La fuerte apreciación del dólar a nivel internacional está impactando directa e indirectamente –vía precios de los commodities– en las monedas de la región. En lo que va del año el Banco Central convalidó una suba, a cuentagotas pero constante (de un centavo diario), del billete verde hasta los 8,605 pesos en un contexto de incremento estacional de la demanda de moneda extranjera. Si bien las autoridades descartaron una devaluación de la moneda como la que se aplicó en enero del año pasado para darle competitividad a la economía, todo parece indicar que se evitará cualquier atraso. En ese sentido, el foco, según fuentes oficiales, estará en el desempeño del real, moneda del principal socio comercial argentino. La divisa brasileña superó esta semana la barrera de 2,70 unidades por dólar, ubicándose en su menor valor en los últimos nueve años.

El real se depreció el año pasado 13 por ciento con respecto al dólar y la tendencia a la baja se mantiene. El desplome se acentuó luego de que el Banco Central de Brasil reportara una contracción inesperada en su economía durante octubre. La economía brasileña permanece débil desde 2011 producto de la crisis global. La demanda mundial de las materias primas del país se enfrió, la inflación permanece alta y el apoyo de la comunidad financiera fue retirado en castigo a un nuevo mandato de Dilma Rousseff, pese a que su gobierno prometió limitar el gasto público y aumentar impuestos para controlar mejor la inflación y recuperar la confianza de los inversores. Pero un menor gasto público podría desacelerar aún más su economía.

La balanza comercial brasileña finalizó el año pasado con déficit por primera vez desde 1999. El rojo fue de 3930 millones de dólares, según informó esta semana el Ministerio de Desarrollo, Industria y Comercio Exterior. El reporte oficial también dio cuenta de una fuerte caída en las ventas de manufacturas, a partir de una clara primarización de sus exportaciones. El saldo negativo del año pasado supera incluso el rojo de 1288 millones de dólares registrado en 1999. La principal caída en las ventas al exterior correspondió a manufacturas (13,7 por ciento) y el rubro con menor retroceso fue productos básicos (3,1 por ciento). Esta semana también se informó una caída en la venta de autos en Brasil, del 7,2 por ciento interanual, la mayor de los últimos doce años.

El dato adquiere relevancia si se tiene en cuenta que las terminales nacionales exportan ocho de cada diez autos al mercado brasileño. En 2014 el comercio de Argentina con Brasil mostró una sensible retracción y una caída en el déficit. El comercio con Brasil mostró en 2014 una contracción del 27,2 por ciento respecto de 2013, con un intercambio de bienes por 28.427 millones de dólares, y –en ese marco– Argentina registró una sustancial reducción del déficit, que cerró el año con un rojo de 141 millones de dólares. La menor actividad económica en Brasil fue el motivo de la merma de las exportaciones argentinas hacia su principal socio comercial.

Para sortear esta coyuntura, la autoridad monetaria brasileña ensayó una depreciación del real, lo que comienza a empujar a la Argentina a acoplar la suerte del peso. El peso del real en la canasta de monedas que integran el índice de tipo de cambio multilateral, el que se usa para conocer la competitividad real de la economía, asciende a 35,9 por ciento. El de mayor ponderación, seguido por el dólar y el euro. El último dato (noviembre) refleja que el peso se depreció frente a las tres monedas: dólar (34,6 por ciento), euro (22,6) y real (23,9) respecto de diciembre de 2013. El economista Ricardo Aronskind dijo a este suplemento que la competitividad este año no habrá que buscarla por tipo de cambio sino por una eficiente administración del comercio exterior. La caída de las compras argentinas desde Brasil afectó seriamente su economía. “Dentro de ciertos límites el comercio bilateral con Brasil no depende del tipo de cambio sino de la actividad económica en ambos lados. Hoy nos importa más que Brasil tenga una política expansiva en varias ramas”, explicó el economista.

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