FINANZAS › LOS ESCENARIOS DE LA ECONOMIA POSDEFAULT
La renegociación de la deuda en default significará la pesificación del 40 por ciento de la deuda pública. Es un hecho claramente positivo, pero conlleva desafíos.
› Por Claudio Zlotnik
La renegociación de la deuda en default desembocará en un hecho que no estaba en los cálculos de nadie: la pesificación de buena parte de los pasivos de la Argentina. El estallido de la crisis de 2001 sinceró el agotamiento de la convertibilidad y la imposibilidad de seguir alimentando la bola de nieve en que se había convertido la deuda pública. La cesación de pagos dio espacio para la renegociación que traerá algo de alivio en los giros a los acreedores, al menos mientras la economía siga creciendo. La pesificación de la deuda es un hecho positivo porque le otorga un mayor grado de autonomía al Gobierno en el tema. Pero, a la vez, impone desafíos financieros que en el Palacio de Hacienda ya vienen evaluando.
De acuerdo a los últimos datos oficiales, es posible estimar que, después de la reestructuración, entre un 40 y un 45 por ciento de la deuda argentina quedará pesificada. Siempre y cuando se cumplan las expectativas de los funcionarios de que al menos la mitad de los inversores institucionales extranjeros suscriban el Discount en pesos. Es sabido que, a priori, existe un fuerte interés en suscribir esos papeles.
El panorama luce novedoso para la Argentina, luego de que en la década del ‘90 todo el endeudamiento fue tomado en moneda dura a pesar de que existía la convertibilidad.
Se sabe que el principal atractivo de los bonos en pesos radica en la expectativa de revaluación de la moneda local que tienen los operadores. Más allá de que estas estimaciones después se cumplan, en Economía están atentos a los movimientos del mercado que podrían producirse una vez que los nuevos títulos salieran a la oferta pública.
Si se confirmara que la mitad de la emisión de Discount fuera en pesos, el equivalente a unos 9000/10.000 millones de dólares saldrían en moneda local. Serán papeles con cotización en Buenos Aires y en el resto de los mercados internacionales. Seguramente, la mayor cantidad de operaciones se realizará en Nueva York.
El foco está puesto en las transacciones de los grandes fondos internacionales. ¿Qué sucedería si, por poner un ejemplo, el fondo Fidelity decide liquidar 200 o 300 millones de dólares en títulos nominados en pesos? El monto es muy pequeño en relación al monto global de la emisión, pero suficiente para mover el tipo de cambio. Y este hipotético caso podría ser peor si las ventas de los bonos en pesos resultan masivas.
Si bien se descarta que un escenario parecido a éste ocurra en el corto plazo –por el contrario, se prevé que los grandes inversores apostarán a mantener los títulos a la espera de la revaluación del peso– en Economía piensan en medidas para morigerar los posibles sacudones.
Una de ellas tiene que ver con intervenir de manera activa en el mercado de futuros de monedas. Es una opción útil para evitar una volatilidad de la paridad cambiaria. Mientras tanto, a ese mercado podrán acudir los inversores que busquen un seguro de cambio a la vez que mantienen el bono en pesos en su cartera. En el Gobierno creen que esta es la mejor garantía de que no habrá sobresaltos en la paridad cambiaria.
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