El presidente de España, Mariano Rajoy, mantuvo una serie de encuentros diplomáticos con pares de la Eurozona para preparar el terreno a un próximo pedido de fondos frescos. En octubre, el Tesoro español enfrenta vencimientos de deuda por 30.000 millones de euros. La política de ajuste que lleva adelante para reducir el gasto, como condición para obtener un rescate financiero de parte de los organismos de crédito, aleja cada vez más la puerta de salida de la crisis. El ajuste y el creciente endeudamiento –una película conocida en la Argentina– están impactando en las expectativas de los inversores. La última semana se conocieron cifras record de caída de depósitos y de salidas de capitales del país.

El gobierno conservador de Rajoy prevé reducir en 102.000 millones de euros su déficit presupuestario mediante un esfuerzo de austeridad resistido por la mayoría de los españoles, mientras la banca aguarda por un paquete de ayuda de 100.000 millones. Además de desincentivar factores expansivos que alienten el crecimiento de la actividad económica, esa política tampoco alcanza a convencer a los inversores. Desde principio de julio pasado, el mercado español contabiliza un fuerte retiro de capitales por parte de fondos institucionales extranjeros, fuga que está siendo compensada por los préstamos del Banco Central Europeo (BCE) a la banca española.

La salida de capitales aumentó su ritmo en junio hasta alcanzar una cifra de 219.817,4 millones de euros en la primera mitad del año. Sólo en junio la fuga fue de 56.631,5 millones de euros, según datos del Banco de España. La salida neta en los primeros seis meses equivale a casi un 22 por ciento del Producto Interno Bruto del país. A julio la fuga ascendió a 315.600 millones de euros.

En cuanto a depósitos, las colocaciones del sector privado en bancos españoles sumaron en julio último –última cifra disponible– un total de 1,508 billón de euros, lo que representa una caída mensual del 4,6 por ciento, equivalente al retiro de 74.228 millones de euros. Esto es la mayor salida de depósitos privados de las entidades españolas desde septiembre de 1997, representa el cuarto descenso mensual consecutivo y sitúa en su nivel más bajo desde mayo de 2008. De hecho, el retiro de depósitos en julio supone más del doble del anterior record (mayo de este año). La caída se da a pesar de que el gobierno limitó a los ciudadanos el uso de dinero efectivo en determinadas transacciones.

La actividad económica española, en tanto, fuertemente vinculada con los servicios, sigue exhibiendo enormes déficit de cuenta corriente, los cuales están siendo reducidos por restricciones a las compras externas.

El déficit por cuenta corriente de junio se ubicó en 257,2 millones de euros, mientras que la cuenta capital, que incluye las transferencias de la Unión Europea, registró un superávit 712,2 millones.

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