FINANZAS › PULSEADA EN EL MERCADO POR EL VALOR DEL TIPO DE CAMBIO
El Banco Central y Economía lideran la política de mantener el dólar en un piso de 2,90 pesos. En la city no les gusta esa estrategia y sostienen que al Gobierno le será cada vez más difícil sostenerla.
› Por Claudio Zlotnik
En el propio Banco Central reconocen que están haciendo un laborioso y refinado trabajo, comparable con el que lleva adelante un “artista del cristal”. Se refieren a la sintonía fina, a la delicada tarea, que requiere mantener la cotización del dólar por encima de los 2,90 pesos. Ese desempeño conjunto entre el BC y el Ministerio de Economía es seguido con máxima atención en la city. Fondos de inversión extranjeros, compañías exportadoras líderes y también los bancos vigilan cada movimiento. Están alertas a cualquier descuido del “artista” que precipite alteraciones en el mercado cambiario.
Tanta precaución tiene una explicación: para los financistas, la actual paridad cambiaria está asentada sobre un equilibrio precario. Piensan que el Gobierno logra su objetivo de mantener un dólar alto gracias a una notable intervención en el mercado cambiario. Una estrategia que, creen, se agotará en poco tiempo. Esa idea de los operadores no es novedosa. Proclives a una mirada ortodoxa, vienen sosteniendo el mismo argumento desde hace meses. Pero lo cierto es que entre el BCRA y Economía se las arreglaron para mantener el valor del dólar a gusto de Kirchner.
En la city sostienen que, más temprano que tarde, el Gobierno tendrá que decidirse entre mantener el dólar o contener la inflación. En algunos bancos afirman que, a diferencia de lo que vino ocurriendo en los últimos dos años, el rebrote inflacionario del primer trimestre hizo sonar las alarmas. Y a diferencia de lo que pregonan los funcionarios, los operadores aseguran que existen serios riesgos de una nueva escalada de precios si el Gobierno se empecina en mantener la paridad.
Los corredores aseguran que las próximas semanas serán claves. Algunos presumen que el fallo a favor de Argentina de la Cámara de Nueva York que permitirá el cierre formal del canje podría dar vía libre a un fuerte ingreso de dólares que irán a especular en el mercado financiero.
Lo que ocurre en Brasil también es interpretado como una presión adicional sobre el tipo de cambio. En el país vecino, el dólar se encuentra en el nivel más bajo de los últimos tres años, en torno de 2,46 reales. El razonamiento que prevalece en las veinte manzanas del microcentro es que así como se hizo imposible mantener el uno a uno mientras las principales monedas se debilitaban contra el billete verde, ahora tampoco es sostenible una fortaleza que el dólar no muestra ni siquiera entre los países vecinos.
En contra de esas expectativas, en los despachos oficiales se muestran confiados. Aunque también es cierto que algunos técnicos del Banco Central piensan como los banqueros. En Economía afirman que el tipo de cambio real se ajustará al ritmo de la inflación, sin necesidad de que caiga el valor nominal. Y advierten que en agosto del año pasado, cuando en la city también se exacerbaron las presiones cambiarias, les ganaron la pulseada a los operadores.
Como en aquel momento ahora también se va recalentando el ambiente. Desde ambos lados se preparan para la nueva pulseada. Algunos esperan que, en medio de la tensión, los cristales salten por los aires.
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