INTERNACIONALES › QUE PUEDE SIGNIFICAR UN AUMENTO DE LA TASA DE INTERES DE EE.UU.
Alan Greenspan contraataca
El presidente de la FED norteamericana volvió a hacer temblar a parte del mundo insinuando un aumento de la tasa de interés.
› Por Claudio Uriarte
El viejo mago de las finanzas estadounidenses y –por lo tanto– mundiales parece estar recuperando sus formidables poderes de antaño. O al menos en parte. La especulación de que Alan Greenspan, presidente de la Reserva Federal norteamericana, podría alzar la tasa de interés básica en junio (o bien crearla, ya que el actual 1 por ciento marca en realidad cerca del límite técnico de lo que puede ser bajada, que es del 0,75 por ciento), golpeó esta semana a las economías endeudadas, particularmente la brasileña. ¿Significa esta presunción –que apunta a un alza paulatina hacia el 2 por ciento en los próximos cinco meses– que la economía corre riesgos inflacionarios, y la Fed va a apurarse a apagar la chispa antes de que se convierta en fuego? ¿O bien apunta a una decisión de refinanciar la inédita deuda estadounidense, de más de 500.000 millones de dólares, convirtiendo al sistema financiero del país en una gigantesca aspiradora de recursos mundiales, como ocurrió en tiempos de Ronald Reagan, el verdadero mentor político de George W. Bush? Esto podría significar la diferencia entre el día (oscuro) y la noche (cerradísima) para las economías emergentes endeudadas como la argentina.
Por una parte, pareciera que la recuperación económica estadounidense va en serio. Después de generar 337.000 empleos en marzo, la cifra divulgada esta semana para abril por el Departamento del Trabajo fue de 288.000, lo que sugiere que Bush puede estar empezando a cumplir su promesa de generar 300.000 puestos de trabajo por mes (que en realidad es el mínimo que necesita la economía estadounidense para incorporar a las nuevas camadas que se incorporan al mercado laboral, sin empezar a hablar del desempleo duro que permanece entre un 5 y un 6 por ciento). Esto, de acuerdo a la vieja “curva Laffer” de tiempos del viejo actor de Hollywood, debería garantizar de por sí un alza de la recaudación impositiva, lo que a su vez ayudaría a paliar el déficit. Pero junto con la actividad económica, la inflación tiende a aumentar. Esto, en una economía para la que el año pasado se especulaba una deflación, es una buena noticia. La inflación fue leve en abril, de un 0,2 por ciento, cifra menor a la esperada y bastante inferior al 0,5 por ciento registrado en marzo. Pero, para algunos, se trata de un fenómeno que esconde el repunte de la presión inflacionaria. “Aquí la verdadera cuestión es que la inflación subyacente está aumentando”, dice John Lonsky, de Moody’s Investors Services. El índice de base (precios al consumo excluyendo alimentación y energía) aumentó 0,3 por ciento en abril y 1,8 por ciento en el último año, tras incrementos anuales de 1,2 por ciento a febrero y 1,6 por ciento a marzo. Para el economista Anthony Karidakis, de Bank One, “los precios de esta semana sugieren que el repunte en la inflación subyacente ya no puede ser ignorado”. Esto, para los consumidores, se ha traducido en abril en un alza del 0,4 por ciento de los alquileres y en el costo de la salud. En cambio, los aumentos en alimentación y energía fueron leves, lo que fue considerado anómalo por los economistas (y que seguramente se revertirá en el último rubro, después de que el petróleo alcanzara el viernes el valor más alto de su historia en el mercado estadounidense, al cotizarse en 41,56 dólares el barril, y que empieza a temerse una falta de gasolina). Por su parte, los productores tuvieron aumentos más perceptibles: los precios mayoristas aumentaron 0,7 por ciento en abril. El repunte de la inflación se explica en particular por el dinamismo de la economía, que en el primer trimestre tuvo un crecimiento del 4,2 por ciento. Los indicadores son claros: la producción industrial creció un 0,8 por ciento en abril, y las ventas de las empresas tuvieron un alza record de 2,8 por ciento en marzo. “El ritmo de aceleración de los precios en 2004 es una inquietud que debería generar un alza de 0,25 puntos en las tasas de interés en junio, dos nuevas alzas antes de fin de año”, sostiene Robert Sinche, de Citigroup. Pero, por otra parte, la Reserva Federal considera que actualmente la inflación es “baja”, lo que surge de considerar que el disparo de los precios de la energía es transitorio y que el margen de maniobra de las empresas sobre los precios de venta es débil. Y sin embargo, al mismo tiempo, Greenspan, que de oráculo parece haberse convertido en una esfinge, insinúa que subirá la tasa. De tratarse, entonces, del inicio de una operación de financiamiento de la deuda, el alza será una pésima noticia para la periferia, que no sólo deberá pagar más por los servicios de su deuda sino que quedará fuera del cuadrante de los inversores internacionales. Hay gente capaz de pensar que ésta es una buena noticia.