FINANZAS › ACUMULAN PRONOSTICOS EQUIVOCADOS Y SIGUEN PONTIFICANDO
Ultraliberales al ataque
La ortodoxia económica está en guardia. Ante las críticas que reciben desde el Gobierno se cuidan de brindar sus estimaciones sombrías. Piensan que habrá un estallido de la inflación.
Por Claudio Zlotnik
Durante los ‘90, los economistas del CEMA ocuparon cargos clave del Estado. Comandaron el Ministerio de Economía y el Banco Central. También instalaron tropa propia en los puestos técnicos de esos organismos. Desde esos lugares condujeron los destinos económicos de la década pasada. Incluso, hubo puestos estratégicos de la administración pública, como la jefatura económica del Central, que continuaron ocupados por esos cuadros aun después de que Roque Fernández y Pedro Pou, las máximas figuras del CEMA, volvieran al llano. A pesar del fracaso de sus recetas, que desembocaron en el colapso de hace dos años, algunos ideólogos del ultraliberalismo siguen dando cátedra. Arremeten contra la política económica y con la actuación del Banco Central.
La posición de uno de los referentes del CEMA, que pidió mantener su nombre en reserva, no deja margen a la duda: “aunque no lo parezca, la situación económico-financiera es explosiva”, afirmó. “El Gobierno está sentado sobre una montaña de dinamita prendiendo fósforos. Si no para, alguno va a hacer explotar el polvorín”, agregó. Esta advertencia se basa en la aparente imprudencia de Alfonso Prat Gay al intervenir en el mercado de cambios. En las últimas dos semanas, el Central adquirió un promedio diario de 40 millones de dólares para sostener la cotización lo más cerca posible de los 3 pesos.
Según el hombre del CEMA, esa política del Central pone en riesgo la situación económica. En lo que va del año, el BC utilizó 15.400 millones de pesos para comprar dólares. Una parte de esa emisión se esterilizó por la vía de las Lebac y redescuentos, entonces la expansión monetaria neta resultó de 9300 millones de pesos. De acuerdo a la visión ortodoxa, ese monto sería suficiente para alentar un salto abrupto de la inflación. Y que la causa de que no lo sea, hay que buscarla en que los bancos mantienen un excedente de liquidez por unos 11.000 millones de pesos. Según el análisis del técnico liberal, el próximo año podría haber problemas debido a que las entidades empezarían a otorgar préstamos. Entonces, la mayor circulación de dinero en el mercado sería el detonante de un salto inflacionario fuerte con riesgo de espiralizarse.
Los pronósticos sombríos de los representantes de la ortodoxia no deberían sorprender. Se repitieron sin pausa en el último par de años. Y no se detienen a pesar de que la realidad se encarga de demoler esos vaticinios: el dólar nunca llegó a los 10 pesos ni hubo hiperinflación.
Esos análisis extremos se limitarían a la anécdota si no fuera porque provocaron mucho daño. Se recuerdan las últimas pifias, pero otras descansan más lejos en la memoria. Una de ellas fue la decisión de Roque Fernández y de Pedro Pou de desprenderse de las reservas de oro del Banco Central. Fueron más de 100 toneladas. Como presumieron que el precio del metal caería prefirieron apostar por el efectivo. Un lustro más tarde, la realidad volvió a jugarles en contra: mientras el oro vendido a un promedio de 350/360 dólares la onza no para de subir, y ya roza los 410 dólares; la tasa internacional se encuentra, desde hace tiempo, en los mínimos históricos: apenas el 1 por ciento anual.