Dom 03.07.2005
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EL BAúL DE MANUEL

El baúl de Manuel

› Por Manuel Fernández López


Erasmo

Una de las formas de mentir es manipular la estadística. Esta es una medida del éxito o fracaso de una gestión, y no es casual usar nombres con apariencia de algo deseable, pero que disfrazan tragedias. “Flexibilidad” es opuesto a rigidez o parálisis, pero “flexibilización laboral” significó la esclavización del trabajador, y “desregulación laboral” significó perder medio siglo de conquistas laborales. ¿Quién no prefiere el superávit al déficit? Sin embargo, el “superávit de la cuenta corriente del balance de pagos”, significa que el valor de lo exportado es superior a lo importado. Eso en la Argentina está lejos de indicar una condición satisfactoria, y generalmente señala que la economía marcha a media máquina, vale decir, que el ingreso nacional que se genera en un año no provoca un volumen de importaciones tan alto como el de las exportaciones. Y si vamos al detalle el panorama es peor, ya que el 70 por ciento de lo exportado son bienes primarios o de origen primario, entre ellos la porotos de soja, con lo que significa de empobrecimiento del suelo, y petróleo, con la pérdida de reservas que supone. Las importaciones, un 23 por ciento se titulan “bienes de capital”, entre los que se incluyen teléfonos celulares y equipos de computación, en su mayoría bienes de consumo durable, no bienes de capital. El “superávit fiscal”, a su vez, es la diferencia entre el ingreso y el gasto público. Que sea positivo significa que el Estado no hace obra pública y paga a médicos y maestros salarios indignos de su importancia social. Si pedimos una opinión a Erasmo, nos dirá: “¿Y a qué viene esto?, me preguntaréis. Estad atentos; ya veréis lo que se deduce de todo ello. Si estando un cómico en escena se le ocurriese quitarse la careta y enseñar a los espectadores su rostro verdadero, ¿no trastornaría la comedia toda y merecería que el público le arrojase del teatro como a un insensato o a un loco? Claro que sí, porque resulta que con su extravagancia habría cambiado todo en un momento, y descubriríamos que a quien creíamos mujer era un hombre, que el que aparentaba ser joven era un viejo, el que representaba a un rey ahora se convertía en un esclavo y el que hacía de dios se quedaba en un pobre diablo, y resulta que al destruir así la ilusión se ha destruido también el interés de toda la obra, ya que la ficción y el engaño eran los que mantenían constante la atención de los espectadores”.

El “dream team”

Al poco tiempo de fallecer Joseph A. Schumpeter, se sacó partido de la enorme fama internacional de aquel economista reuniendo en un volumen diversos artículos de su autoría, la mayoría publicados con motivo de algún aniversario o un deceso. Se tituló ese volumen Diez grandes economistas (1951). Ese título se convirtió en un clásico, y los diez economistas de Schumpeter pasaron a considerarse una selección entre los economistas de la “tendencia principal” del pensamiento económico internacional. Pero ¿cuáles diez economistas representarían a los distintos países o regiones del mundo? Sobre Italia, podemos citar la selección de R. Faucci (2000): Genovesi, Galiani, Verri, Beccaria, Cattaneo, Ferrara, Pantaleoni, Pareto, Einaudi y Sraffa. ¿Cuáles diez representan mejor a la Argentina? Nuestro caso es un tanto complicado, pues el universo está formado por personas de otros países, que pasaronaccidentalmente por el país, o personas de otras profesiones, que incursionaron de modo fortuito en la economía, y también por no haber precedentes de esta selección. Excluyendo esos casos y también algunos grandes economistas que viven, mi selección incluiría, por la magnitud de sus obras y su labor difusora del pensamiento económico, en orden cronológico, comenzando por el más antiguo, a: 1) Manuel Belgrano (1770-1820), por sus cinco “memorias” del Consulado (1795-1809) y su libro Comercio (1810-’11), publicado por entregas en el Correo de Comercio. 2) Mariano Fragueiro (1795-1872), autor de El crédito público (1850). 3) Juan Bautista Alberdi (1810-1884), autor de Sistema económico y rentístico de la Confederación Argentina (1854). 4) José Antonio Terry (1846-1910), autor de La crisis, 1885-1892 (1893). 5) Silvio Gesell (1862-1930), autor de La reforma monetaria, puente hacia un Estado social (1891) y Nervus Rerum (1891). 6) Juan Bautista Justo (1865-1928), autor de Estudios sobre la moneda (1903). 7) Alejandro E. Bunge (1880-1943), autor de Riqueza y renta de la Argentina (1917) y Una nueva Argentina (1940). 8) Luis Roque Gondra (1881-1947), autor de Elementos de economía política (1933). 9) Raúl Prebisch (1901-1986), autor de Capitalismo periférico: crisis y transformación (1981), y 10) Francisco Valsecchi (1907-1992), autor de Los valores humanos en la Economía (1956) y Presencia del Estado en la vida económica (1979).

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