FINANZAS › ALZA DE LA TASA DE INTERéS EN UN MERCADO CAMBIARIO IRREGULAR
El Gobierno festeja la estabilidad del tipo de cambio luego de la fortísima devaluación, pero la plaza cambiaria se ha desarrollado sin la participación a pleno de los los principales jugadores del mercado.
› Por Cristian Carrillo
Para sostener el levantamiento de las restricciones a la compra de moneda extranjera, el Gobierno abrió la puerta a una bicicleta financiera que amenaza con enfriar la actividad económica. La ficción de mostrar una sobreoferta de divisas frente a una demanda supuestamente desinteresada en conseguirlos está generando un alto costo para el Estado nacional. La oferta aumentó levemente a partir de una mayor liquidación de las aceiteras, pese a ser menor al compromiso de 400 millones de dólares diarios, y del desarme de cartera dolarizada de los bancos, pero apenas alcanza a abastecer a un mercado que opera a media máquina. Si bien creció, la demanda minorista es acotada ante la opción de aprovechar la suba de las tasas de interés, mientras que los principales demandantes, los importadores, no compran debido a que todavía se están readecuando a los nuevos valores. En ese escenario, el gobierno muestra como logro la baja en la cotización.
Tras el salto devaluatorio de la semana anterior, la cotización del dólar se estabilizó –con una leve baja– en valores cercanos a 13,50 pesos, medio peso por debajo del cierre de siete días atrás. El uso del publicitado mercado que establece sus propios precios de equilibrio se contrapone con una intervención directa el Banco Nación que a través de su oferta le fija los precios al resto de los bancos. No obstante, la demanda potencial todavía no aparece y le permite al Banco Central mantenerse al margen de la operatoria diaria.
La ausencia oficial pudo sostenerse en un mercado con restricciones no formales. El pequeño impulso en la oferta provino de las cerealeras, que liquidaron a un ritmo cercano a los 100 millones diarios, una cuarta parte de lo comprometido, pero siete veces más que lo ingresado en la última etapa del kirchnerismo. Para acordar este desembolso, el gobierno les otorgó la eliminación de retenciones a la venta de granos –con excepción de la soja que bajó del 35 al 30 por ciento– y una devaluación de la moneda superior al 30 por ciento. Esto implica un costo de recaudación para el Estado de 60.000 millones de pesos que se embolsarán unos 70.000 grandes productores. La otra parte de esta incipiente oferta provino de los bancos que deshicieron la semana pasada –por disposición del Central– sus tenencias en dólares futuros y físicos cuando el tipo de cambio se ubicó en los 14 pesos y que luego las recompraron hasta el miércoles último aprovechando la baja.
Del otro lado del mostrador, las compras minoristas, que crecieron levemente, siguen siendo casi la única demanda atendida y compensada por dicho ingreso de divisas, lo que coincide con los bajos niveles negociados y con reservas que escalan a cuentagotas. El objetivo es mostrar que existe un libre acceso a la moneda extranjera, aunque la medida para bajar la demanda potencial fue una suba de tasas que podría enfriar la economía. El aumento en la tasa testigo de la semana pasada se trasladó, como era de esperar, de manera desigual entre los costos crediticios y los rendimientos de los plazos fijos. La suba estuvo acompañada de una desregulación de las tasas y los bancos trasladaron la suba de 11 puntos del Central a apenas 2 o 3 puntos en las tasas de plazos fijos, pero lo hicieron entre 7 y 10 puntos en los costos crediticios, complicando el financiamiento pyme.
La bicicleta se mantiene en equilibrio mientras los importadores siguen sin normalizar su situación. Manteniendo la calma ante la promesa de una regularización de su situación a partir de enero próximo –para el monto adeudado–, los empresarios debieron recalcular los costos ante una necesidad de dólares que ahora cuesta casi 40 por ciento más. Se trata de un sector que, cuando recupere su ritmo de solicitudes, pondrá en jaque a este mercado vulnerable. El objetivo del gobierno es patear esa prueba hasta que se efectivice el ingreso de unos 10.000 millones de dólares que pretenden de bancos extranjeros y la colocación de deuda. Esta semana el Central convirtió en dólares los yuanes provenientes del swap acordado con el Banco Popular de China. Si bien esa medida no tiene impacto en reservas, el gobierno se aseguró la liquidez para enfrentar una demanda en crecimiento hasta que arriben los dólares que provengan del endeudamiento externo.
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