AGRO › SUBA DE EXPORTACIONES, DE VENTAS AL MERCADO INTERNO Y RECUPERACION DE TAMBOS
La resurrección del sector lácteo
› Por Susana Díaz
Las exportaciones de productos lácteos entre enero y octubre superaron en volumen y divisas el total registrado a lo largo de 2003. En los diez primeros meses de 2004 sumaron, entre leches y derivados, 210 mil toneladas y 415 millones de dólares, mientras que en todo 2003 se había vendido al exterior 168 mil toneladas por 292 millones de dólares. Dentro del total, comparadas contra igual período del año anterior, las exportaciones de leche bovina registraron un aumento del 106 por ciento en divisas y del 74 por ciento en volumen, lo que indica también una clara mejora de los precios internacionales.
El sector lácteo fue uno de los tantos subsistemas productivos de base agraria que sobre el fin de la década pasada experimentaron una fuerte contracción. Vale reconocer que no sólo fue la macroeconomía lo que afectó al sector. Su comportamiento cíclico estuvo tradicionalmente ligado a la competencia con los precios agrícolas, tanto por el costo de los suplementos dietarios para los bovinos, como por la rentabilidad de las producciones sustitutas.
En este sentido, la década de los 90 parece haber sido una excepción. Si se aceptan las cifras que suministraba la Secretaría de Agricultura, hasta 1999 el sector creció a una tasa media anual del 7 por ciento. La devaluación de Brasil, por entonces el principal destino de las exportaciones, marcó un punto de inflexión. No sólo se contrajeron las ventas al exterior sino que, ante la oferta excedente, cayeron los precios internos. Las usinas lácteas resolvieron transitoriamente el problema a la manera tradicional: disminuyendo el precio pagado a los productores.
Las consecuencias no se hicieron esperar, la producción se desplomó y el sector entró en una crisis sin precedentes. Como fue descripto en su momento por Cash, se produjeron muchos cierres de establecimientos y la producción en baja se concentró. Ya en 2002, estas tendencias se vieron reforzadas por el contexto alcista de los precios internacionales de granos y oleaginosas. No sólo se encarecieron los costos de producción de una leche por la que se pagaba cada vez menos, sino que ello motivaba una mayor demanda de campos para arrendar. Muchas vacas lecheras se remataron a valor carne, mientras en muchas zonas la agricultura reemplazó a la lechería. En relación con 1999, el 2002 registró una caída de la producción del 22 por ciento.
Hoy las cosas cambiaron. Los precios relativos entre la leche y el grano se encuentran en una relación más competitiva. Ya no es necesariamente más rentable destinar campos a la producción de soja que a la lechería. Los establecimientos que quedaron en pie después de la tormenta consiguieron revertir la baja global de la producción obteniendo más leche por tambo y también por vaca, lo que evidencia una mejora global de los rodeos. Sin embargo, todavía queda un largo camino por recorrer.
Un reciente trabajo del INTA Rafaela, realizado por los ingenieros agrónomos Eduardo Comeron y Gustavo Schneider (http://www.inta.gov.ar/rafaela/info/indices/tematica/economia.htm), intenta responder a la pregunta de si, a mediano plazo, el tambo podrá competir con la agricultura. Su conclusión, tomada sobre la base de información censal de la productividad de los tambos versus la agricultura, es que se está frente a la necesidad de un cambio de paradigma productivo. El tambo podría competir contra la soja sólo si produce más de 7000 litros de leche por hectárea y por año. Hoy el 70 por ciento de los establecimientos están por debajo de ese valor. Ello implica avanzar hacia una producción láctea más intensiva, esto es, producir una mayor cantidad de litros por hectárea. Esto supone nuevos planteos alimentarios que no sólo permiten concentrar más vacas por hectárea sino liberar espacio para la agricultura. Según los autores, los tiempos de la lechería extensiva parecen haber llegado a su fin.