FINANZAS › LA IMPORTANCIA DE LA BANCA PúBLICA EN EL CICLO ECONóMICO
Eficaces amortiguadores
A la banca pública la critican por su ineficiencia, según parámetros de la banca privada, pero su política crediticia atenúa los efectos de la crisis, así como también ayuda a la recuperación.
Por Javier Artig
Cada tanto aparecen embestidas sobre la banca pública, que imprescindiblemente necesita su saneamiento, lo que no implica su privatización o, como desearían varios gurkas de la city, su destrucción. La banca privada, nacional y extranjera, se muestra eficiente, sólida y comprometida con el crecimiento del país, atributos que sólo pueden apropiárselos gracias a su efectiva campaña de publicidad. La historia reciente y no tan desmiente la propiedad de esas cualidades en esas entidades. La banca pública, obviamente sin turbios manejos políticos, resulta fundamental para el desarrollo económico, tal como lo prueba la experiencia en la mayoría de los países de crecimiento sostenido.
En ese sentido es revelador cuál ha sido el comportamiento de los bancos públicos y privados para, primero, amortiguar los efectos de la crisis y, luego, ayudar a impulsar a la economía a transitar un sendero firme de recuperación. Un reciente informe del Cefid-AR, centro de estudios de la banca oficial y de la cooperativa, destaca la diferente reacción que tuvieron las entidades en materia de otorgamiento de créditos al sector privado no financiero. Esa distinta política muestra cómo esos bancos se vinculan con el ciclo económico.
En términos generales se observa –indican los economistas de esa craneoteca– que existe una correlación positiva entre la dinámica del PIB y la financiación al sector privado. Si bien éste es un comportamiento común a ambos tipos de entidades, la tendencia se acentúa claramente para el caso de los bancos privados. Mientras que en momentos de crecimiento de la economía la banca privada es más agresiva en la colocación de préstamos, en épocas de retracción se verifica un mayor nivel de cancelaciones netas, confirmando un elemento de prociclicidad significativo. En el trabajo del Cefid-AR se remarca que para el caso de la banca pública se advierte un comportamiento que, sin desligarse por completo del ciclo, se caracteriza por preservar niveles elevados de asistencia financiera, contribuyendo a atemperar la caída del PIB. En efecto, en el período recesivo previo a la crisis (1998-2001) la caída alcanza al 2,3 por ciento para la banca pública y el 9,4 para la privada. Con posterioridad a ella (período 2002-2003) se observa que el stock de préstamos al sector privado disminuye un 21,1 y 41,5 por ciento para los bancos públicos y privados, respectivamente.
Más allá de su disminución absoluta –puntualizan esos expertos– se verifica un cambio de composición en los destinos de los fondos de ambos tipos de entidades que pasaron a financiar los desequilibrios del sector público. En este punto, si bien ambos grupos de bancos incrementaron sus colocaciones en esos instrumentos, han sido los privados los más dinámicos. En relación con los aspectos crediticios relacionados con el ciclo económico, puede ser útil realizar una desagregación por segmento de destino de los créditos. El Cefid-AR afirma que se puede indicar una menor volatilidad de la banca pública respecto de la privada, tanto para las empresas como para los individuos. Además se destaca la menor caída del stock de los préstamos a las empresas por parte de la banca pública en el año 2002 (-31,7 por ciento), con relación a la evidenciada por la privada (-55,6).
La banca pública, en última instancia, no alimenta en exceso los auges, no acelera las recesiones y ayuda a la recuperación económica. ¿No es ese un atributo excepcional?