El relevo de Roberto Lavagna conmocionó a los financistas. No porque el ex ministro fuera el preferido de los operadores, sino más bien porque en su reemplazo llegó una ministra que, por su trayectoria, aparece como más heterodoxa que su antecesor. Lo más probable es que Felisa Miceli mantenga una relación todavía más distante con los corredores de la city. En este contexto, acciones y títulos públicos registraron fuertes caídas en las horas posteriores al recambio. Tendencia que se aplacó no bien la flamante ministra dio a conocer que en su equipo de colaboradores había un lugar para un hombre de pasado polémico, Alfredo Mac Laughlin, un viejo conocido en el microcentro porteño. Y nada menos que ocupando la estratégica Secretaría de Finanzas.

Para los financistas, Mac Laughlin es un amigo de la casa. Venía de ocupar un lugar en el consejo directivo de la Bolsa. Y tiene un currículum estrechamente ligado a la city. Fue asesor de Domingo Cavallo en los inicios de la convertibilidad y trabajó al lado de Daniel Marx y de Joaquín Cottani, ambos ex negociadores de la deuda en aquella época. También fue testigo de parte en la demanda que una empresa estadounidense le entabló a la Argentina ante los tribunales del Ciadi. Ahora el Congreso investiga si, además, Mac Laughlin cobra una jubilación de privilegio.

En el microcentro festejaron la designación del funcionario. Los operadores se llevaban mal con Guillermo Nielsen, su antecesor. No porque difirieran demasiado con su concepción de la economía. Pero la figura del ex secretario se fue desgastando al ritmo de la renegociación de la deuda y la actitud soberbia que a veces mostraba. Desde los bancos castigaban a Nielsen descalificando sus conocimientos sobre finanzas.

Con Mac Laughlin, piensan ahora, será otra cosa. Creen que se manejarán otros códigos. Que justo llega en momentos en que se empezarán a jugar cosas importantes en los negocios financieros.

Antes de que termine este mes, Economía tendrá que decidir si completa la recompra de la deuda que Lavagna dejó a mitad de camino, aunque la iniciativa podría postergarse hasta marzo. Quedan por comprar alrededor de 200 millones de dólares en títulos de la deuda. El ex ministro se negó a pagar por esos bonos los precios altos que le propuso el mercado. ¿Cuál será la estrategia que recomiende Mac Laughlin?

Es muy probable que en las próximas semanas también haya que decidir de qué manera se van cubriendo las necesidades financieras. Desde la city fueron muy críticos con Nielsen y con el ex ministro cuando declararon desierta una colocación de Boden 2018 por considerarla cara, pero que debieron finalmente concretarla algunas semanas después a ese mismo precio.

Algunos en el microcentro piensan que Mac Laughlin será menos confrontativo con los operadores. Y que aceptaría emitir bonos, convalidando eventualmente tasas más altas, con tal de enviar una señal al Fondo Monetario de que la Argentina tiene acceso al mercado de capitales sin necesidad de un rápido acuerdo con el organismo. ¿Qué hará Mac Laughlin? ¿Tomará distancia de viejos amigos?