Dom 14.05.2006
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EL BAúL DE MANUEL

› Por Manuel Fernández López

Escuela de Ciencias Económicas

Nadie podría aseverar que las guerras o las crisis sociales son algo bueno para la humanidad. Sin embargo, en cuanto crean necesidades distintas, azuzan el ingenio y en no pocos casos ello lleva a descubrir o crear nuevas cosas o conocimientos. A la guerra le debemos el acero inoxidable. A la gran crisis iniciada en 1929 le debemos el darse cuenta de la insuficiencia del conocimiento económico entonces vigente. La economía, hasta entonces muy oronda por valerse de técnicas como las usadas en física e ingeniería, de pronto se encontró en una “vaga situación”, incapaz de ofrecer “la utilidad que la sociedad le demanda”, por usar palabras de Bernardino Rivadavia (1821). La crisis originó capítulos enteros de la ciencia económica actual, como la macroeconomía, la econometría y la teoría de la política económica, sin las cuales ningún diagnóstico o pronóstico son serios. La Universidad de Córdoba no se sustrajo a esa toma de conciencia, y en febrero de 1935 creó una Escuela de Ciencias Económicas que comenzó ofreciendo una carrera de contador público de cuatro años. Al año siguiente (22/10/36) añadió un quinto año que, con un examen de tesis final, otorgaba el diploma de Doctor en Ciencias Económicas. El 30 de diciembre de 1935 el Consejo Superior de la UNC creó el Seminario de Economía y Finanzas, semilla del actual Instituto de Economía y Finanzas. En 1939 se fundó el órgano de la Escuela, la Revista de Economía y Estadística. La incorporación de recursos humanos se hizo viable desde 1938 por la promulgación en Italia de una ley racial que impedía ocupar cargos públicos y realizar actividades docentes a descendientes de judíos. A la Argentina emigraron, entre otros, Gino Arias (1879-1940) de la R. Universidad de Roma y Camilo Viterbo. Ambos se incorporaron como docentes a la Universidad de Córdoba y fueron esenciales para colaborar con la obra fundacional de Cornejo. Arias falleció el 12 de octubre de 1940, pero alcanzó a escribir un Manual de Economía Política, en el que sintetizó su pensamiento, y cuya hija, Irene Arias (que sería luego profesora de Latín en el Colegio Nacional de Buenos Aires) se encargó de editar (segunda edición, Buenos Aires: Lajouane, 1948). Camilo Viterbo, por su parte, publicó Fundamentos de la ciencia económica moderna(Buenos Aires: Américalee, 1945), con prólogo del profesor Benjamín Cornejo, de quien pasamos a ocuparnos.

Benjamín Cornejo

Dentro de poco se conmemorará el centenario del nacimiento del profesor Benjamín Cornejo. El recuerdo se sentirá especialmente en la Universidad Nacional de Córdoba, pero también a nivel nacional. Fue creador de instituciones de enseñanza e investigación de la ciencia económica, de órganos de difusión de la misma, de la principal asociación de economistas del país, académico y autor de trabajos valiosos que introdujeron conocimientos avanzados del resto del mundo, o pusieron al alcance de los principiantes las nociones fundamentales de la ciencia económica. Había nacido en Tucumán el 1º de junio de 1906. Estudió abogacía en la Universidad de Córdoba, graduándose en 1928. El 31 de mayo de 1930 obtuvo por concurso el cargo de profesor adjunto de Economía Política. Cuando la UNC crea la Escuela de Ciencias Económicas se confió su dirección a Cornejo. Uno de sus primeros actos fue convocar al profesor Luis Roque Gondra de la UBA, a quien admiraba. El 30 de diciembre de 1935 el Consejo Superior de la UNC creó el “Seminario” de Economía y Finanzas, luego elevado a Instituto. En 1939 fundó la Revista de Economía Estadística, en la que publicó, entre otros trabajos, semblanzas de Walras (1941) y Cournot (1942), que revelaban su vocación por la Historia del Pensamiento Económico, especialidad que empezó a enseñar en 1936. En 1945 publicóLa competencia imperfecta y la teoría tradicional, obra que le situó como elprincipal estudioso argentino de la teoría de la competencia perfecta, y que mereció ser incluida por Chamberlin en la sexta edición (1948) de su Teoría de la competencia monopólica. Intervenida la UNC el 22 de octubre de 1946, Cornejo fue cesanteado poco después. Cornejo pasó a Venezuela, contratado por la Universidad Central, en las cátedras de Teoría de los Precios y de los Costos y de Teoría y Política Monetaria, en el curso 1947-48. Fue asesor técnico económico de la Cepal, para la que preparó informes entre 1953 y 1955. En 1956 recuperó sus cargos en la UNC. En 1957 fue cofundador de la Asociación Argentina de Economía Política. En 1963 sucedió a Alberto Hueyo en la Academia Nacional de Ciencias Económicas. Todavía en 1969 dejó una suerte de legado para los que quisieran o deseasen adquirir los primeros rudimentos de la ciencia económica, un Manual de economía política, escrito con Eulogio Iturrioz. Falleció el 5 de junio de 1974.

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