FINANZAS › EL BANCO CENTRAL Y LAS OPCIONES DE POLITICA CAMBIARIA
El dólar en su laberinto
Habiendo firmado con el Fondo, la discusión ahora es dónde frenar el dólar. Ortodoxos y nacionalistas, y sus distintas teorías sobre el verdadero origen del riesgo inflacionario argentino.
› Por Claudio Zlotnik
Si antes del acuerdo con el Fondo la caída del dólar era el tema que desvelaba al Banco Central, ahora –que aquel objetivo se cumplió– la tendencia a la baja del tipo de cambio debería consolidarse y el BC plantearse cuál es la mejor estrategia de política monetaria. Al respecto, en la city y en los despachos oficiales ya se abrió una discusión: ¿vale la pena dejar caer la cotización del dólar? ¿Es necesariamente pernicioso adquirir las divisas de los exportadores con emisión de pesos? ¿Cuál debería ser la paridad de equilibrio?
Al respecto, Alfonso Prat Gay tendrá que decidir entre la visión monetarista que impulsan los sectores más ortodoxos y otra, a la que incluso adhieren algunos miembros del propio directorio del Banco Central, que impulsa una férrea defensa de la moneda nacional, impidiendo una caída ficticia del dólar pero aprovechando esa tendencia bajista para que sea la propia entidad monetaria la que establezca el tipo de cambio de equilibrio. Según esta óptica, el Central podría emitir pesos para quedarse con el superávit comercial sin temor a un brote inflacionario. Incluso, esta política de expansión monetaria sería la base de una recuperación económica mucho más notable que la actual.
Los adherentes a esta segunda alternativa argumentan que los procesos inflacionarios en la Argentina nunca se explicaron por una expansión monetaria. Que, para el caso argentino, esa prevención es de manual, más teórica que práctica. Y sí, en cambio, los aumentos de precios se dan por el funcionamiento de mercados imperfectos, donde la ausencia de competencia da lugar a una inflación injustificada e indiscriminada. Para ellos, la emisión monetaria, en cuanto tenga respaldo por el ingreso de divisas, tiene un impacto marginal sobre los precios.
Del otro lado, desde la ortodoxia, se advierte que si el Banco Central osara quedarse con una gran parte de los 16.000 millones de dólares de superávit comercial previstos para este año, el salto inflacionario sería inevitable. Habría una explosión de precios que podría tornarse inmanejable, aun cuando se logre una esterilización parcial de pesos con el lanzamiento de Letras (Lebac).
Hasta ahora, Prat Gay probó con el levantamiento de algunos controles cambiarios. E irá por más, aunque esta estrategia le está jugando en contra de su interés y el de Roberto Lavagna por mantener un dólar alto y estabilizado. Habrá que ver qué decide en las próximas semanas si el tipo de cambio tampoco resiste la banda de 3,30/3,40 pesos y sigue hacia abajo. ¿Será fiel a la letra del manual o dará curso a medidas más heterodoxas?