FINANZAS › EL REPUNTE DEL DOLAR ENCENDIO LUCES AMARILLAS
Con las defensas bajas
Las reservas son un poderoso dique ante corridas. Pero no son suficientes ante pánicos. Estos se controlan con límites cambiarios y al movimiento de capitales, restricciones que se han flexibilizado.
Por Javier Artig
En las últimas semanas, cuando pareció que el dólar se despertaba, reapareció el temor entre pequeños y medianos inversores: ¿qué pasará con el billete verde? Esa reacción espasmódica ante el movimiento de la divisa por encima de los 3 pesos por unidad revela que la actual estabilidad cambiaria no está consolidada. Si bien el Banco Central posee robustas reservas para enfrentar una eventual corrida, se sabe por experiencia que frente al pánico ese dique no es suficiente. Por lo tanto vale estar atentos a las herramientas que ha abandonado la entidad monetaria referidas al control de capitales. Más aún teniendo en cuenta que, pese a que ha disminuido su intensidad, la fuga de capitales forma parte de la idiosincrasia de la “burguesía nacional”.
En un interesante trabajo del economista Mariano Borzel, publicado en el informe monetario y financiero del Centro de Estudios Económicos y Financieros del IMFC, se afirma que, “si bien algunos analistas han venido comentado que se ha registrado un ingreso (bruto) de capitales, cabe decir que éstos no tienen aún la fuerza necesaria como para revertir la orientación a la salida de los últimos tiempos”. Menciona que la economía sigue exportando capitales en términos netos, ya sea por cancelaciones de préstamos anteriores a la debacle como por la constitución de activos externos, o sea compra de dólares. Borzel remarca que “dicha dinámica, vinculada estrechamente a la carga de la deuda externa y a las dificultades de la moneda doméstica para recuperar su función de reserva de valor, continúa profundizándose en la actualidad, al menos con las sucesivas medidas para flexibilizar el mercado cambiario y la cuenta capital”.
En relación con esta última cuestión, el Banco Central ha desmantelado casi todas las restricciones que pesaban sobre las transacciones en divisas, retomando el sendero de liberalización plena de la cuenta de capital. Aún existen algunos límites como la obligatoriedad de permanencia en el país por 180 días para las inversiones de no residentes, norma que de todas formas estaría pronto a ser eliminada. Respecto del mercado cambiario, el BC ha flexibilizado los plazos de liquidación para los exportadores y eliminado la obligatoriedad de hacerlo en la propia autoridad monetaria, aunque éstos todavía deben volcar sus divisas en el Mercado Unico y Libre de Cambios. En cuanto a la demanda, hoy se puede acceder de manera casi irrestricta a ese mercado para realizar pagos al exterior.
Para Borzel, de ese modo, el Banco Central ha retomado el sendero previo a la ruptura de 2001, demostrando que aún permanece vigente la lógica bajo la cual es pensada la inserción internacional del país. “En ello coinciden con la posición del FMI –concluye–, que brega por el desmantelamiento de todas las restricciones que rigen para la cuenta de capital”.
El riesgo de esa política es que abre otra vez la puerta para una eventual fuga de capitales ante cualquier cimbronazo local o externo. Sólo hay que estar atentos y saber que se han bajado algunas defensas.