Dom 03.08.2003
cash

INTERNACIONALES › CONSECUENCIAS ECONOMICAS DE LA INVASION DE IRAK

Crisis en el Estado 51

Pasaron casi cuatro meses desde la caída de Bagdad, y económicamente la Operación Libertad Iraquí ha sido a pura pérdida. Pero eso es solamente el comienzo de una sangría deficitaria que va en aumento.

Por Claudio Uriarte
La crisis de California, el estado número 1 de la economía estadounidense, atrae comprensiblemente la atención de legos y de especialistas en estos días, pero otra crisis aún más grave está preparándose en el estado número 51: Irak. Y con una diferencia mayúscula: que, contrariamente al caso del “estado dorado”, George W. Bush no puede darse el lujo de cortarle los fondos de asistencia federales –como hizo con California, de modo de poder seguir jugando al déficit, lo que ayudó a precipitar la crisis– sino que está obligado a mantenerlos, e incluso a aumentarlos. Con cada semana que pasa, la invasión a Irak parece una inversión económicamente más temeraria, porque Estados Unidos se ha hecho cargo de un país económicamente arruinado. Quizá mejore en el futuro, pero por ahora la inversión es a pura pérdida. Y quizá Bush no disponga ni del tiempo ni del dinero para ver esas mejoras futuras.
El Pentágono ha informado en estas semanas que la ocupación de Irak cuesta más de 4000 millones de dólares por mes. Esto equivale a un déficit estadual de más de 50.000 millones de dólares anuales, alrededor de un 50 por ciento más del rojo que ha enviado a California al borde de la quiebra, y que ya se ha traducido en drásticos recortes de los servicios públicos. Pero esos 50.000 millones de dólares anuales son solamente el precio de la entrada para Estados Unidos en Irak, y no empiezan siquiera a computar lo que inevitablemente deberá afrontar en el futuro si no quiere que su operación termine en un desbande. Más de la mitad de la población iraquí está desocupada, y los sueldos de la población ocupada son miserables. El petróleo, la principal y casi única fuente de ingresos de la economía, fluye a un escuálido ritmo de 1,2 millón de barriles por día, lejos de los 2,8 de la época de oro o de los 6 millones de barriles que algunos expertos piensan que se podría llegar a extraer. El motivo es el extremo deterioro técnico de las instalaciones petroleras, para cuya reparación (u optimización) Estados Unidos deberá invertir mucho dinero antes de recuperarlo por alguna otra vía. La ruptura y privatización del monopolio estatal del petróleo, primera solución que a un norteamericano suele venírsele a la cabeza, puede funcionar en términos estrictamente económicos, pero, como también ocurre con otras partes –que además son menos productivas– de la vieja economía planificada de comando del Partido Baas, la salida economicista puede mejorar la eficiencia de la industria en sus rendimientos netos, pero al costo de provocar una disrupción aún mayor en el mercado laboral, con todos los riesgos concomitantes para la seguridad interna.
Estos son solamente los ejemplos más gruesos: Irak también necesita un ejército, una policía, una infraestructura de agua, electricidad y sanidad, y pagar una enorme deuda externa acumulada a lo largo de los años, las guerras y delirios de grandeza de Saddam Hussein. Ya EE.UU. está tratando de que la ONU ayude en la reconstrucción, sin poner al mismo tiempo al país en las manos de la ONU. Eso deja a Bush en una posición paradójica, cada vez más difícil de mantener a medida que se ahondan la crisis norteamericana y su déficit record de 455.000 millones de dólares: la de un liberal económico en los 50 estados que siempre tuvo, pero que deberá ser ultrakeynesiano y estatista si quiere mantener en sus manos al flamante estado número 51

(Versión para móviles / versión de escritorio)

© 2000-2022 www.pagina12.com.ar | República Argentina
Versión para móviles / versión de escritorio | RSS rss
Política de privacidad | Todos los Derechos Reservados
Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux