FINANZAS › BALANCE FINANCIERO Y BURSáTIL 2013
Los papeles empresarios fueron los activos que más subieron en el año y luego le siguieron los títulos públicos. El dólar continuó siendo el termómetro del mercado pese a que no lideró el ranking de inversiones.
› Por Cristian Carrillo
Si bien el comportamiento del dólar continúa acaparando la atención en medios y analistas de la city, la crema del negocio financiero se mantuvo lejos –aunque no al margen– de la cotización del billete verde. El mercado de acciones fue la mejor opción entre las inversiones tradicionales de 2013, con rentabilidades que permitieron más que triplicar el capital. Las especulaciones sobre ajustes de tarifas en el sector energético, el retraso en los precios de los papeles bancarios y la mejora en el perfil de algunas empresas –como YPF– apuntalaron esa opción inversora. En títulos públicos el año fue menos generoso. La pelea con los fondos buitre, que aún se mantiene sin definición, redujo su potencial. A fines de año, el Banco Central aceleró la devaluación del peso. La variación del tipo de cambio fue una suba de 32 por ciento.
Acciones. El índice Merval se ubicó segundo en rendimiento en dólares con respecto a las principales plazas internacionales, sólo superado por la Bolsa de Caracas. Según datos del Instituto Argentino de Mercado de Capitales (IAMC), las acciones líderes rindieron en promedio un 40 por ciento en dólares. Le siguieron el tecnológico Nasdaq (37,9 por ciento) y el de Nikkei de Tokio (27,9 por ciento). La mejora en el indicador local se sustentó en la suba de las acciones bancarias, con alto volumen de negocios en la Bolsa porteña. Los bancos acumulan casi una década de abultadas ganancias, que los posicionó por encima de sus pares de la región. Las compras sobre este sector provinieron de inversores extranjeros. Estos deciden luego de comparar sus activos en cartera de distintos países a partir del indicador price earning: relación entre el precio de la acción y los beneficios de una empresa. Las acciones del sector bancario en el país registran un ratio de cinco, mientras que en Brasil supera el diez. El resultado fue una suba acumulada de hasta más de ciento por ciento.
Otro sector que apuntaló el índice fue el energético. Durante todo el año hubo especulaciones sobre un ajuste en las tarifas. Las acciones de Edenor se convirtieron entonces en la vedette del año, con una ganancia de 265,7 por ciento anual. El segundo papel en importancia fue YPF, debido a la mejora en sus indicadores operativos y el refuerzo que implica los acuerdos con otras petroleras para Vaca Muerta y la negociación con Repsol por la expropiación del 51 por ciento del paquete accionario de la empresa estatal. Las acciones de YPF ganaron 189,5 por ciento y detrás se encolumnaron empresas vinculadas con la actividad, como Siderar (108,4 por ciento). Telecom, con un alza de 104,7 por ciento, fue elegida por el crecimiento de la firma y la recompra anticipada de acciones por parte de la propia firma.
Bonos. Los títulos públicos operaron con firmeza, aunque el ruido que generó el litigio con los fondos buitre hizo que primara la cautela entre los inversores. En este segmento, las recomendaciones se focalizaron en los cupones atados a la marcha de la economía. La fiebre del dólar apalancó las emisiones en esa moneda por sobre las series nominadas en pesos. El promedio de bonos cortos –con vencimientos cercanos– en dólares mejoraron 43,3 por ciento medidos en pesos, mientras que en el caso de los más largos, la ganancia fue de 54,2 por ciento. Entre los bonos en pesos, el alza fue de 16,1 por ciento para el promedio de papeles de corto plazo y 43,3 por ciento para los de largo.
Dólar. La negociación con la divisa fue la que evidenció mayor volatilidad durante el año. Las especulaciones sobre un ajuste abrupto del tipo de cambio luego de las elecciones legislativas acrecentaron las operaciones en el segmento informal y el precio del dólar paralelo se disparó a 10,50 pesos. Actualmente se estabilizó en 9,75-9,90 pesos. La cotización oficial se apreció a 6,50 pesos, con un alza de 32,1 por ciento. Pero, si se toma en cuenta la retención del 35 por ciento para gastos con tarjeta de crédito en el exterior y adquisición de moneda extranjera para turismo (se ubica en 8,77 pesos), la brecha respecto del dólar paralelo se redujo a un 12,1 por ciento.
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