos humanos y de organizaciones sociales las que manifestamos nuestro profundo desacuerdo con las medidas económicas; que condenamos la violencia y el racismo, y sobre todo que los condenamos a ustedes.
Esta carta fue redactada por un grupo de siete mujeres de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos, el Frente de Mujeres de la Coordinadora de Movimientos Sociales y Acción Ecológica, que ocuparon de manera no violenta las oficinas del Consejo Nacional de Modernización del Estado, en Quito, donde se celebraban las conversaciones con la Misión del Fondo Monetario Internacional. Y entregaron esta carta dirigida a los funcionarios del organismo multilateral John Thornton y Harald Hirschofer, en la que se los acusa de ser los verdaderos culpables de la crisis económica y social del país y de ser sujetos de arresto por subvertir el orden.