Dom 16.01.2005
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INTERNACIONALES › EL SECTOR TEXTIL MUNDIAL BAJO TENSION

La tela es de China

A partir del 1º de enero de este año se terminó el sistema de cuotas de importaciones de textiles de origen chino. Muchos países pobres sufrirán la pérdida de miles de puestos de trabajo.

Por Delphine Touitou
Desde Paris

Un profundo cambio tendrá la industria y el comercio textiles porque a partir del 1º de enero desaparecieron las últimas cuotas de importación, consagrando así toda la fuerza de China en el sector. Las cuotas, que durante cuarenta años canalizaron las importaciones de textiles en los países industrializados, cesaron según un acuerdo internacional aprobado hace diez años. Este cambio hace temer un derrumbe de sectores enteros de sus economías a ciertos países pobres muy dependientes del textil. Los menos desarrollados, como Mauricio y Madagascar, serán los más afectados, estiman los expertos.
Esos países, que disfrutaban de un acceso preferencial a los mercados de los países ricos gracias a esas cuotas, pueden ver sus ventajas aniquiladas por la competencia de China y la India, que disponen al mismo tiempo de materias primas, de una poderosa industria textil y de una mano de obra calificada y a bajo precio. China es ya el primer exportador de vestuario con 28 por ciento del mercado planetario contra 19 por ciento en 1995.
El choque económico y social será muy importante en los países más pobres, adelantó la Oficina Internacional del Trabajo, aunque no hizo una evaluación del impacto. “Se estima que 30 millones de empleos serán afectados. No desaparecerán, van a emigrar, de unos 150 países, hacia China”, afirmó el presidente de la Federación Internacional de los sindicatos del textil, del vestuario y del cuero, Neil Kearney. El ejecutivo aseguró que Bangladesh –al que el sector textil proporciona 95 por ciento de los ingresos de exportación– perderá un millón de empleos, es decir la mitad de la mano de obra del sector. Los empleos que se perderán serán un millón en Indonesia y 300.000 en Sri Lanka.
El efecto de la supresión de la cuotas se anuncia menos brutal en los países desarrollados que, salvo excepciones (Portugal y Grecia, en particular), anticiparon la situación abandonando los segmentos de baja calidad del mercado para centrarse en aquellos de alto valor agregado.
Según un estudio publicado en agosto por la Organización Mundial del Comercio, la parte del vestuario chino en el total de las importaciones de estos artículos a Estados Unidos debería representar 50 por ciento después del fin de las cuotas, contra 16 por ciento actualmente. La parte de México, por el contrario, caería de 10 a un 3 por ciento. En lo referente a la Unión Europea, la parte de China en las importaciones de vestuario pasaría de 18 a 29 por ciento, mientras que la de Turquía caería del 9 al 6 por ciento. India y Pakistán debería sacar provecho de la situación, pero menos que China.
Esas previsiones podrían ser atenuadas por efecto de los derechos de aduana y los acuerdos de libre comercio regionales. Por ejemplo, el Tratado de Libre Comercio de América del Norte seguirá favoreciendo a México respecto de la competencia asiática en el mercado de Estados Unidos. Hasta 2008, los países importadores podrán utilizar una cláusula de salvaguarda contra China en caso de un alza demasiado rápida de sus exportaciones.
Para responder a las inquietudes de una invasión de vestuario chino, el gigante asiático anunció el 13 de diciembre pasado que establecerá derechos de exportación a ciertas categorías de productos textiles a contar del 1º de enero. China impondrá a las empresas del país tarifas del 1,3 por ciento (como media) a la exportación de textiles durante los próximos tres años, según la Administración General de Aduanas. El organismo dio detalles sobre la medida después de que EE.UU. y la UE manifestaran su temor a que el mercado textil internacional se viera invadido por productos chinos. Las restricciones a la exportación se aplicarán a diversos productos, tales como ropa interior, de cama, abrigos, vestidos y blusas, entre otros. La Unión Europea y Estados Unidosmantuvieron este año negociaciones con China para conseguir que Pekín restringiera sus propias exportaciones. El diario oficial China Daily destacó que las tarifas “ayudarán a mejorar la estructura de las exportaciones textiles chinas y pasar de productos de bajo valor añadido a otros de mayor calidad”. China es uno de los principales exportadores de productos textiles en el mundo, donde el sector mueve cada año 350.000 millones de dólares. En 2003, China fue el primer proveedor de textiles de la UE, con un 17,5 por ciento del total de importaciones que reportaron 12.300 millones de euros, mientras que representan un 16 por ciento de las importaciones estadounidenses.
Finalmente, los grandes ganadores serán quizás los consumidores, que deberían beneficiar de una baja constante de los precios del vestuario, ya reducidos en los últimos años con la eliminación progresiva de esas mismas cuotas.

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