FINANZAS › REACCION DE LA CITY LUEGO DEL NO PAGO AL BANCO MUNDIAL
Se viene una pulseada
Si bien la mayoría de los financistas manifestaba que no había que utilizar las reservas si no se firmaba un acuerdo con el FMI, ahora que se cuidaron los dólares adelantan tensiones en la plaza cambiaria.
Por Claudio Zlotnik
La decisión del Gobierno de dejar impago un vencimiento de deuda con el Banco Mundial podría calificarse de distintas formas, según la posición desde donde se analiza esa medida. Pudo haber sido un acto justo, en medio del endurecimiento del FMI. Quizás también atrevido y arriesgado. Puede pensarse en una jugada política audaz, de ésas que faltaron en los últimos años. Desde un lado más conservador podría argumentarse una desprolijidad y hasta una provocación a los centros de poder. Todo un desafío que, en teoría, le costará caro a la Argentina. Más allá de las razones que tenga cada postura, hay algo cierto: en la City empezó una pulseada. De un lado están los financistas desconfiados de la actual estabilidad. Del otro, el propio Gobierno con Roberto Lavagna como su principal referente.
Antes del incumplimiento había consenso entre los operadores: la Argentina debería cuidar al máximo sus reservas y no pagar sin sellar previamente el acuerdo con el Fondo. Pero en el microcentro cuentan los negocios, y no bien el ministro anunció el default los operadores más importantes del mercado —bancos, empresas grandes y medianas, importadores y exportadores— se lanzaron raudos a comprar dólares para poner bajo refugio seguro sus patrimonios. Lo más probable es que esta intención se mantenga en las próximas semanas, generando tensión en el mercado cambiario. Pero el Gobierno tiene fortaleza para resistir.
Su principal bastión son las reservas del Banco Central. En ese sentido, el BC ya demostró que puede mantener el dólar a 3,60/3,70 pesos con 8900 millones de dólares de reservas. Ese fue el nivel mínimo que tuvo en medio de la corrida. Ahora tiene casi 1000 millones más que ese piso. Más allá del lógico incremento de la demanda de divisas tras el nuevo fracaso en las negociaciones con el FMI, ¿algún operador se atrevería a apostar en contra del Central? Pareciera claro que hay muchos dólares para defender el tipo de cambio actual.
No obstante, esa afirmación también es relativa. El veranito financiero se armó en base a la certeza de que se había detenido la caída en picada de la economía. Si, por alguna razón, las expectativas cambian drásticamente, existe peligro de un nuevo desmoronamiento. Volverán a fugarse los fondos de los bancos y a subir las tasas de interés. En ese escenario, el dólar se convertiría en la opción más deseada y su precio se dispararía. Una película ya conocida en medio de la crisis.
La nueva pulseada ya empezó. Será cuestión de esperar unas cuantas jornadas para saber si el Gobierno logra ganarla y así mantener el orden.