EL BAúL DE MANUEL
El
modelo del rey Midas
La sociedad, para que lleguen los bienes producidos a sus demandantes, se basa
sobre la división del trabajo, y el intercambio entre los agentes mediante
actos de compraventa. El dinero es el que hace viables esas operaciones. Sin
él, las mismas difícilmente se concretarían. Por ello suele
tomarse el instrumento como la causa, y suele escucharse: con el dinero se come,
se educa, se cura, etc. Sin embargo, no es dinero lo que comemos, lo que nos
educa o nos cura. Comemos alimentos, nos educan maestros y nos curan médicos,
todo lo cual nace de trabajar y producir. La confusión entre dinero y
satisfacción de necesidades ya existía antes de Cristo, y Aristóteles,
hace más de dos mil años, refirió en su obra La Política
la leyenda del rey Midas, que pidió la facultad de convertir en oro todo
lo que tocase, y murió de hambre, al convertir en oro hasta sus alimentos.
Acaso por extraviarse las obras de Aristóteles, la confusión monetaria
siguió, y en el siglo veinte, el mayor economista norteamericano, Irving
Fisher, la denominó ilusión monetaria, significando la confusión
entre valor nominal (o impreso) y poder adquisitivo (o valor) del dinero. El
segundo varía al cambiar el precio de los bienes, aunque permanezca igual
el primero. Con un peso (1m) compro una unidad de un bien (1x) cuyo precio es
un peso (1p): 1m 1p = 1x . Si el precio aumenta a dos pesos (2p), el poder adquisitivo
baja a la mitad: 1m 2p = ´x. Si generalizamos, para M unidades monetarias
y cierto nivel de precios p, es M p = x. Dicho en otros términos, si
el salario es una suma de dinero (M) por mes, es M = dinero tiempo; y el precio
(p), una suma de dinero por unidad de bienes en general, es: p = dinero cantidad
de bienes. Luego M p = cantidad de bienes tiempo: el valor del salario es la
cantidad de bienes que el mismo permite comprar en un mes. En una economía
con inflación una suma de dinero fija es una cantidad de bienes cada
vez menor. El que entrega dinero gusta expresarse en valor nominal, pero quien
lo recibe debe mirar cuánto compra con ese dinero. Es nuestro caso: se
mantienen salarios en dinero constantes y se dice: “no aumentaremos el
salario”. El asalariado lo traduce como: “el salario real seguirá
bajando”. Este modelo ilusionista, funciona a base del incesante deterioro
del salario real, de la transferencia de poder de compra del asalariado al pudiente,
a base de creciente desigualdad y empobrecimiento.
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