FINANZAS › FINANZAS | PERSPECTIVAS DE LA TASA INTERNACIONAL Y EVOLUCION DEL DOLAR
El alza del dólar en la plaza local se debe a movimientos especulativos de fondos de inversión ante el horizonte de suba de la tasa internacional. Casi nadie espera una turbulencia cambiaria.
Resulta interesante seguir de cerca el comportamiento de los mercados financieros. El movimiento de algunos grandes operadores es imitado por otros, y cuando la tendencia se hace masiva da lugar a distorsiones. No habría inconvenientes si esas conductas se agotaran en sí mismas dando lugar a ganadores y perdedores dentro mismo del club de los financistas. El problema aparece cuando estos flujos y reflujos de capitales especulativos golpean sobre el resto de la economía.
La trepada del dólar de los últimos días estuvo relacionada con los humores de los financistas. La salida de capitales se exacerbó a comienzos de la semana, no bien se supo que Ben Bernanke sucederá a Alan Greenspan al frente de la Reserva Federal (banca central estadounidense).
La lectura inmediata que hicieron los operadores fue que, por su proximidad con George Bush, el designado presidente de la FED sería más contemplativo con la inflación, en momentos en que, en Estados Unidos, se espera un recalentamiento de los precios. Inmediatamente se evidenció una suba de la tasa implícita de los bonos a 10 años del Tesoro estadounidense, que llegó a 4,60 por ciento anual. Esa reacción potenció la fuga de capitales desde los emergentes. En la Argentina se verificó en una mayor demanda de billetes verdes, incluso de empresas que salieron a cubrir posiciones, lo que hizo escalar la cotización del dólar.
En rigor, no habría motivos para suponer que Bernanke será flexible con la política monetaria. Una revisión de sus discursos como gobernador de la Reserva Federal (lo fue entre 2002 y este año) lo muestra con idénticas posiciones a las de Greenspan. Es decir, está a favor de continuar con la tendencia alcista de la tasa de corto plazo.
Bernanke asumirá en febrero, pero como presidente designado asistirá, pasado mañana, a un nuevo ajuste de la tasa internacional. Está descontado que la FED elevará el costo del dinero otro cuarto de punto, al 4 por ciento anual. Y los financistas apuestan a que Greenspan se despedirá llevándola al 4,5 por ciento.
Parece inevitable que la suba de la tasa en Estados Unidos termine por modificar el escenario financiero internacional. Ese aumento en el costo del dinero encarecerá el financiamiento de la Argentina para cumplir con los compromisos de la deuda. También se espera, si no una reversión, una sensible disminución en el ingreso de capitales.
Sin embargo, este hecho no debería encender luces de alarma. De acuerdo con el último Informe de Inflación del Banco Central, la Argentina se encuentra mucho mejor preparada que durante la convertibilidad para enfrentar estos cambios. Incluso, en ese documento oficial se asegura que los precios de los commodities continuarán en niveles elevados durante el 2006.
Quiere decir que, más allá de todo, el nuevo escenario no debería alarmar ya que hoy nada indica que sea la puerta de entrada hacia una nueva crisis. Eso no implica que en el complejo mundo de los negocios financieros haya sacudidas, como las de la última semana ante la hipótesis de que Bernanke sería más blando que Greenspan. El problema es cuando estos matices sirven como excusa para agitar viejos fantasmas. Como, por ejemplo, el de la inflación.
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