INTERNACIONALES › DOMINIQUE DE VILLEPIN VUELVE A LA CARGA POR IRAK
El canciller TotalFinaElf
París volvió a escena en la crisis iraquí.Pero no para condenar la guerra, sino para buscar una tajada de la torta petrolera.
Por Claudio Uriarte
La carrera de ratas por los negocios de la reconstrucción iraquí ya ha comenzado. Anteayer, el papel más destacado correspondió al canciller francés Dominique de Villepin, que fue la voz cantante del cuarteto antibélico de la ONU, que también integraron Rusia, Alemania y Siria. La estridencia de oposición a la guerra por parte de Francia nunca escondió más que petróleo: TotalFinaElf, la petrolera francesa, tenía asegurados contratos multimillonarios para desarrollar nuevos pozos de petróleo en Irak. Se habló de cantidades entre los 50.000 y 60.000 millones de dólares. Pero eso tenía una condición: la oposición irrestricta del Estado francés a una guerra norteamericana a Irak. Ahora, mientras George W. Bush se dispone a entregar las concesiones petroleras a norteamericanos solamente, el Senado estadounidense considera una lista negra que excluiría al cuarteto de Nueva York de todo contrato de reconstrucción de Irak financiado con fondos estadounidenses.
De Villepin, reunido el viernes en París con sus colegas de Alemania y Rusia, reaccionó de modo característico. “La idea de que Irak pueda ser un Eldorado, una especie de pastel que los Estados pueden repartirse, me parece contrario al sentido común y a una población y a un Estado que se encuentran hoy sometidos a una dura prueba”, argumentó el jefe de la diplomacia francesa. Pero el canciller también se mostró pragmático. No se trata sólo de conseguir un alto el fuego, dijo, sino de que los aliados anglo-norteamericanos ganen la guerra y se ocupen de la seguridad posterior en Irak. Según De Villepin, mientras duren las hostilidades y durante el tiempo necesario para garantizar la seguridad, “la responsabilidad primera (en Irak) es, naturalmente, de las fuerzas coaligadas presentes sobre el terreno”. Pero cuando esto se haya conseguido, la ONU deberá ejercer un papel central en “la reconstrucción política y económica de Irak”. La idea es transparente: los angloamericanos deben encargarse del trabajo sucio y costoso para que luego las Naciones Unidas repartan los contratos. En el léxico del canciller, Naciones Unidas quiere decir Francia, que es uno de los miembros permanentes del Consejo de Seguridad.
Es que la guerra norteamericana a Irak nunca fue por el petróleo iraquí –cuyos beneficios son infinitamente inferiores a los costos– pero el pacifismo, y ahora el multilaterlismo francés sí lo son. Hablar, después de todo, no cuesta nada. O por lo menos así era hasta ahora.