Por Claudio Zlotnik

El dólar clavado cerca de los tres pesos modificó los negocios en la city. Los financistas no tuvieron otra alternativa que adaptarse al escenario de un tipo de cambio relativamente estable. En el microcentro ya no se forman interminables colas frente a los bancos y casas de cambio, y no hay histeria colectiva. Esto no implica que se haya terminado la especulación. La bicicleta financiera hace furor y deja ganancias en dólares muy elevadas con un riesgo bajísimo.
La clave de esos negocios pasa por los jugosos rendimientos de las tasas de interés. El Banco Central inició una ofensiva para abaratar el costo del dinero, ahora que renegoció la meta monetaria con el Fondo Monetario y que le permitirá emitir más pesos. De todos modos, el juego de los operadores sigue delante. La jugada de moda en la city es la siguiente: se hace un plazo fijo y, al mismo tiempo, se compran dólares en el mercado de futuros para la misma fecha de vencimiento del depósito con el objetivo de asegurarse el valor de la moneda estadounidense. La clave de la ganancia radica en que, transcurrido el período, el tipo de cambio siga estable. Así, la renta obtenida con el plazo fijo habrá sido muy alta en términos de dólar.
Un ejemplo de lo que ocurre estos días, con los valores de cierre de la última semana: un inversor vende 10.000 dólares por los que obtiene 29.200 pesos; coloca este dinero en un plazo fijo a fin de mayo al 25 por ciento anual, tasa de interés promedio del sistema; en forma simultánea adquiere 10.000 dólares futuro, también para fin de mayo, a 2,98 pesos. Para concretar la operación necesita 20 por ciento en efectivo para depositar como garantía en la sociedad de Bolsa con la que operó. Transcurrido el plazo convenido se le habrán acreditado 940 pesos en el plazo fijo. En total ahora posee 30.140 pesos. Pero como debe abonar 29.800 pesos por los 10.000 dólares comprados en el mercado de futuros le quedan 340 pesos de ganancia pura, con los que podrá comprar más billetes verdes en el mercado. O sea, la inversión le rindió un 9 por ciento anual en dólares. Una rentabilidad jugosa en la Argentina del tipo de cambio estable y baja inflación. Si los mismos 10.000 dólares los colocara en un banco fuera del país obtendría un rendimiento de tan sólo el 1 por ciento anual.
Ese fue el caso de un financista precavido que no quiso correr ningún riesgo de un eventual salto del tipo de cambio en medio del proceso electoral. Uno más aventurero quizás lleve el dinero a un banco sin asegurarse un tipo de cambio determinado. Aquellos que hicieron esta apuesta en los últimos meses fueron ganadores. La cuestión es saber que esta bicicleta de ganancias fáciles puede terminar volando por los aires, como ocurrió tantas otras veces.