El nuevo régimen de control y fiscalización de la AFIP para la compraventa de divisas presentó en los primeros días algunas complicaciones. Estas se fueron corrigiendo con el transcurso de los días. Para esta semana se prevé que se normalice la operatoria cambiaria. Hubo un reducido nivel de rechazo a operaciones pese a las alarmas encendidas en grandes medios.

La circular con el flamante sistema se publicó el lunes pasado. Como era de prever, la puesta a punto del software en las entidades demoró un par de días hasta adaptarse a los nuevos requerimientos. El protocolo de consultas además se vio desbordado por la cantidad de curiosos que navegaron la página web de la administración federal para cerciorarse de que estaban en condiciones de comprar divisas o simplemente para ver cómo funcionaba el sistema. Según reconocieron las principales casas de cambio y bancos del microcentro porteño, al menos tres de cada diez consultas en las entidades tenían sólo fines informativos y no para adquirir moneda extranjera. La psicosis fue mermando con el transcurrir de los días y eso también favoreció la fluidez del sistema.

Desde distintos medios también se hizo un show mediático sobre la supuesta imposibilidad de adquirir dólares, buscando acrecentar el miedo entre la gente, con el objetivo de forzar una corrida contra el peso. Así pudo verse una ventanilla improvisada en un canal periodístico, en el cual se simuló la denegación del permiso para la operación ante el pedido de un jubilado y un trabajador, con sus “papeles en regla”.

La compraventa de divisas no está vedada para quienes tienen capacidad de demostrar el origen de los fondos. Tampoco existen restricciones en el monto que puede adquirirse, siempre y cuando la capacidad económica de la persona o la empresa sea suficiente. Es así que se realizaron operaciones por parte de empresas por hasta 500.000 dólares, sin trabas del ente recaudador ni del Banco Central. El titular de la AFIP, Ricardo Echegaray, explicó que la capacidad de compra está definida por el “excedente de ingresos declarados luego de realizar sus gastos o ventas, en el caso de empresas”. Los fondos que provengan de actividades informales no serán tenidos en cuenta a la hora de determinar las posibilidades de compra de divisa. La información se recaba a partir de distintas declaraciones que realizan los contribuyentes y de datos que suministran terceros, como los consumos con tarjetas de crédito y débito o las cuotas de los colegios privados o los viajes al exterior que realiza cada persona, entre otras fuentes.

El resultado, una vez que el sistema se mostró más aceitado, fue un nivel de rechazo por inconsistencias sobre consultas genuinas de entre 1,5 y 2,5 por ciento. El volumen de solicitudes se estabilizó en la segunda mitad de la semana en los 20.000 registros, según datos proporcionados por la AFIP. Quien crea que el sistema haya calculado mal su patrimonio puede hacer una presentación ante el ente recaudador con aquellos bienes e ingresos que no estén contemplados

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