AGRO › LA PRODUCCIóN DE FRUTA Y EL NEGOCIO DEL CONCENTRADO
El mercado tiene poco jugo para vender
› Por Susana Díaz
“Ustedes viven de nuestros errores”, fue la expresión que Cash escuchó de un ingeniero agrónomo especializado en la producción de peras y manzanas, junto a los cítricos, las principales frutas de exportación de la Argentina. El destinatario del reproche era el propietario de una de las principales plantas elaboradoras de jugos concentrados del Alto Valle del Río Negro. El ingeniero tenía razón. Las peras y manzanas que, cualquiera sea la razón, no alcanzan los estándares mínimos para la exportación se destinan primero “a mercado interno” y, según la ecuación de costos, “a industria”, es decir a la elaboración de jugos concentrados. El sector juguero pudo sobrevivir y crecer aún en los momentos de tipo de cambio más desfavorable. La clave fue siempre el bajo costo que pagó por la materia prima. Por el lado de la oferta, los productores que no reconvertían el monte frutal o que, por falta de recursos financieros, no habían podido completar las tareas culturales, terminaban con su producción en industria. Vender la cosecha a los jugueros se convertía así en una manera muy precaria de recuperar costos, en todo o en parte. Para cualquier chacarero, terminar con la cosecha en industria era sinónimo de que algo había andado mal en la temporada.
Este año, gracias al fuerte aumento de la demanda para el mercado interno para la fruta que no fue posible exportar, la industria juguera se vio afectada. Se trata de un efecto secundario del aumento de las exportaciones de las frutas de primera. Así, la demanda del mercado interno absorbió una porción de la fruta que tradicionalmente se industrializaba. Los números de las exportaciones de concentrado lo delataron. De acuerdo con datos de la terminal portuaria Patagonia Norte, en los primeros diez meses del año se exportaron algo más de 44 mil toneladas de jugos, lo que significa una caída del 45 por ciento en relación con los embarques del mismo período del año anterior. Si la comparación se realiza contra el promedio exportado en los últimos diez años, la caída es del 40 por ciento. Según los exportadores de la zona, la causa debe buscarse en la menor disposición de fruta fresca. Si bien el dato es verdadero debe complementarse con lo expuesto sobre la nueva presión de la demanda interna.
Las expectativas de los jugueros para el segundo semestre del año –la cosecha se produce en enero para las peras y en torno de marzo para las manzanas– era recurrir a fruta en frío. Es decir, la guardada en cámaras frigoríficas para abastecer la demanda a lo largo del año, pero dada la demanda interna los precios no cerraron. Sin embargo, no todo está perdido. Se espera que la cosecha de 2005 sea abundante. Lo que se pueda exportar mantendrá sus valores. En el mercado interno, en cambio, los precios podrían caer. Además, más producción implica más desechos, por lo que el 2004 sólo pasará a ser un mal recuerdo. Todo ello siempre y cuando haberle reconocido a China el status de economía de mercado no se transforme en un boomerang. La potencia asiática es uno de los primeros productores mundiales de concentrados, gran parte de esta producción se realiza con materia prima importada y recibe millonarios subsidios.