FINANZAS › PESIMISMO DE LA CITY PESE A LA FUERTE RECUPERACION
Profetas del Apocalipsis
Como si no hubiesen aprendido la lección de los últimos años, cuando sus pronósticos no se verificaron, voceros de la city siguen anunciando nubarrones. La obsesión, ahora, es la quita de la deuda.
› Por Claudio Zlotnik
Los voceros de la city suelen asustar con los peores diagnósticos. Según ellos, pareciera que siempre está a punto de pasar algo malo con la economía. Su mirada, la mayoría de las veces simplista, se reduce a que la actual bonanza se encuentra asentada sobre bases débiles. En los dos años que pasaron desde la salida de la convertibilidad, los gurúes fallaron groseramente: pronosticaron la hiperinflación, un dólar a 10 pesos y calificaron de “veranito” la recuperación económica. Pese a ese handicap en contra, ahora van por más. Volvieron a la carga con el tema que más inquieta a la comunidad financiera internacional: la reestructuración de la deuda.
Sin entrar en polémica sobre la situación económica, que por cierto invita a un debate más profundo, lo cierto es que las críticas de los voceros del establishment representan un juego de opiniones interesadas. En este caso, lograr que el Gobierno se baje de su propuesta para reestructurar la deuda y oferte algo que complazca a los acreedores. Hacen lobby para que se destrabe la situación.
Con la reestructuración no sólo está en juego la suerte de los tenedores de bonos en default. Hacen fila los grandes estudios de abogados. Y también es el negocio de los bancos, la mayoría de envergadura internacional. Los más grandes se retiraron porque creen que la operación tiene destino de fracaso por culpa de la dureza de la Casa Rosada, aunque seguramente volverían a postularse si el Gobierno cambia su estrategia y flexibiliza la postura. No es para menos: les permitiría repartirse entre 400 y 650 millones de dólares en comisiones, si se sigue el modelo de reestructuración que se hizo en Uruguay. Allí cobraron comisiones netas de entre 0,5 y 0,8 por ciento, según el grado de éxito de la operación en sus distintos tramos. Ganarían más si se toma el modelo de reformulación de los pasivos de las empresas: en esos casos están cobrando entre 1 y 2 por ciento del total.
Los presagios negativos intentan cercar al Gobierno, presionándolo para que tire la toalla y vuelva sobre sus pasos. Y mientras los gurúes vociferan con desprecio que la recuperación es un “rebote” tras la debacle y que se produce gracias al “dios soja”, en la city viven su propia fiesta. Los negocios en la plaza accionaria se duplicaron, se transan unos 80 millones de pesos diarios, aunque hay ruedas en las que ese monto trepa a los 100 millones. También se convirtieron en un boom los bonos que ajustan con la inflación (el Boden 2007 y diversos títulos que consolidaron deuda con proveedores del Estado). A pesar de la brusca caída de las tasas de interés, los depósitos continúan en ascenso, mientras que el dólar dejó de ser noticia. En este contexto disminuyó sensiblemente la huida de capitales y, por el contrario, se nota interés de los extranjeros por posicionarse en activos argentinos. Como se ve, un panorama que contrasta con el balance negativo que hacen los voceros de la city.